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Sentencia "simbólica" contra petroleras piratas
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La denuncia impráctica del gobierno, tuvo su sentencia en Río Grande, ordenando embargar cuentas y secuestrar las embarcaciones petroleras que exploran en el Mar Argentino. Imposible cumplir la sentencia judicial... En menos de dos meses, hubo sentencia firme para una causa judicial. La velocidad de la justicia, choca con una realidad ineludible: no es posible hacer cumplir a Londres o Washington la sentencia. Primero porque el embargo ordenado se realizó sobre cuentas fuera del país (sin jurisdicción); segundo porque la retención o secuestro de los buques que están en el Mar Argentino (en caso de que se ordenara a las Fuerzas Armadas a actuar), recibiría respuesta británica provocando un conflicto bélico sin sentido. Además, la juez ordenó el "cese inmediato de la exploración y explotación en territorio argentino", ¿cómo será posible cumplir la sentencia si no se utiliza la fuerza pública? ¿Y cómo se cumplirá la misma en un territorio en disputa con una potencia extranjera? La entonces Ministro de Defensa Nilda Garre y por estos días, el actual titular de la cartera de Defensa Agustín Rossi, han afirmado en más de una ocasión que no existe hipótesis de conflicto con Gran Bretaña... entonces ¿para qué se ordenan este tipo de fallos judiciales totalmente imprácticos que solo ocasionan carcajadas en el viejo continente? Advertimos en notas anteriores que se podría llegar a este ridículo, en donde una sentencia nacional, obligue a Gran Bretaña a algo que Argentina no solo no puede, sino que no quiere hacer. Y ¿por qué no quiere? Porque la denuncia solamente incluyó a empresas constituidas fuera del país, a ningún socio ni colaborador con oficinas y activos en Argentina. Y ello para evitar hacer realmente lo que aparentan ante la prensa: castigar al bolsillo inglés y defender la soberanía argentina. No hubo denuncias a ninguna de las empresas vinculadas a las petroleras que realizan actividades en nuestro país (que fueron denunciadas y notificadas por este medio de prensa al propio Daniel Filmus quien no respondió a ningún mensaje), las que si se podría haber embargado y sancionado. Se llegó al ridículo de una sentencia sin cumplimiento efectivo, que solo sirve para colgar en un cuadro o engrosar el currículum de funcionarios del poder político judicial. Mientras tanto, la soberanía de Malvinas sigue sin ser defendida como corresponde. Usada, bilipendiada como ya está acostumbrada, para animar campañas electorales, o distraer la atención, como si de un partido de fútbol se tratara. Pobre Malvinas, pobre causa nacional manoseada hasta el hartazgo.
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