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Día 13 de junio de 1917. – Después de rezar el Rosario con Jacinta y Francisco y algunas personas que estaban presentes, vimos de nuevo el reflejo de la luz que se acercaba (y que llamábamos relámpago), y en seguida a Nuestra Señora sobre la encina, todo lo mismo que en Mayo. – ¿Qué quiere Usted de mí?
– pregunté. Fue en el momento en que dijo estas palabras, cuando abrió las manos y nos comunicó, por segunda vez, el reflejo de esa luz inmensa. En ella nos veíamos como sumergidos en Dios. Jacinta y Francisco parecían estar en la parte de la luz que se elevaba al Cielo y yo en la que esparcía sobre la tierra. Delante de la palma de la mano derecha de Nuestra Señora estaba un corazón, cercado de espinas, que parecían estar clavadas en él. Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los pecados de la Humanidad, que pedía reparación. (Diario de la Hermana Lucía) Qué promesa tan admirable y asombrosa la que
fue hecha el 13 de junio de 1917 cuando Nuestra Señora dijo:
“A aquél que abrace esta devoción, Yo le prometo
la salvación.” Aún, a pesar de esta promesa, todavía
estamos tentados a dudar. La Beata Jacinta de Fátima, por una
gracia especial, sentía su corazón consumido por un amor
ardiente por el Corazón Inmaculado de María. ¿Pero
nosotros? ¡Somos fríos, o nuestro fervor dura muy poco!
¿Podríamos alguna vez saber si tenemos devoción
suficiente, para que Nuestra Señora estuviera obligada a mantenernos
Su promesa? Un 13 de junio, pero
de 1929 la Virgen pide la Consagración de Rusia La Hermana Lucía escribió: “Fue en esta época cuando Nuestro Señor me avisó que había llegado el momento en que quería que participase a la Santa Iglesia Su deseo de la Consagración de Rusia y de Su promesa de convertirla... La comunicación fue así:” La Hora Santa de Adoración y Reparación: (13/6/29) - “Había pedido y obtenido licencia de mis superioras y del confesor, para hacer la Hora Santa de once a medianoche, de los jueves a los viernes. Estando una noche sóla, me arrodillé entre la balaustrada, en medio de la capilla, postrada, para rezar las oraciones del Ángel. Sintiéndome cansada, me incorporé y continué rezando con los brazos en cruz. La única luz era la de la lámpara.” Una Teofanía Trinitaria Espectacular: “De repente, se iluminó toda la capilla
con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una cruz de
luz que llegaba hasta el techo. En una luz más clara se veía,
en la parte superior de la cruz, un rostro de un Hombre y Su Cuerpo
hasta la cintura. El pedido de la Consagración de Rusia: “Luego Nuestra Señora me dijo: ‘Ha
llegado el momento en que Dios pide al Santo Padre que haga, en unión
con todos los Obispos del mundo, la Consagración de Rusia a Mi
Inmaculado Corazón; prometiendo salvarla por este medio. |
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