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La Pastoral Social de la diócesis de Morón cuestionó que los productores arrojen a la ruta camiones enteros de carne, leche, naranjas, pollos, tomates, manzanas o peras, a modo de protesta por considerar que el precio que reciben por su trabajo no es retributivo, por lo que les exigieron que “no tiren la comida de nuestro pueblo”. El organismo diocesano se unió de este modo al clamor del papa Francisco, quien en la encíclica “La alegría del Evangelio” advirtió que: “no se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Esto es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil”. “Si las Asociaciones de Productores consideran que el precio que reciben por su trabajo no es retributivo, es injusto, es de explotación y deciden no vender su producción como repudio, rogamos encarecidamente que la repartan a instituciones comunitarias, iniciativas como Banco de Alimentos, Plato Lleno, Heladera Social u otros, pero no la tiren”, sugirió. “Religiosamente es un sacrilegio, porque la comida es sagrada, ya que es fruto del trabajo, que es sagrado, y porque sustenta la vida, que por ser creada por Dios, es sagrada”, recordó. La Pastoral Social de Morón reconoció que “el problema de los precios es un problema político más que un problema económico”, al afirmar que “precio se escribe con ‘P’ de poder, el que tiene poder pone el precio, y en no pocos casos, el precio no tiene nada que ver con el costo de producción o con las condiciones económicas”. Asimismo, reclamó la “indispensable” participación del Estado en este enfrentamiento, a fin de que se constituya como “garante del bien común, para equilibrar las relaciones económicas, logrando acuerdos de precios de referencia en las distintas etapas de la cadena productiva, sumando a asociaciones de consumidores, etc.” “Si el Estado, con el eufemismo liberal de ‘libertad de mercado’ no acompaña al más débil, de hecho acompaña al más fuerte. Si un grandote está despedazando a un chiquito, mantenerse sereno, ecuánime e imparcial, en los hechos es dejar que el grandote despedace al chiquito”, advirtió. La Pastoral Social diocesana admitió que “en tiempos de individualismo, no es fácil que los productores se unan gremialmente para defender sus intereses comunes ante las corporaciones internacionales que manejan la comercialización y las finanzas” y se ofreció a las Asociaciones de Productores para “buscar juntos, otros instrumentos para defender las fuentes de trabajo y los justos reclamos, pero por favor, no tiren la comida de nuestro pueblo”. Fuente: Aica |
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