Santa Teresa
de Ávila, doctora de la Iglesia, tenía una fe profunda
en el poder del agua bendita. Ella personalmente la usaba para expulsar
al demonio y repeler las tentaciones. “Sé por propia
experiencia que no hay nada mejor que el agua bendita para expulsar
al demonio de nuestro lado”.
El agua bendita es uno de los sacramentales más
importantes y usados dentro de la Iglesia Católica.
Recordemos que los sacramentales se diferencian
claramente de los sacramentos
Los sacramentos producen efecto por su propia virtud
(ex opere operato)… los sacramentales, sólo por la devoción
del que los recibe (ex opere operantis).
Los sacramentos contienen y confieren la gracia habitual o santificante…
los sacramentales nos alcanzan tan sólo gracias actuales.
Sólo Cristo puede instituir e instituyó de hecho los sacramentos…
los sacramentales, en cambio, han sido instituidos por la Iglesia.
Los sacramentos son necesarios para la salvación… los sacramentales,
no.
Los sacramentos son siete y nada más que siete, como definió
el Concilio de Trento: bautismo, confirmación, penitencia, eucaristía,
unción de enfermos, orden sacerdotal y matrimonio.
Los sacramentales son muchísimos. Ejemplo: letanías, aspersión
con agua bendita, limosnas, bendiciones, pan bendito, bendiciones de
casas, campos, coches, exorcismos…
En general los sacramentales dignamente
recibidos producen los siguientes efectos
Obtienen las gracias actuales con especial eficacia
por la intervención de la Iglesia (ex opere operantis Ecclesiae).
Perdonan los pecados veniales por vía de impetración (ex
opere operantis), en cuanto que por las buenas obras que hacen practicar
y por la virtud de las oraciones de la Iglesia excitan en el sujeto
sentimientos de contrición y actos de caridad.
A veces perdonan toda o parte de la pena temporal debida por los pecados
pasados, en virtud de las indulgencias que suelen acompañar al
uso de los sacramentales (v.gr., del agua bendita).
Nos obtienen gracias temporales si son convenientes para nuestra salvación
(v.gr., la salud corporal, defensa contra las tempestades, etc.)
Respecto al agua bendita. ¿Cuáles
son sus principales efectos?
Si uno se santigua con agua bendita con devoción,
ello produce tres efectos: Atrae la gracia divina, purifica el alma
y aleja al demonio.
El gesto de santiguarse con agua bendita, nos trae
gracias divinas por la oración de la Iglesia. La Iglesia ha orado
sobre esa agua con el poder de la Cruz de Cristo. El poder sacerdotal
ha dejado una influencia sobre esa agua.
Al mismo tiempo purifica parte de nuestros pecados, tanto los veniales
como el reato que quede en nuestra alma.
El tercer poder del agua bendita es alejar al demonio. El demonio puede
entrar perfectamente en una iglesia, sus muros no le contienen, el suelo
sagrado no le refrena; sin embargo el agua bendita sí que le
aleja. Aunque nosotros “con los ojos del cuerpo”, no podamos
ver la Cruz que forma el agua bendita en nuestro cuerpo al santiguarnos,
el demonio sí que la ve. Para él esa Cruz es de fuego,
es como una coraza que no puede traspasar.
Para bendecir el agua hay una oración especial
en latín. Sobre ella se echa sal bendita en el momento de la
bendición del agua. El agua, bendecida de este modo, tiene poderes
especiales en la lucha contra el demonio y las tentaciones. . El demonio
le tiene más miedo al agua bendita que al crucifijo.
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Oración de bendición
del agua y la sal en latín
S – Adiutórum nostrum + in nómine Dómini.
M – Qui feci coélum et terram.
.
(Exorcismo de la sal)
S – Exorcízo te, creatúra salis, per Deum +
vivum, per Deum + verum, per Deum + sanctum, per Deum, qui te per Eliséum
prophétam in aquam mitti iussit, ut sanarétur sterílitas
aquae: ut efficiáris sal exorcizátum in salútem
credéntium: et sis ómnibus suméntibus te sánitas
ánimae et córporis et effúgiat atque discédat
a loco, in quo aspérsum fúeris, omnis phantásia
et nequítia vel versútia diabólicae fraudis, omnísque
spíritus immúndus adiurátur per eum qui ventúrus
est iudicáre vivos et mórtuos, et saéculum per
ignem.
M – Amen.
.
Oremus.
S – Imménsam cleméntiam tuam, omnípotens
aetérne Deus, humíliter implorámus: ut hanc creatúram
salis, quam in usum géneris humáni tribuísti, bene+dícere,
et sancti+ficare tua pietáti dignéris: ut sit ómnibus
suméntibus salus mentis et córporis: et quídquid
ex eo tactum vel respérsum fúerit, cáreat omni
immundítia, omníque impugnatióne spiritális
nequítiae. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium
tuum, qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti,
Deus, per omnia saécula saeculórum.
M – Amen.
.
(Exorcismo del agua)
S – Exorcízo te, creatúra aquae, in nómine
Dei + Patris omnipoténtis, et in nómine Iesu + Christi
Fílii eius Dómini nostri, et in virtúte Spíritus
+ Sancti: ut fias aqua exorcizáta ad effugándam omnem
potestátem inimíci, et ipsum inimícum eradicáre,
et explantéare váleas cum ángelis suis apostátitcis:
per virtútem eiúsdem Dómini nostri Iesu Christi:
qui ventúrus est iudicáre vivos et mórtuos, et
saéculum per ignem.
M – Amen.
.
Oremus.
S – Deus, qui ad salútem humáni géneris,
máxima quaéque sacraménta in aquárum substántia
condidísti: adésto propítius invocatiónibus
nostris, et eleménto huic multímodis purificatiónibus
praeparáto, virtútem tuae bene+dictiónis infúnde:
ut creatúra tua mystériis tuis sérviens, ad abigéndos
dáemones, morbósque pelléndos, divínae grátiae
sumat efféctum: ut quídquid in dómibus vel in locis
fidélium haec unda respérserit, cáreat omni immundítia,
liberétur a noxa: non illic resídeat spíritus péstilens,
non áura corrúmpens: discéndat omnes insídiae
laténtis inimíci: et si quid est, quod aut incolumitáti
habitántium ínvidet, aut quiéti, aspersióne
huius aquae effúgiat atque discédat: ut salúbritas
per invocatiónem sancti tui nóminis expetíta, ab
ómnibus sit impugnatiónibus defénsa. Per Dóminum
nostrum Iesum Christum, Fílium tuum, qui tecum vivit et regnat
in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per omnia saécula
saeculórum.
M – Amen.
.
(Se mezcla la sal en el agua poniendola tres veces en forma
de cruz)
S – Commíxtio salis et aquae párite fiat, in nómine
Pa+tris, et Fí+lii, et Spíritus + Sancti.
M – Amen.
.
S – Dóminus vobíscum
M – Et cum spíritu tuo.
.
Oremus.
S – Deus invíctae virtútis áuctor, et insuperábilis
impérii Rex, ac semper magníficus triunphátor:
qui advérsae dominatiónis vires réprimis: qui inimíci
rugiéntis saevítiam súperas: qui hostíles
nequítias poténter expúgnas: te, Dómine,
treméntes et súpplices deprecámur ac pétimus
ut hanc creatúram salis et aquae dignánter aspícias,
benígnus illústres, pietátis tuae rore sanctífices:
ut ubicúmque fúerit aspérsa, per invocatiónem
sancti nómnis tui, omnis infestátio immúndi spíritus
abigátur: terrórque venenósi serpéntis procul
pellátur: et praeséntia sancti Spíritus nobis misericórdiam
tuam poscéntibus, ubíque adésse dignétur.
Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum, qui tecum
vivit et regnat in unitáte eiúsdem Spíritus Sancti,
Deus, per omnia saécula saeculórum.
.
M – Amen.
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Este es el modo como se bendice el agua cuando hay
que practicar los exorcismos. Es por ello que la usan frecuentemente
los sacerdotes que los realizan.
Lo difícil es encontrar a un sacerdote que bendiga
el agua de este modo, pues se tarda casi cinco minutos. Lo normal es
que el sacerdote bendiga el agua del mismo modo que bendice un rosario
o medalla; pero lo que no saben muchos es que para bendecir el agua
y que ésta tenga propiedades especiales, hay que hacerlo de este
modo.
Yo siempre tengo agua bendecida de este modo en mis
parroquias. Los fieles lo saben y con frecuencia vienen a pedirme agua
bendita.
Por todo ello es bueno tener siempre agua bendita en
casa. La podemos usar al levantarnos y acostarnos. También en
cualquier momento que deseemos una fuerza o ayuda especial de Dios,
y de modo particular cuando el demonio nos moleste.
Por: Padre Lucas Prados
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