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15 temas faltantes en el Sínodo, según los padres sinodales
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La “relatio
post disceptationem” (puede
leerse aquí), el polémico instrumento de trabajo que
intentaba resumir en 57 puntos las ponencias de la primera semana del
Sínodo de la familia en Roma ha resultado muy contestada dentro
y fuera de los muros vaticanos...
(Religión en Libertad, España).- El presidente de los obispos polacos, Stanislaw Gadecki, señalaba en la versión polaca de Radio Vaticana que “el documento llama más la atención por lo que no dice que por lo que dice”, y muchos padres sinodales han pensado lo mismo porque en la mañana del martes la oficina de prensa de la Santa Sede ha publicado un comunicado explicando que en “el debate libre de los Padres Sinodales” se “han sugerido algunas ideas adicionales”. Como viene sucediendo en este Sínodo (algo inaudito en la historia de los sínodos modernos), el servicio de prensa no explica quién dice qué ni se permite difundir las ponencias de cada autor por escrito. La nota elabora un repaso de asuntos que los Padres sinodales han visto que faltan en la “relatio”. Si se numeran aparecen 15 asuntos. Y probablemente en los próximos días se mencionen más. Todos los temas que se plantean después se debatirán en “círculos menores”, es decir, en grupos de trabajo de obispos y expertos del mismo idioma. Los 15 temas que faltan en la "relatio"
La nota de los servicios de prensa vaticanos añade que “la Secretaría General del Sínodo, tras las reacciones y discusiones originadas por la publicación de la Relatio post disceptationem, y al hecho de que se le haya atribuido un valor que no corresponde a su naturaleza, reitera que dicho texto es un documento de trabajo, que resume las intervenciones y el debate de la primera semana, y que ahora se propondrá a la discusión de los miembros del Sínodo reunidos en los Círculos menores, según lo previsto por el mismo reglamento del Sínodo. El trabajo de los Círculos menores se presentará a la Asamblea en la Congregación general matutina del próximo jueves, 16 de octubre”. La "relatio"
del Sínodo, se olvida del pecado
En un mundo que ha olvidado qué significa la palabra pecado y que cree que pecar es incluso algo positivo, no es de extrañar que se nos “olvide” esa incómoda palabra. El problema es que el olvido se sustancia en la “Relatio del Sínodo de la Familia”. Tan sólo tres veces aparece la palabra pecado. Dos en citas bíblicas y una única vez, dentro del texto redactado: “Se trataría de una posibilidad no generalizada, fruto de un discernimiento actuado caso por caso, según una ley de la gradualidad, que tenga presente la distinción entre el estado de pecado, estado de gracia y circunstancias atenuantes.” En este párrafo, el pecado es un extremo dentro de las consideraciones del redactor, siendo lo normal estar en un indefinido (gradual) estado intermedio entre el pecado y la gracia. Además se hace ver que pueden darse circunstancias que atenúen el pecado que no pueda ser graduado convenientemente. Es decir, sólo en situaciones que el redactor estima como excepcionales, podremos estar en verdadero pecado. “La gradualidad” es un invento relativizador que hace que cualquier objeción a la frase, nos lleve a ser considerados como fanáticos extremistas, también llamados impropiamente fundamentalistas. ¿Quién se atreverá a contradecir esta redacción sin esperar que un rayo relativista y buenista le caiga encima? Pero hay otras palabras olvidadas, por ejemplo “santidad”. La santidad es el remedio del pecado y por lo tanto, es la solución a las situaciones que se plantean continuamente dentro del documento. Sólo aparece una vez, escondida dentro de un ideal, que en otros puntos se señala como imposible de alcanzar por muchas personas: “El Evangelio de la familia, mientras resplandece gracias al testimonio de tantas familias que viven con coherencia la fidelidad al sacramento, con sus frutos maduros de auténtica santidad cotidiana, nutre además estas semillas que todavía esperan madurar, y debe sanar aquellos árboles que se han marchitado y piden no ser descuidados.” Me resulta curioso que todas las medidas y propuestas, se enfoque a cambiar la forma de entender el pecado. En ninguna parte se señala que el pecado es lo que nos hace sufrir y que este debería ser el objetivo que hay que tratar. ¿Cómo enfrentar el pecado, socialmente bien visto, en estos tiempos tan duros? Por otra parte, es curioso que no se aborde el tema del arrepentimiento como algo básico a la hora de acceder a los sacramentos. La palabra “arrepentimiento” no aparece en el texto, como tampoco aparece contrición o dolor de corazón. ¿Qué camino hacia la santidad puede dejar de lado el arrepentimiento? A lo mejor el concepto de pecado puede quedar abolido de forma tácita a partir de ahora. Este es el problema más directo de poner la misericordia por encima de la justicia. Nos olvidamos del necesario equilibrio de ambas, dentro y fuera de nosotros. Escondida dentro del texto, se puede detectar la misma soberbia que hizo que Adan y Eva, pecaran y salieran del Paraíso. Soberbia, ya que se señalan medidas humanas para paliar el sufrimiento al que el pecado nos condena. Indudablemente no se trata de echar a patadas a las personas que vienen a la Iglesia implorando ayuda. Cristo ayudó muchas veces a personas que mostraban su arrepentimiento, pero no estuvo dispuesto a aplaudir a quienes no se aceptaban como pecadores. ¿Dónde empieza la misericordia? En nosotros mismos a través del arrepentimiento. ¿Dónde empieza la justicia? En nosotros mismos, que buscamos reencontrarnos con Cristo para no volver a pecar. Imaginemos a la Samaritana, diciendo a Cristo que sus cinco maridos eran la forma de encontrarse gradualmente con Dios. En este Sínodo nos jugamos mucho y sería necesario revisar la metodología que está siendo empleada. El diablo entra, como humo, por debajo de las puertas más robustas. |
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