Ante la desinformación que hemos observado en
varias iglesias de nuestro país, y las prácticas en parroquias
de los grupos llamados "renovación carismática católica",
queremos compartir esta nota sobre los sacramentos...
Muchas Iglesias de Argentina, en especial en la Ciudad
de Buenos Aires, han comenzado a recibir y dar lugar a grupos carismáticos,
que en muchos de los casos, se comportan como verdaderas sectas. Reparten
panfletos con la anuencia del párroco del lugar, sobre celebración
de misas en donde en ellas se podrá recibir el bautismo, comunión
y confirmación, con la sola presencia en la misa. Más
de un desprevenido dirá "vaya, que tanto papeleo y problemas,
hago todo junto en un día y listo". Tres sacramentos
en un día, sin haber tomado si quiera un cursillo previo.
Eso prometen los panfletos que por ejemplo, se reparten
en la Basílica San José de Flores para los días
12 al 16 de mayo. Ruidos estridentes, rock, manos que van y vienen,
gritos y cánticos que hacen de la Iglesia, lugar de oración,
en una experiencia de horror y espanto.
Renovación carismática:
nacidos del error
Este movimiento nació del protestantismo y tiene
su antecedente en sectas heréticas de siglo II. Su origen protestante
es completamente congruente con las tesis de Lutero que creía
poseer, para sí mismo, la plenitud del Espíritu Santo,
misma que negaba al Papa, a los Concilios ecuménicos y a los
Obispos, y que, además sostenía el libre examen e interpretación
de la Biblia.
Es necesario subrayar que no existe un movimiento carismático
“católico” . El movimiento no es católico,
sino protestante. No ha nacido en la Iglesia Católica, sino que
fue importado a ella desde las sectas pentecostales protestantes, en
las cuales nació. Llamarlo católico significaría
decir que puede haber un auténtico movimiento carismático
católico y un auténtico movimiento carismático
protestante, como si el Espíritu Santo pudiera asumir roles diversos
según obre en la Iglesia Católica o entre las diversas
sectas protestantes.
Aunque durante dos mil años la Iglesia no había
conocido ningún Bautismo del Espíritu, y aunque el movimiento
provenga de la herejía, el fenómeno se ha extendido como
un incendio. ¿Cómo ha podido suceder una cosa así?
La respuesta, pensamos, es ante todo esta: el movimiento carismático
promete una conversión inmediata y una inmediata santidad.
Además es permisivo especialmente desde el punto de vista moral.
¿Quién renunciaría a tan preciosos dones y a tan
poco precio?
Para quienes presentan objeciones, tienen una respuesta
pronta y aparentemente convincente: “¿por qué
pones objeciones? ¿Acaso no ves que muchos sacerdotes, obispos
e incluso cardenales y el Papa respaldan el movimiento? Es claro que
no hay ningún mal en ello”. Es evidente que el engaño
diabólico escondido en el movimiento carismático ofusca
a la masa de superficiales que van en busca del éxito clamoroso
y de resultados inmediatos, olvidando que el camino de la santidad auténtica
y del apostolado eficaz y duradero está hecho de abnegación,
silencio, mortificación, humillación, y también
de aparentes fracasos: “Si el grano de trigo no cae en tierra
y no muere, no produce fruto” (Jn. 12,24).
El carismatismo nació del error y conduce al
error, que trae como germen desde su origen, no obstante todos los intentos
de reencauzarlo y hacerlo católico. La suma del error con la
verdad, sólo produce un nuevo error. Las desviaciones varían
en grado e intensidad de una comunidad a otra, como de un individuo
a otro. En este movimiento militan muchas personas de muy buena fe que
no han advertido sus peligros. Los efectos positivos que se puedan advertir
en el carismatismo católico son sólo por lo que conserve
o mantenga de católico; lo negativo, viene por aquello que tenga
de carismático en su verdadero y original sentido pentecostal
protestante. En realidad, el término "carismatismo católico",
es profundamente ambiguo y contradictorio. Ojalá que el Espíritu
Santo, que es el Espíritu de Verdad, derrame sus dones (Sabiduría,
Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios)
sobre sus miembros para que alejados de cualquier aspecto emotivo, tengan
la suficiente fuerza para que, con toda sencillez y amor a la Verdad,
puedan advertir los peligros de este movimiento y, asimismo, que miren
en estas líneas no un ataque a sus personas sino un genuino compromiso
con la Verdad y con la caridad que impele a advertir los riesgos que
sufren nuestros hermanos. Estas línea van con la mayor simpatía
y amor para las personas que militan en este movimiento. Tengamos presente
que seremos juzgados no por nuestros supuestos o reales carismas, sino
por el amor y la caridad, y que existen muchas y genuinas vías
de salvación dentro de la Iglesia. Nuestro Señor Jesucristo
dijo que no todo el que diga ¡Señor, Señor! entrará
al Reino, sino quien hace la Voluntad de su Padre. La alabanza a Dios
sin una verdadera espiritualidad (genuinamente católica) y una
auténtica vida cristiana es vana.
Los sacramentos no se reciben por ir
una vez a misa
Se debe expresamente dejar en claro que dada la importancia
de cada uno de ellos, y lo que significan para los cristianos resulta
una obviedad que para poder obtener dichos instrumentos de gracia de
Dios hacia nosotros, necesitamos recorrer un camino, y ese camino tiene
una meta, que se llega con la preparación y con un corazón
preparado para recibir dicha bendición.
No es factible que sin la correcta instrucción
y la mera participación cada domingo o varios, podemos acceder
a cualquier sacramento si no hay una preparación previa, sea
brindada por parte del sacerdote a cargo de tal fin o por un catequista,
etc.
Cuando Nuestro Señor Jesucristo se encontraba
en este mundo comunicaba normalmente sus gracias espirituales y corporales
a través del contacto físico de su persona, esto es, con
su viva voz o tocando con su mano, como cuando por ejemplo absolvió
a la pecadora (Lc 7, 48) o sanó al leproso y al ciego de nacimiento
(Mc 1, 41; Jn 9, 6).
Pero ahora que Jesús ha subido al cielo, ¿cómo
podrá estar en contacto con nosotros y comunicarnos su gracia?
Lo hace a través de los sacramentos de la Iglesia: en ellos está
Él mismo que a través de la persona de su ministro también
hoy nos toca, nos sana, nos alimenta y nos consuela.
Acercarse con fe a los sacramentos es encontrarse con
Jesús resucitado y vivo, con Él que es nuestro único
Salvador.
Los Sacramentos
¿Qué son los sacramentos?
Los sacramentos son los signos e instrumentos de la gracia instituidos
por Jesucristo para santificarnos.
¿La moral trata también de los sacramentos?
La moral trata también de los sacramentos en cuanto enseña
el modo de recibirlos dignamente y con fruto. De hecho, la gracia que
los sacramentos confieren es dada en proporción a las buenas
disposiciones de quien los recibe.
¿Cuántos y cuáles son los sacramentos?
Los sacramentos son siete: Bautismo, Confirmación, Eucaristía,
Penitencia, Unción de los enfermos, Orden y Matrimonio.
¿Cuáles son los sacramentos de los que se
ocupa sobre todo la moral?
Son la Eucaristía y la Penitencia, en cuanto estos dos sacramentos
son recibidos con frecuencia y son los medios privilegiados para progresar
en la vida cristiana. Sin embargo, también es necesario conocer
algo del aspecto moral de los otros sacramentos.
¿Qué es el Bautismo?
El Bautismo es el sacramento que nos hace nacer a la vida de la gracia
y nos hace cristianos. Él nos confiere también una señal
indeleble, llamada "carácter", que permite el poder
recibir válidamente todos los otros sacramentos.
¿Cómo se confiere el bautismo?
El Bautismo se confiere normalmente derramando agua sobre la cabeza
del bautizado y pronunciando las palabras: "N., yo te bautizo en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". En
algunas ocasiones también se realiza el bautismo por inmersión,
que era el modo ordinario de la Iglesia primitiva: el catecúmeno
es sumergido en la pila bautismal, mientras se pronuncian las palabras
rituales.
¿Quién puede bautizar?
Normalmente quien bautiza es el sacerdote o el diácono. Sin embargo,
en caso de necesidad, cualquiera, incluso un no cristiano, puede y debe
bautizar, con tal que tenga la intención de hacer lo que hace
la Iglesia. Estos Bautismos de urgencia se realizan sobre todo en el
caso de niños en peligro de muerte.
¿Cuáles son las disposiciones requeridas para
recibir el Bautismo?
Un adulto que recibe el bautismo debe tener la intención de recibir
el sacramento, la fe y el arrepentimiento, al menos imperfecto, de los
propios pecados.
Cuando son bautizados los niños, ¿quiénes son los
principales responsables de su educación cristiana?
Son los padres. Ellos deben, con la palabra y con el ejemplo, contribuir
al crecimiento espiritual de sus hijos. La Iglesia no concede el Bautismo
sin la garantía de este compromiso, porque el Bautismo marca
sólo el inicio de la vida cristiana, la cual por su naturaleza
de be crecer y desarrollarse.
¿Cuál es el deber del padrino y de la madrina?
Es el de ayudar a los padres en su compromiso de educación cristiana.
¿Qué es la Confirmación?
La confirmación es el sacramento, conferido por el Obispo o por
su delegado, que nos hace perfectos cristianos, es decir, cristianos
adultos en la fe u capaces de rendir público testimonio de Jesucristo,
Nuestro Dios y Señor, muerto y resucitado por nuestra salvación.
Es la fuerza del espíritu Santo, recibida en este sacramento,
la que nos permite dar testimonio y difundir nuestra fe superando toda
vergüenza o temor.
¿Cuáles son las disposiciones requeridas para
recibir la confirmación?
Quien recibe la Confirmación, además de estar en gracia
de Dios, debe conocer las principales verdades de la fe cristiana y
acercarse al sacramento con devoción.
¿Cuál es el deber del padrino o madrina de
la Confirmación?
El padrino, o madrina, de la Confirmación debe, con la palabra
y con el ejemplo, instruir y ayudar al confirmando en el compromiso
de la vida cristiana. Para subrayar la unidad con el Bautismo es bueno
que el padrino o la madrina de la Confirmación sean los mismos
del bautismo.
¿Qué es el sacramento de la Eucaristía?
La Eucaristía es el sacramento que bajo las especies o apariencias
del pan y del vino contiene realmente el Cuerpo, la Sangre, el Alma
y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo para alimento espiritual
de las almas.
¿Qué efectos produce en nosotros la Santísima
Eucaristía?
La Santísima Eucaristía conserva y acrecienta la gracia
santificante, borra los pecados veniales y preserva de los mortales,
nos une siempre más a Jesucristo, cabeza del Cuerpo místico,
y a sus miembros, da consuelo espiritual, sostiene nuestras fuerzas
a lo largo de la peregrinación de esta vida, nos hace desear
la vida eterna y nos una ya a la Iglesia del cielo, a la Bienaventurada
Virgen María y a todos los Santos.
¿Qué se requiere para recibir dignamente la
sagrada Comunión?
Para recibir dignamente la Sagrada Comunión se requieren tres
cosas: estar en gracia de Dios, saber y pensar en Quién se va
a recubrir, estar en ayunas desde al menos un ahora (exceptuada el agua
y las medicinas). Los ancianos y enfermos están dispensados del
"ayuno eucarístico".
¿El que conciente de estar en pecado mortal ¡puede
comulgar después de haber hecho un acto de constricción
con el propósito de confesarse más tarde?
Quien es consciente de estar en pecado mortal, aunque esté arrepentido,
debe confesarse antes de recibir la Eucaristía, salvo casos excepcionales
(grave motivo para acercarse a la comunión unido a la imposibilidad
de confesarse).
¿Qué pecado comete el que recibe la Eucaristía
en pecado mortal?
Quien recibe la Eucaristía en pecado mortal comete un grave sacrilegio,
en cuanto que profana lo que allí hay de más sagrado en
medio de nosotros, el cuerpo santísimo de Cristo.
El que está en pecado mortal, y por lo tanto no puede comulgar,
¿debe igualmente ir a Misa los días festivos?
La obligación de asistir a Misa los días festivos es distinta
de la de comulgar. Quien no está en las condiciones de comulgar
debe participar en la misa y posponer la comunión.
¿Cuándo es obligatoria la comunión?
La comunión es obligatoria cada año en el tiempo pascual,
y además en peligro de muerte (viático). Quien no ha comulgado
en el tiempo pascual debe hacerlo cuanto antes.
¿Qué es el sacramento de la Penitencia?
El sacramento de la Penitencia, o Reconciliación, o Confesión,
es el sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo para
borrar los pecados cometidos después del Bautismo. Es, por consiguiente,
el sacramento de nuestra curación espiritual, llamado también
sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente
nuestro retorno a los brazos del padre después de que nos hemos
alejado con el pecado.
¿Es posible obtener el perdón de los pecados
mortales sin la confesión?
Después del Bautismo no es posible obtener el perdón de
los pecados mortales sin la Confesión, aunque es posible anticipar
el perdón con la contrición perfecta acompañada
del propósito de confesarse.
¿Y si después uno de hecho no se confiesa?
Quien se comporta de esta manera comete una falta grave. Pues todos
los pecados mortales cometidos después del bautismo deben ser
acusados en la Confesión.
¿Qué se requiere para hacer una buena confesión?
Para hacer una buena confesión se necesita: hacer un cuidadoso
examen de conciencia, tener dolos de los pecados cometidos y el firme
propósito de no cometerlos más (contrición o atrición),
decir los otros pecados al sacerdote (confesión), y cumplir la
penitencia (satisfacción).
¿Qué es el examen de conciencia?
El examen de conciencia es la diligente búsqueda de los pecados
cometidos después de la última Confesión bien hecha.
¿En el examen de conciencia es necesario buscar también
el número de los pecados?
De los pecados graves o mortales se necesita buscar también el
número, porque cada pecado mortal debe ser acusado en la confesión.
¿Qué es el dolor de los pecados?
El dolor de los pecados es el sincero pesar y la repulsa de los pecados
cometidos.
¿De cuántos tipos es el dolor?
El dolor es de dos tipos: dolor perfecto (o contrición) y dolor
imperfecto (o atrición).
¿Cuándo se tiene dolor perfecto o contrición?
Se tiene el dolor perfecto o contrición cuando se arrepiente
de los propios pecados porque se ha ofendido ha Dios, infinitamente
bueno y digno de ser amado: cuando el dolor nace del amor desinteresado
a Dios, es decir, de la caridad.
¿Cuándo se tiene el dolor imperfecto o atrición?
Se tiene el dolor imperfecto o atrición cuando el arrepentimiento,
en cuanto inspirado por la fe, tiene motivaciones menos nobles: por
ejemplo, cuando nace de la consideración del desorden causado
por el pecado, o por el temor de la condenación eterna (Infierno)
y de las tras penas que el pecador puede recibir.
¿El dolor de los pecados obtiene de inmediato el
perdón?
El dolor perfecto unido al propósito de confesarse obtiene inmediatamente
el perdón; el dolor imperfecto lo obtiene, por el contrario,
sólo en la confesión sacramental.
¿Es necesario arrepentirse de todos los pecados cometidos?
Para la validez de la confesión es suficiente arrepentirse de
todos los pecados mortales, mas para el progreso espiritual es necesario
arrepentirse también de los pecados veniales.
¿Un verdadero arrepentimiento requiere también
el propósito de abandonar el pecado?
El arrepentimiento ciertamente mira hacia el pasado, pero implica necesariamente
un empeño hacia el futuro con la firme voluntad de no cometer
jamás el pecado.
¿Se puede tener un verdadero arrepentimiento si uno
prevé que antes o después recaerá en el pecado?
La previsión del pecado futuro no impiden que se tenga el propósito
sincero de no cometerlo más, porque el propósito depende
sólo del conocimiento que nosotros tenemos de nuestra debilidad.
¿Qué es la confesión?
La confesión es la manifestación humilde y sincera de
los propios pecados sal sacerdote confesor.
¿Qué pecados es obligatorio confesar?
Estamos obligados a confesar todos y cada uno de los pecados graves,
o mortales, cometidos después de la última confesión
bien hecha.
¿Cuáles son los pecados mortales más
frecuentes?
Las faltas objetivamente mortales más frecuentes son (siguiendo
el orden de los mandamientos): practicar de cualquier modo la magia;
blasfemar; perder la Misa los domingos o en las fiestas de preceptos
sin un grave motivo; tratar mal de manera grave a los propios padres
o superiores; matar o herir gravemente a una persona inocente; procurar
directamente el aborto; buscar el placer sexual es solitario o con otras
personas que no sean el propio cónyuge; para los cónyuges,
impedir la concepción en el acto conyugal; robar una suma revelante,
incluso sustrayéndose en el trabajo; murmurar gravemente del
prójimo o calumniarlo; cultivar voluntariamente pensamientos
o deseos impuros; faltar gravemente el propio deber; acercarse a la
Sagrada Comunión en estado de pecado mortal; callar voluntariamente
un pecado grave en la confesión.
¿Si uno olvida un pecado mortal obtiene igualmente
el perdón en la confesión?
Si uno olvida un pecado mortal obtiene igualmente el perdón,
pero en la confesión siguiente debe confesar el pecado olvidado.
¿Si uno calla voluntariamente un pecado mortal obtiene
el perdón de los otros pecados?
Si uno, por vergüenza o por otros motivos, calla un pecado mortal,
no sólo no obtiene ningún perdón, sino que comete
un nuevo pecado de sacrilegio, el de profanación de una cosa
sagrada.
¿Hay obligación de confesar los pecados veniales?
La confesión de los pecados veniales no es necesaria, pero es
muy útil para el progreso de la vida cristiana.
¿El confesor debe dar siempre la absolución?
El confesor debe dar siempre la absolución si el penitente está
bien dispuesto, es decir, si está sinceramente arrepentido de
todos sus pecados mortales. Si por el contrario, el penitente no está
bien dispuesto, no teniendo el dolor o el propósito de enmienda,
entonces el confesor no puede y no debe dar la absolución.
¿Qué debe hacer el penitente después de la absolución?
El penitente después de la absolución debe cumplir la
penitencia que le ha sido impuesta y reparar los daños que sus
pecados hubiesen eventualmente causado al prójimo /por ejemplo,
debe restituir lo robado).
¿Cuáles son los efectos del sacramento de
la Penitencia?
Son la reconciliación con Dios y con la Iglesia, la recuperación
de la gracia santificante, el aumento de las fuerzas espirituales para
caminar hacia la perfección, la paz y la serenidad de la conciencia
con una vivísima consolación del espíritu.
¿Cómo se puede superar la dificultad que se
siente para confesarse?
El que tiene dificultades para confesarse debe considerar que el sacramento
de la Penitencia es un don maravillosos que el Señor nos ha dado.
En el "tribunal" de la Penitencia el culpable jamás
es condenado, sino sólo absuelto. Pues quien se confiesa no se
encuentra con un simple hombre, sino con Jesús, el cual, presente
en su ministro, como hizo un tiempo con el leproso del Evangelio (Mc
1, 40ss.) también hoy nos toca u nos cura; y, como hizo con la
niña que yacía muerta nos toma de la mano repitiendo aquellas
palabras: "¡Talita kumi, niña, a ti te digo, levántate!"
(Mc 5, 41).
¿La confesión nos ayuda también en
el camino de la virtud?
La confesión es un medio extraordinariamente eficaz para progresar
en el camino de la perfección. En efecto, además de darnos
la gracia "medicinal" propia del sacramento, nos hace ejercitar
las virtudes fundamentales de nuestra vida cristiana. La humildad ante
todo, que es la base de todo el edificio espiritual, después
la fe en Jesús Salvador y en sus méritos infinitos, la
esperanza del perdón y de la vida eterna, el amor hacia Dios
y hacia el prójimo, la apertura de nuestro corazón a la
reconciliación con quien nos ha ofendido. En fin, la sinceridad,
la separación del pecado y el deseo sincero de progresar espiritualmente.
¿Qué es la Unción de los enfermos?
La Unción de los enfermos, llamada también Oleo santo,
es el sacramento, administrado por el sacerdote, que confiere una gracia
especial al cristiano aquejado de cualquier enfermedad grave o de la
vejez.
¿Cuáles son las disposiciones requeridas para
recibir dignamente este sacramento?
Para recibir dignamente la Unción de los enfermos es necesario
estar en estado de gracia, confiar en la virtud del sacramento y en
la divina misericordia, y finalmente abandonarse a la voluntad de Dios.
¿Es bueno recibir la Unción de los enfermos
cuando se está todavía lúcido de mente?
Es sumamente recomendablemente recibir la Unción de los enfermos
cuando se está todavía en la plena posesión de
las propias facultades, porque este sacramento, como todos los otros
sacramentos, aumenta la gracia en proporción a las buenas disposiciones
y al fervor de quien lo recibe.
¿Cuáles son los efectos de la Unción
de los enfermos?
En quien recibe con fe y devoción la Unción de los enfermos
produce la unión con la pasión de Jesucristo, por el bien
del enfermo y de toda la Iglesia, conforta y da la paz, concede el perdón
de los pecados en el caso de que el enfermo no hubiese podido obtenerlo
con el sacramento de la Penitencia, confiere también la salud
del enfermo prepara para el eventual paso a la vida eterna.
¿Cómo se debe ejercer la caridad hacia las
personas gravemente enfermas o ancianas?
La caridad cristiana requiere que no se tenga en cuenta solamente el
cuerpo, sino también el alma. Quien asiste a los enfermos está
por tanto obligado a obrar4 de tal manera que no les falten los consuelos
de la fe a aquellos que se encuentran cercanos al momento que decidirá
su salvación eterna.
¿Qué es el Orden sagrado?
El Orden sagrado es el sacramento, administrado por el obispo, que confiere
los tres grados del ministerio jerárquico de la Iglesia, es decir,
que consagra a los obispos, a los sacerdotes y a los diáconos.
¿Es necesario que en la Iglesia haya ministros ordenados?
Es absolutamente necesario, por explícita voluntad de su fundador,
que en la Iglesia haya ministros ordenados, a través de los cuales
el Señor resucitado continúa obrando la salvación
en medio de nosotros. Si no hubiese obispos ni sacerdotes faltaría
el sacramento de la confesión y permaneceríamos en nuestros
pecados, no se celebraría la Santa Misa y no podríamos
recibir la Eucaristía, por tanto, comprometida toda la existencia
cristiana.
¿Cuáles son los deberes de los cristianos
respecto a los ministros de la Iglesia?
Los cristianos deben a sus ministros sagrados respeto y obediencia,
recordando las palabras de Jesús: "El que os escucha, me
escucha a mí, el que os desprecia, me desprecia a mí"
(Lc 10, 16).
¿Hay otros deberes respecto de la Iglesia?
Los cristianos deben proveer, según sus posibilidades y siguiendo
las vías establecidas incluso por la ley civil, al sostenimiento
económico de aquéllos que se dedican totalmente a nuestro
bien espiritual.
¿Qué es el Matrimonio?
El Matrimonio es el sacramento instituido por Jesucristo que establece
una unión santa e indisoluble entre el hombre y la mujer, dándoles
la gracia de amarse fielmente y de educar cristianamente a sus hijos.
¿Qué se requiere para contraer válidamente
el Matrimonio?
Para contraer válidamente el Matrimonio es necesario estar libres
de eventuales impedimentos y manifestar libremente el propio consentimiento
delante del asistente designado (habitualmente el párroco) y
de dos testigos. Se necesita además estar suficientemente instruido
sobre las verdades de la fe y de la moral, en particular sobre las que
son las propiedades esenciales del matrimonio.
¿Cuáles son las propiedades esenciales del
matrimonio?
Son la unidad, que excluye la poligamia; la indisolubilidad, que excluye
el divorcio; y la apertura a la fecundidad, que excluye la voluntad
de no engendrar.
¿Qué significa el hecho de que las tres características
mencionadas son propiedades esenciales?
Significa que si uno no tiene intención de excluir la bigamia
o la poligamia, o no está decidido a permanecer para siempre
fiel a su cónyuge excluyendo el divorcio, o si no quiere de ninguna
manera tener hijos, no contrae válidamente el matrimonio.
¿Qué se requiere para el matrimonio, además
de válido, sea espiritualmente provechosos?
Se requieren que los contrayentes estén en estado de gracia y
reciban el sacramento con fe y devoción.
¿La unión sexual es lícita sólo
en el matrimonio?
Por ley divina y natural toda unión de tipo sexual es lícita
solamente en el matrimonio legítimo entre hombre y mujer. Para
los bautizados no existe ningún matrimonio válido que
no sea también sacramento.
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