Tenemos un
clero y un episcopado que han dejado de creer en el demonio, en los
exorcismos, en los males extraordinarios que puede causar el diablo,
y ni siquiera en el poder, que nos ha dado Jesús, de expulsar
a los demonios...
Padre Amorth:
Sí, está lista. El año pasado la CEI (Conferencia
Episcopal Italiana) se negó a aprobarla porque había errores
de traducción del latín al italiano. Y los exorcistas,
que tenemos que utilizarla, aprovechamos para señalar, una vez
más, que no estamos de acuerdo con muchos puntos del nuevo Ritual.
El texto latino sigue siendo el mismo en esta traducción. Un
Ritual tan esperado, al final, se ha transformado en una farsa. Un increíble
obstáculo que podría impedirnos actuar contra el demonio.
- Es una dura acusación. ¿A qué
se refiere?
.
Padre Amorth:
Le doy sólo dos ejemplos, ambos increíbles. En el punto
15 se habla de los maleficios y de cómo comportarse al enfrentarlos.
El maleficio es un mal causado a una persona recurriendo al diablo.
Se puede hacer de varias formas, como hechizos, maldiciones, mal de
ojo, vudú, macumba. El Ritual romano antiguo explicaba cómo
había que afrontar esto. El nuevo Ritual, en cambio, declara,
categóricamente, que está totalmente prohibido hacer exorcismos
en estos casos. Absurdo. Los maleficios son, por mucho, la causa más
frecuente de posesiones y de males causados por el demonio, por lo menos
el 90% de los casos.
Esto es como decirles a los exorcistas que dejen de
llevar a cabo exorcismos. El punto 16 declara, solemnemente, que no
se deben de hacer exorcismos si no se tiene la certeza de la presencia
del diablo. Esto es una obra maestra de incompetencia: la certeza de
que el diablo está presente en una persona, se tiene sólo
haciendo el exorcismo. Más aún, los redactores del Ritual
no se dieron cuenta de que, en ambos puntos, contradicen el Catecismo
de la Iglesia Católica, que indica que hay que hacer exorcismos,
tanto en el caso de posesiones diabólicas, como en los casos
de males causados por el demonio. Y dice, además, que hay que
hacerlo tanto, sobre las personas, como sobre las cosas. Y en las cosas
nunca está presente el demonio, sólo su influencia. Las
declaraciones contenidas en el nuevo Ritual son gravísimas y
muy perjudiciales, fruto de la ignorancia e inexperiencia.
- ¿Pero no lo habían preparado los expertos?
Padre Amorth:
¡En absoluto! En estos diez años, dos comisiones han trabajado
en el Ritual: una compuesta por cardenales, que se ocupó de la
Prenotanda, es decir, las disposiciones iniciales, y otra que se ocupó
de las oraciones. Yo puedo afirmar, con certeza, que ninguno de los
miembros de las dos comisiones ha hecho nunca un exorcismo, ni ha estado
presente en exorcismos, ni tiene la menor idea de qué es un exorcismo.
Este es el error, el pecado original, de este Ritual. Ninguno de los
que colaboraron en él es un experto en exorcismos.
- ¿Cómo es posible?
Padre Amorth:
No me lo pregunte a mí. Durante el Concilio Ecuménico
Vaticano II, en todas las comisiones había un grupo de expertos
que ayudaban a los obispos. Esta costumbre se ha mantenido después
del Concilio, cada vez que se han modificado partes del Ritual. Pero
no fue así en este caso. Y si había un tema en el que
eran necesarios los expertos, era éste.
- ¿Y qué es lo que ha pasado?
Padre Amorth:
Pues que los exorcistas nunca fuimos consultados. Y, además,
las comisiones han recibido con desdén las sugerencias que hemos
dado. Todo este asunto es perverso. ¿Quiere que le cuente lo
que pasó?
- Por supuesto.
Padre Amorth:
Como había pedido el Concilio Vaticano II, las diferentes partes
del Ritual romano fueron, paulatinamente, revisadas y modificadas. Los
exorcistas esperábamos que se tocara el título XII, es
decir, el Ritual del Exorcismo. Pero, aparentemente, éste no
se consideraba un tema relevante, dado que transcurrieron los años
y no pasaba nada. Luego, de repente, el 4 de junio de 1990, se publicó
el Ritual provisional, de prueba. Esto fue una verdadera sorpresa para
nosotros, ya que no habíamos sido consultados antes. Y, sin embargo,
habíamos preparado toda una serie de solicitudes, en vista de
la revisión del Ritual. Entre otras cosas, pedíamos que
las oraciones se modificaran, introduciendo invocaciones a la Virgen,
las cuales no existían, y que se aumentaran el número
de oraciones específicamente dirigidas al exorcismo en sí.
Pero no se dio la oportunidad de hacer ningún tipo de contribución.
Sin embargo, no nos dimos por vencidos: después de todo, era
por nosotros, que el texto se había redactado. Y ya que en la
carta de presentación del entonces Prefecto de la Congregación
para el Culto Divino, el Cardenal Eduardo Martínez Somalo, les
pedía a las conferencias episcopales que le hicieran llegar,
durante los dos años siguientes: "consejos y sugerencias
de los sacerdotes que lo habrían de utilizar", nos pusimos
a trabajar. Reuní a dieciocho exorcistas, elegidos de entre los
más expertos del planeta. Examinamos, con gran atención,
el texto. Lo utilizamos.
Inmediatamente, elogiamos la primera parte, en la que
se resumían los fundamentos evangélicos del exorcismo.
Esta parte es el aspecto bíblico-teológico del tema, sobre
el que no era aparente, incompetencia alguna. Es una nueva sección,
que no se encontraba en el Ritual de 1614, compuesto bajo el pontificado
de Pablo V: además, en aquella época, no era necesario
recordar estos principios, ya que todo el mundo los conocía y
aceptaba. Hoy, en cambio, es indispensable.
Pero cuando pasamos a examinar la parte práctica,
que exige un conocimiento especifico del tema, advertimos la total inexperiencia
de los redactores. Hicimos numerosas observaciones, artículo
por artículo, y se las hicimos llegar a todas las partes interesadas:
Congregación para el Culto Divino, Congregación para la
Doctrina de la Fe, y las conferencias episcopales. Una copia fue entregada
directamente al Papa.
- ¿Cómo fueron recibidas sus observaciones?
Padre Amorth:
Muy mal, y no consiguieron nada. Nos habíamos inspirado en la
constitución dogmática Lumen Gentium, en la que la Iglesia
es descrita como el "Pueblo de Dios". En el número
28, se habla de la colaboración de los sacerdotes con los obispos,
y en el número 37, se dice, con claridad, incluso refiriéndose
a los laicos, que "debido al conocimiento, competencia y preeminencia
que poseen, tienen la facultad, más aún, a veces el deber,
de exponer su opinión acerca de los asuntos concernientes al
bien de la Iglesia". Esto es exactamente lo que hicimos. Pero fuimos
demasiado ingenuos, al pensar que las disposiciones del Vaticano II
habían llegado a las Congregaciones Romanas. En cambio, chocamos
con un muro de rechazo y de escarnio. El Secretario de la Congregación
para el Culto Divino presentó un informe, a la Comisión
de Cardenales, en la que decía que aquellos que lo habían
contactado, eran obispos, y no los sacerdotes y exorcistas. Y respecto
a nuestro humilde intento de ofrecer ayuda como expertos, añadía,
textualmente: "También se debe de notar el hecho de que
un grupo de exorcistas y demonólogos, los cuales, posteriormente,
crearon una Asociación internacional, estaban orquestando una
campaña contra el rito". Una acusación indecente:
¡nosotros nunca hemos orquestado una campaña! El Ritual
iba dirigido a nosotros, y, sin embargo, las comisiones no habían
convocado a ninguna persona competente. Por esto, era más que
lógico que tratáramos de dar nuestra opinión.
- Entonces, ¿quiere decir que el nuevo ritual
es inutilizable en la lucha contra el Demonio?
Padre Amorth:
Sí. Querían darnos un arma sin filo. Se han eliminado
las oraciones eficaces, oraciones que tenían doce siglos de existencia
fueron substituidas por nuevas oraciones ineficaces. Pero, por suerte,
en el último momento, nos dieron un salvavidas.
- ¿Cuál?
Amorth:
El nuevo Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el
Cardenal Jorge Medina, añadió una Notificación,
al Ritual, en la que se especifica que los exorcistas no están
obligados a usar este Ritual, y que, si así lo desean, pueden
pedir la autorización de sus obispos, para seguir usando el antiguo
Ritual. Los obispos, a su vez, deben pedir autorización a la
Congregación, la cual, como escribe el Cardenal, "la concede
gustosamente".
- ¿La concede gustosamente? Esa es una concesión
muy rara.
Padre Amorth:
¿Quiere saber de dónde proviene? De un intento del Cardenal
Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe, y del propio Cardenal Medina, para introducir, en el Ritual,
un artículo -entonces era el artículo 38- por el que se
autorizaba a los exorcistas a usar el Ritual anterior. Indudablemente,
era una maniobra extrema para defendernos de los grandes errores contenidos
en el Ritual definitivo.
Pero el intento de los dos cardenales no tuvo éxito.
El Cardenal Medina, que había comprendido lo que estaba en riesgo,
decidió darnos esta tabla de salvación, añadiendo
una Notificación por separado.
- ¿Cómo son visto ustedes, los exorcistas,
dentro de la Iglesia?
Padre Amorth:
Somos muy mal tratados. Nuestros hermanos sacerdotes, a cargo de esta
delicadísima tarea, son vistos como locos, como fanáticos.
Por lo general, ni siquiera son tolerados por los mismos obispos que
los nombraron.
¿Cuál ha sido el hecho más llamativo
de esta hostilidad?
Padre Amorth:
Celebramos un congreso internacional de exorcistas, cerca de Roma, y
pedimos que el Papa nos recibiera. Para no presionarlo, y evitar añadir
otra audiencia a las muchas que ya tiene, simplemente, pedimos que se
nos recibiera en audiencia pública, la del miércoles en
la Plaza de San Pedro. Ni siquiera pedimos que nos nombrara en sus saludos
personales. Hicimos la petición, en la manera en que lo ordenan
los cánones, como recordará, perfectamente, Monseñor
Paolo De Nicolo, de la Prefectura de la Casa Pontificia, quien recibió
de buena gana nuestra petición. Sin embargo, el día antes
de la audiencia, el propio Monseñor De Nicolo nos dijo -con pena,
esa es la verdad, por lo que estaba claro que la decisión no
la había tomado él- que no asistiéramos a la audiencia,
y que no habíamos sido admitidos. ¡Increíble!: ¡150
exorcistas procedentes de los cinco continentes, sacerdotes nombrados
por sus obispos de conformidad con las normas del derecho canónico,
que exigen sacerdotes de oración, de ciencia y de buena reputación
-es decir, de alguna forma, la flor y nata del clero, sacerdotes que
piden participar en una audiencia pública del Papa y se les echa
a patadas!. Monseñor De Nicolo me dijo: "Le prometo que,
inmediatamente, le enviaré una carta explicando la situación".
Han pasado cinco años y, todavía, estoy esperando esa
carta. Desde luego, no fue Juan Pablo II quien nos excluyó. Pero
el hecho de que a 150 sacerdotes se les prohiba participar en una audiencia
pública del Papa en la Plaza de San Pedro, explica la clase de
obstáculos a los que se enfrentan los exorcistas, aun dentro
de su propia Iglesia, y hasta qué punto, son mal vistos por un
gran número de autoridades eclesiásticas.
- Usted combate diariamente con el Demonio. ¿Cuál
es el mayor éxito de Satanás?
Padre Amorth:
Que consigue hacer creer que no existe. Y casi lo ha conseguido. Incluso
dentro de la Iglesia. Tenemos un clero y un episcopado que han dejado
de creer en el demonio, en los exorcismos, en los males extraordinarios
que puede causar el diablo, y ni siquiera en el poder, que nos ha dado
Jesús, de expulsar a los demonios. Desde hace tres siglos, la
Iglesia Latina -al contrario de la Ortodoxa y de varias denominaciones
Protestantes- ha abandonado casi, completamente, el ministerio del exorcismo.
Al no practicar los exorcismos, al no estudiarlos y no haberlos visto
nunca, el clero ya no cree en ellos.
Pero, ni siquiera, cree en el diablo. Tenemos episcopados
enteros que se muestran hostiles a los exorcismos. Hay países
en los que no existe ni siquiera un solo exorcista, como Alemania, Suiza
y Portugal. Una carencia aterradora.
- No mencionó a Francia. ¿Allí
la situación es diferente?
Padre Amorth:
Hay un libro escrito por el más conocido exorcista francés,
Isidoro Froc, titulado Los Exorcistas, quiénes son y qué
hacen. Este libro, traducido, al italiano, a petición de la Conferencia
Episcopal francesa. En ninguna parte del libro se dice que los exorcistas,
en algunos casos, hacen exorcismos. El autor ha declarado, repetidamente,
a la televisión francesa que nunca ha hecho exorcismos y que
nunca los hará. De un centenar de exorcistas franceses, sólo
cinco creen en el demonio y hacen exorcismos. El resto mandan al psiquiatra
(?) a la gente que se dirige a ellos. Y los obispos son las primeras
víctimas de esta situación de la Iglesia Católica,
en la que la creencia en la existencia del demonio está en proceso
de desaparecer.
Antes de que saliera este nuevo Ritual, el Episcopado
alemán escribió una carta, al Cardenal Ratzinger, en la
que afirmaba que no era necesario hacer un nuevo Ritual, porque los
exorcismos ya no deben de ser practicados.
- ¿Son los obispos los que tienen que nombrar
a los exorcistas?
Padre Amorth:
Sí. Cuando un sacerdote es nombrado obispo, se encuentra con
un artículo del Código de Derecho Canónico, que
le autoriza, completamente, a nombrar exorcistas. Lo mínimo que
se le puede pedir a un obispo es que haya asistido, por lo menos, a
un exorcismo, dado que debe tomar una decisión tan importante.
Por desgracia, esto no ocurre casi nunca. Pero si a un obispo recibe
una petición seria de exorcismo -es decir, no hecha por alguien
enajenado- y no actúa en consecuencia, comete pecado mortal.
Será responsable de todos los terribles sufrimientos de esa persona,
que a veces duran años o toda una vida, cuando podría
haberlos evitado.
- ¿Está diciento que la mayor parte de
los obispos de la Iglesia Católica están en pecado mortal?
Padre Amorth:
Cuando era niño, mi viejo párroco me enseñaba que
hay ocho sacramentos: el octavo es la ignorancia. El octavo sacramento
salva a más gente que los otro siete juntos. Para cometer pecado
mortal, debe haber una causa seria, pero también, es necesario
el pleno conocimiento y el consentimiento deliberado. Esta omisión
de ayuda por parte de muchos obispos es una causa seria. Pero estos
obispos son ignorantes: no hay, pues, pleno conocimiento, ni consentimiento
deliberado.
- ¿Pero si uno no cree en la existencia de Satanás,
la Fe sigue intacta, es decir, sigue siendo católica?
Padre Amorth:
No. Le voy a contar una historia. Cuando conocí al Padre Pellegrino
Ernetti, un célebre exorcista, que ejerció durante cuarenta
años en Venecia, le dije: "Si pudiera hablar con el Papa,
le diría que encuentro demasiados obispos que no creen en el
demonio". La tarde siguiente, el Padre Ernetti vino a decirme que
aquella mañana le había recibido Juan Pablo II. "Su
Santidad", le había dicho, "hay, aquí en Roma,
un exorcista, el Padre Amorth, que si pudiera hablar con usted le diría
que encuentra demasiados obispos que no creen en el demonio". El
Papa le respondió brevemente: "Aquel que no cree en el demonio,
no cree en el Evangelio". Esta es la respuesta que dio él
y que yo repito.
- Expíqueme por favor. ¿Esto significa
que hay muchos obispos y sacerdotes que ya no son católicos?
Padre Amorth:
Digamos que no creen en una verdad evangélica. Así que,
probablemente, los acusaría de estar propagando una herejía.
Pero seamos claros: alguien es formalmente hereje, si se le acusa de
cometer un error, y persiste en él. Pero, debido a la situación
que existe en la Iglesia, hoy en día, nadie, jamás, acusaría
a ningún obispo de no creer en el diablo, ni en las posesiones
demoníacas, ni de no nombrar exorcistas porque no cree en estas
cosas. Podría mencionar un gran número de obispos y cardenales,
que en cuanto fueron nombrados para una diócesis, lo primero
que hicieron fue quitarles a todos los exorcistas la facultad de ejercer.
O bien, obispos que afirman, abiertamente: "Yo no creo en eso.
Son cosas del pasado". ¿Por qué pasa esto? Porque,
por desgracia, ha habido una perniciosa influencia de ciertos estudiosos
de la Biblia, y podría darle los nombres de mucha gente muy conocida.
Nosotros que, diariamente, estamos en contacto con el mundo del más
allá, sabemos que esta influencia ha afectado muchas reformas
litúrgicas.
- ¿Por ejemplo?
Padre Amorth:
El Concilio Vaticano II había pedido que se revisaran algunos
textos. Esta orden fue desobedecida, ya que había un deseo de
rehacerlos completamente, sin pensar que se podían empeorar las
cosas, en vez de mejorarlas. Muchos ritos se han empeorado por esa manía
de querer deshacerse de todo lo pasado, para rehacerlo de nuevo, como
si la Iglesia, hasta el día de hoy, lo único que hubiera
hecho es engañarnos y mentirnos, y como si sólo hasta
ahora, tuviera grandes genios, super teólogos, super estudiosos
de la Biblia, super liturgos, que saben darle a la Iglesia lo que es
bueno. Esto es una mentira: el último Concilio, simplemente,
pidió que se revisaran los textos, no que se destruyeran.
El Ritual Exorcista, por ejemplo, debía ser
revisado, no escrito nuevamente. En él, había oraciones
que se han usado durante doce siglos. Antes de eliminar oraciones tan
antiguas, que han resultado muy eficaces, había que pensarlo
con cuidado. ¡Pero no!. Todos los exorcistas hemos utilizado las
oraciones del Ritual de prueba, y nos hemos dado cuenta de que son absolutamente
ineficaces. Pero también el rito del bautismo de los niños
ha sido arruinado. Fue renovado, de tal forma, que el exorcismo contra
Satanás, ha sido casi eliminado. El bautismo siempre tuvo enorme
importancia para la Iglesia, hasta el punto que se le llamaba exorcismo
menor. Paulo VI protestó, públicamente, contra ese nuevo
rito.
Encontramos esta misma degeneración del rito,
en el nuevo bendicionario. He leído, minuciosamente, las 1200
páginas del mismo. ¡Pues bien, se han eliminado, sistemáticamente,
todas y cada una de las referencias al hecho que el Señor nos
protege contra Satanás, y que los ángeles nos protegen
de los ataques del demonio. Todas las oraciones para la bendición
de las casas y las escuelas han sido eliminadas. Todo debe ser bendecido
y protegido, pero, hoy, ya no hay ninguna protección contra el
demonio. Ya no existe ninguna defensa, ni oraciones contra él.
El propio Jesús nos enseñó una oración de
liberación en el Padre Nuestro: "Líbranos del Maligno.
Líbranos de la persona de Satanás". Esta oración
fue traducida mal, y hoy la gente ora, diciendo: "Líbranos
del Mal". Se habla de un mal general, cuyo origen, en el fondo,
no se conoce. Sin embargo, el mal contra el que nuestro Señor
Jesucristo nos enseño a luchar, es una persona concreta: Satanás.
- Desde su posición privilegiada para observar
las cosas: ¿tiene la impresión de que el satanismo se
está difundiendo?
Padre Amorth:
Sí, enormemente. Cuando disminuye la fe, aumenta la superstición.
En el lenguaje bíblico, puedo decir que la gente está
abandonando a Dios, y entregándose al ocultismo. La terrible
desaparición de la fe en toda la Europa Católica, hace
que la gente se ponga en manos de hechiceros y adivinos, y así,
las sectas satánicas prosperan. Se hace fuerte propaganda del
culto al demonio, a las masas, mediante el rock satánico, y personajes
como Marilyn Manson. Los niños también están siendo
atacados: hay revistas e historietas que enseñan la hechicería
y el satanismo.
Las sesiones de espiritismo, en las que se evocan a
los muertos para conseguir respuestas, están muy difundidas.
Ahora se enseña a efectuar sesiones de espiritismo a través
de computadoras, teléfonos, televisores, y video grabadoras,
pero sobre todo, con la escritura automática. Ya ni siquiera
se necesita un medium: es un espiritismo que cada quien puede hacer
por sí mismo. De acuerdo con las encuestas, el 37 por ciento
de los estudiantes han hecho, por lo menos una vez, el juego de las
letras y el vaso, (léase copa) una verdadera sesión de
espiritismo. En una escuela a la que me invitaron a hablar, los chicos
me dijeron que jugaban este juego durante la clase de religión,
ante los ojos complacidos del maestro.
- ¿Y esto funciona?
Padre Amorth:
No existe diferencia entre magia blanca y magia negra. Cuando la magia
funciona, siempre es obra del demonio. Todas las formas de ocultismo,
como esta huida hacia las religiones de Oriente, con sus sugestiones
esotéricas, son puertas abiertas para el demonio. Y el diablo
entra. Inmediatamente.
En el caso de la monja que fue asesinada, en Chiavenna,
y el caso de Erika y Omar, los dos adolescentes de Novi Ligure, que
mataron a la mamá y al hermano pequeño de Erika, no dudé,
en afirmar, que la intervención diabólica formó
parte de esto, porque esos chicos practicaban el satanismo. La policía
descubrió, que en ambos casos, los chicos seguían a Satanás,
y tenían libros satánicos.
- ¿Qué hace el demonio para seducir al
hombre?
Padre Amorth:
Su estrategia es siempre la misma. Ya se lo he dicho, y él lo
reconoce. Hace creer que el infierno no existe, que el pecado no existe,
y que él es solamente una experiencia más que hay que
vivir. Concupiscencia, éxito y poder, son las tres grandes pasiones
en las que Satanás se fía.
- ¿Cuántos casos de posesión demoníaca
ha encontrado?
Padre Amorth:
No más de cien. Ya dejé de contarlos
- ¿Cien? Es un número muy alta. En su
libro, usted dice que los casos de posesión son muy raros.
Padre Amorth:
Y lo son, realmente. Muchos exorcistas han encontrado sólo casos
de males diabólicos. Pero yo heredé la "clientela"
de un conocido exorcista, el Padre Cándido, y, por consiguiente,
los casos que aún no había resuelto. Además, los
otros exorcistas me mandan a mí los casos más resistentes.
- ¿Cuál ha sido el caso más difícil
que ha tenido que afrontar?
Padre Amorth:
Es el que estoy tratando ahora, desde hace dos años. Es la misma
chica que fue bendecida -no fue un exorcismo verdadero- por el Papa,
en octubre, en el Vaticano, y que tanto dio que hablar en los periódicos.
Ella es golpeada las veinticuatro horas del día, y es víctima
de tormentos inimaginables. Ni los médicos, ni los psiquiatras,
consiguen entender lo qué pasa. Ella está completamente
lúcida, y es muy inteligente. Es un caso realmente triste.
- ¿Cómo se convierte uno en víctima
del Demonio?
Padre Amorth:
Uno puede ser objeto de los ataques del demonio, en cuatro casos. Bien
porque esto es una bendición para la persona (como en el caso
de muchos santos), bien por la persistencia irreversible, en el pecado,
bien por una maldición que alguien hace invocando el nombre del
demonio, o bien, cuando uno se dedica a practicar el ocultismo.
- Durante el exorcismo de los poseídos, ¿Qué
tipo de fenómenos ocurren?
Padre Amorth:
Recuerdo un campesino analfabeto que, durante el exorcismo, me hablaba
sólo en inglés, por lo que yo necesitaba un intérprete.
Hay quien demuestra una fuerza sobrehumana, quien se eleva, totalmente,
del suelo, siendo imposible, aún para varias personas, mantenerlo
sentado en la silla. Pero hablamos de presencia demoníaca, sólo
por el contexto en que se desarrollan estos fenómenos.
- ¿Alguna vez lo ha lastimado el Demonio?
Padre Amorth:
Cuando el Cardenal Poletti me pidió que me dedicara al exorcismo,
me encomendé a la Virgen: "Envuélveme en Tu Manto,
y yo estaré seguro". El demonio me ha amenazado, muchas
veces, pero nunca me ha hecho daño.
- ¿Nunca siente miedo del Demonio?
Padre Amorth:
¿Yo miedo de ese animal? Es él quien tiene que tener miedo
de mí: yo actúo en nombre del Señor del mundo,
mientras que él, es sólo el simio de Dios.
- Padre Amorth:, el satanismo se difunde cada vez más.
En realidad, el nuevo ritual hace difícil la práctica
de los exorcismo. A los exorcistas se les impide que participen en una
audiencia con el Papa en la Plaza de San Pedro. Dígame, sinceramente:
¿Qué es lo que está pasando?
Padre Amorth:
El humo de Satanás ha entrado a todas partes. ¡A todas
partes! Quizá fuimos excluidos de la audiencia del Papa, porque
tenían miedo de que tantos exorcistas consiguieran expulsar a
las legiones de demonios que se han instalado en el Vaticano (*).
- Está bromeando, ¿verdad?
Padre Amorth:
Le podrá parecer una broma, pero yo creo que es verdad. No tengo
ninguna duda de que el demonio tienta, sobre todo, a las autoridades
de la Iglesia, así como a cualquier otra autoridad, en la política
y la industria.
- ¿Está, diciendo entonces, que en esta,
como en todas las guerras el Satanás quiere conquistar a los
altos mandos, para tomar prisioneros a los generales del adversarios?
Padre Amorth:
Es una estrategia victoriosa. Siempre se intenta ponerla en práctica.
Sobre todo cuando las defensas del adversario son débiles. Satanás
también lo intenta. Pero, gracias al Cielo, es el Espíritu
Santo Quien dirige a la Iglesia: "Las puertas del infierno no prevalecerán".
A pesar de las defecciones, y a pesar de las traiciones, que no deben
causar asombro. El primer traidor fue uno de los apóstoles más
cercanos a Jesús: Judas Iscariote.
Pero, a pesar de esto, la Iglesia sigue su camino.
El Espíritu Santo la mantiene, y por lo tanto, los ataques de
Satanás sólo pueden ser parcialmente exitosos. Naturalmente,
el demonio puede ganar batallas, incluso batallas importantes. Pero
nunca ganará la guerra.
Nota: En el exorcismo compuesto por S.S. León
XIII, luego de una revelación que tuvo, dice así: "Pero
he aquí que ese antiguo enemigo, este primer homicida ha levantado
ferozmente la cabeza. Disfrazado como ángel de luz y seguido
de toda la turba y seguido de espíritu malignos, recorre el mundo
entero para apoderarse de él y desterrar el Nombre de Dios y
de su Cristo, para hundir, matar y entregar a la perdición eterna
a las almas destinadas a la eterna corona de gloria. Sobre hombres de
espíritu perverso y de corazón corrupto, este dragón
malvado derrama también, como un torrente de fango impuro el
veneno de su malicia infernal, es decir el espíritu de mentira,
de impiedad, de blasfemia y el soplo envenado de la impudicia, de los
vicios y de todas las abominaciones. Enemigos llenos de astucia han
colmado de oprobios y amarguras a la Iglesia, esposa del Cordero inmaculado,
y sobre sus bienes más sagrados han puesto sus manos criminales.
Aun en este lugar sagrado, donde fue establecida la Sede de Pedro y
la cátedra de la Verdad que debe iluminar al mundo, han elevado
el abominable trono de su impiedad con el designio inicuo de herir al
Pastor y dispersar al rebaño".
-
EL NUEVO RITUAL PARA EXORCISMOS, INEFICAZ
- LOS EXORCISTAS SON MAL VISTOS POR MUCHOS
-EL MAYOR ÉXITO DE SATANÁS: HACER CREER QUE NO EXISTE
-ACTUALMENTE HAY OBISPOS QUE NO CREEN EN LA VERDAD EVANGÉLICA
-HAY UNA MANÍA DE DESHACERSE DE TODO LO PASADO
-EL SATANISMO CRECE
-LEGIONES EN EL VATICANO, PERO LA IGLESIA CATÓLICA TRIUNFARÁ
- PUEDE SATANÁS GANAR BATALLAS, PERO NUNCA VENCERÁ EN
LA GUERRA CONTRA LA IGLESIA.
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