Un espía en la Marina Británica
A comienzos del
mes
de abril de 1982, Benchetrit comandaba el ELMA Río de la
Plata,
en un viaje por el norte europeo.
El 5 de abril,
navegando
en aguas internacionales próximas a la costa inglesa,
captó
una transmisión de la televisión británica
mostrando
la salida de los portaaviones Invincible y Hermes. Gran parte de la
flota
reunida por los ingleses se concentró en la Isla
Ascensión.
El 19 de abril,
el Río de la Plata navegaba hacia Buenos Aires, cuando
recibió
un telegrama cifrado de ELMA, el cual decía que debía ir
a la Isla Ascensión para hacer avistajes. Además
debía
mantenerse alrededor de 18 kms. de distancia por su seguridad.
El 23 de abril,
el Río de la Plata llegó a la isla. Había alrdedor
de 15 buques, y ninguno advirtió la presencia del mercante
argentino.
Como los barcos ingleses tenían un alcance largo en sus
comunicaciones,
entraron en la banda VHF, donde se podían escuchar las
conversaciones
de barco a barco. También colocaron un grabador para poder
grabar
lo que decían, y de esa forma se pudo saber que es lo que
hacían.
En aquella
travesía
el marino no estaba solo, lo acompañaba un segundo oficial,
Armando
Busto, quien conocía sobre buques de guerra y su hija.
Habiendo enviado
un mensaje cifrado con todos los datos, Benchetrit dirigió su
nave
a Buenos Aires. Pero la historia no había terminado.
Tras haber dejado
la isla, el capitán recibe un nuevo telegrama de ELMA, donde se
le ordenaba regresar a la isla para obtener nuevos datos de los buques
británicos, y de ser posible, fotografiarlos.
Esta vez
debían
estar más cerca que antes. Por eso trataron de camuflar el
Río
de la Plata para que pensaran que era un pesquero.
Se acercaron hasta
4 kms. de los buques ingleses, donde fotografiaron todo lo que
pudieron.
Entre otras vieron a la fragata Antelope, al Sir Galahad, al Sir
Tristan,
al Canberra, que era sobrevolado continuamente por los
helicópteros
Sea King.
Más tarde
los helicópteros comenzaron a sobrevolar por encima de ellos.
Cuando se
advirtío
la presencia del Río de la Plata, los ingleses dieron la alarma
general. Los helicópteros sobrevolaban sobre ellos, por lo que
Benchetrit,
recogió todos los materiales y datos que habían
recopilado
en una bolsa dispuesto a fondearlos ni bien aborden el barco.
Al retirarse, con
la preocupación de ser atacados, marcharon rumbo a Montevideo.
Luego se
dirigió
a Buenos Aires, donde entregó el material recolectado.
El departamento
de Inteligencia Naval de la Armada le entregó un plato con una
inscripción
y un diploma, en reconocimiento de su gran tarea.
Aunque parezca
mentira,
Benchetrit y sus acompañantes no fueron reconocidos como
veteranos
de la guerra de Malvinas.
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