Alumnos y docentes
de la Escuela de Educación Media Nº 11 América Libre
de Morón sur, inauguraron un mural en la plaza Evita, en homenaje
a Mario García Cañete, vecino del barrio y soldado que
falleció en combate durante la guerra de Malvinas.
Por Gustavo Montiel
Asimismo, estos alumnos de 3º de la modalidad de Humanidades y
Ciencias Sociales realizaron el trabajo de investigación Mario
García Cañete, soldado de Malvinas, hijo, amigo, compañero,
alumno, vecino, contamos tu historia..., coordinados por la profesora
María del Carmen Bacigalupo y con el apoyo del Centro de Veteranos
de Guerra de Morón. También los chicos plantaron en esa
plaza el Árbol de la Esperanza y la Vida.
La historia de este soldado permite recrear aspectos poco conocidos
del conflicto. Durante 4 ó 5 años posteriores a la guerra,
los padres de García Cañete tenían esperanzas de
encontrarlo con vida, porque desconocían su paradero.
Mario García Cañete se desempeñó un año
como soldado en el Escuadrón de Exploración de Caballería
Blindado Nº 10, Coronel Isidoro Suárez, de La Tablada. Cumplía
tareas administrativas. Ya había sido dado de baja. Cuando estalló
la guerra en 1982, lo convocaron nuevamente junto a todos sus compañeros.
«Nosotros no queríamos que fuera, queríamos hacer
cualquier cosa, sacarlo, esconderlo y después mandarlo a España...
pero él quiso ir, quiso ir… yo tuve una charla con él,
a solas. Como él era maestro de inglés, le digo «ponete
en el Hospital, porque ahí no van a tirar una bomba... y ahí
va a haber muchos chicos ingleses y vas a poder ayudar. No-dijo- Yo
quiero estar con mis compañeros», contó Celia, su
madre.
La vida
Mario García Cañete nació un 9 de octubre de 1962.
Vivía en la calle Humahuaca, junto a su mamá Celia, su
papá Mario y su hermano Luis, 4 años menor. A los pocos
años la familia se mudó a la calle Soldado Mario García
Cañete 3258, ex Marco Avellaneda, en el Barrio Belgrano de Morón
sur. Ávido lector, culto, a los 7 años empezó a
estudiar inglés y a los 18 se recibió de profesor de ese
idioma. Estaba en 3º año de francés y estudió
un año de teatro vocacional. Entre otros autores, leía
a Pablo Neruda. Con vocación por la enseñanza, impartió
lecciones a un hombre que necesitaba rendir el 6º grado para ingresar
un trabajo. Marito lo preparó y aprobó. Su proyecto era
estudiar Filosofía y Letras, para seguir luego la carrera diplomática.
Quería ser embajador.
García Cañete había realizado la educación
primaria y secundaria en el Colegio Parroquial Nuestra Señora
del Buen Viaje de Morón. Por ese entonces, la directora del establecimiento
era Virginia Gamba. La legendaria Catita lo designó guía
en la peregrinación a Luján y llegó a ser abanderado
de la Bandera Papal.
«Acá no se hablaba del tema, de la guerra se empezó
a hablar después de un tiempo. Después se puso la placa»,
contó la profesora Ana María Vidal, actual vicedirectora
y que en ese tiempo enseñó a Marito las materias de Física
y Química. Dos años después, en 1984, la entonces
directora Virginia Gamba realizó una ceremonia de homenaje y
colocó una placa con el nombre de Mario García Cañete
en la entrada del Colegio. Su familia y amigos, en cambio, se resistían
a creer en su muerte.
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