El pasado lunes
3 de diciembre, en la Base Naval de Puerto Belgrano, unos 80 ex combatientes
de Malvinas se reencontraron luego de 25 años, para recibir medallas
honor que fueron otorgadas por la cúpula militar.
Se trata de veteranos que integraron el Batallón de Artillería
Campaña y Antiaéreo, que llegaron desde diferentes provincias,
invitados por la Infantería Militar Argentina de Puerto Belgrano,
localidad a 18 kilómetros de Bahía Blanca, al sur de la
provincia de Buenos Aires.
Un cuarto de siglo después
Los ex integrantes del Batallón y el personal de carrera compartieron
una jornada de camaradería, donde abundaron anécdotas
apasionantes de la guerra en las Islas del Atlántico Sur, sin
olvidarse de los compañeros fallecidos.
Todos los veteranos de ese Batallón no compartían desde
el fin del conflicto armado aunque algunos de ellos pudieron reencontrarse
en cónclaves realizados en otras localidades. “Nos mirábamos
de costado porque habíamos cambiado todos y de a poco nos fuimos
reconociendo”, contó a El Territorio el misionero Rodolfo
Omar Ramírez (43), quien formó parte del Batallón
hasta 1984 y que concurrió al encuentro.
A las 18 de ese día, el contraalmirante y veterano Ricardo Abadal,
junto al comandante capitán de fragata Luis Pereyra y demás
integrantes de la cúpula de Infantería, entregó
las distinciones a los ex combatientes y familiares de fallecidos.
Las medallas llevan el color de la bandera Argentina. En su leyenda
dice: “Malvinas, acción en combate”.
Anécdotas fraternales
Las Fuerzas Armadas recibieron las medallas de parte del Gobierno Nacional
hace aproximadamente un mes y el Batallón actual decidió
organizar la entrega oficial en la Base Naval de Puerto Belgrano y para
eso contactaron a cada veterano o sus familiares para el encuentro.
“Pensamos que nunca nos íbamos a reunir y que se iban a
olvidar de combatientes como (Ángel) Yaco, o (César Gabriel)
Luna; por nombrar a algunos, pero nos encontramos con personal que sabía
de nuestra vivencia. Nos conocían por nuestro nombre porque los
veteranos que siguieron en carrera hablaban de nosotros”, contó
Ramírez.
“Lo que hicieron fue algo como despertarse para no romper los
lazos”, dijo el ex combatiente radicado en Posadas.
“Uno de los temas más difíciles fue contar cómo
unos u otros se integraron a la sociedad (después de la guerra),
pero por primera vez nos sentimos valorados como veteranos. Fue un orgullo
ver el cambio de estrategia que hay en el entrenamiento de las fuerzas,
algo que pedíamos hace años y que tiene que ver con aplicar
la vivido en Malvinas, para especializarse mejor”.
En la actualidad “están disponibles para lo que necesita
el país”, dijo Ramírez.
“Están en comisiones de paz a través de la Onu (Organización
de las Naciones Unidas) donde hacen trabajos intensivos de especialización
y que van a países como Haití”, relató el
misionero.
Amarrado en el puerto
Ramírez formó parte de la “Batería Alfa”,
primer escuadrón que desembarcó en el Puerto Argentino
de las Islas Malvinas a las seis del 2 de Abril de 1982, helitransportado
desde el rompehielos “Almirante Irízar”.
Ese día las fuerzas argentinas tomaron el bastón de mando
del gobernador británico en las Islas y arriaron la bandera oficial
del territorio. La diplomacia británica insiste en que ambos
emblemas sean devueltos a su lugar de origen, sin embargo en la actualidad
son exhibidos junto a otros caros recuerdos de la guerra en el museo
de la Infantería de Marina, en Puerto Belgrano. Allí hay
desde armamento utilizado en el conflicto, como fotografías del
desembarco argentino a las Islas, donde, entre una comitiva militar,
se puede observar al veterano obereño Juio Cesar Barrios, fallecido
hace poco tiempo.
Los ex integrantes del Batallón recorrieron el museo y el apostadero
de Puerto Belgrano, donde permance en el muelle el rompehielos “Irízar”,
barco que los llevó a la lucha armada.
Después de reclamar durante años, los veteranos lograron
ser reconocidos por el Gobierno Nacional y lograron una pensión
estatal, además de otros beneficios. Ahora luchan por mejorar
la cobertura social que reciben a través de Pami, mientras que
conviven entre recuerdos fatales de la guerra, fortalecidos por lazos
fraternales de camaradería, aunque sea 25 años después. |
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