Se puso en marcha
un plan que procura terminar con la batalla psicológica que siguen
librando muchos de los ex combatientes.
"Muchos sobrevivientes del conflicto bélico del Atlántico
Sur vuelven a vivir la guerra cada día de sus vidas, desde hace
26 años", asevera el doctor en Psicología Alberto
Hugo Dupén, al explicar los efectos del estrés postraumático
que sufren los ex combatientes.
El especialista llegó a Bahía Blanca convocado por el
doctor Diego Palomo, titular de la Unión de Gestión Local
V del Pami, para ofrecer una conferencia-taller a los veteranos de guerra
que residen en nuestra ciudad y Punta Alta y que están afiliados
a la citada obra social.
"Será el primer paso de un largo camino. Surgirán
muchas formas y metodologías que iremos abordando con la premisa
de no quedarnos en su problemática puntual y para incorporar
proyectos integrales", expresó el funcionario.
Dupén, por su parte, aseguró que muchos ex combatientes
"retornan" a las islas cada mañana y que cada noche
sueñan con ellas.
"Suelen tener conductas que evitan todos los estímulos
que les recuerden la situación traumática, como ciertas
películas y homenajes públicos, y viven en hipervigilancia
respecto de todos los ruidos que los rodean, al punto de que no pueden
irse a dormir sin identificar de dónde proviene cada uno".
El médico advirtió que "todo lo que no se dice se
transforma en síntoma", y contó que los ex combatientes,
cuando regresaron de la guerra, fueron llamados a callar lo sucedido,
cosa que en general cumplieron.
Dupén señaló que una esposa admitió en este
taller que por primera vez escuchó a su marido contar lo que
vivió en la guerra.
"Estos nocivos silencios empujaron a algunos sobrevivientes hacia
a las drogas, el alcohol e incluso al suicidio. La situación
del veterano afecta también a su familia y todo el núcleo
necesita asistencia".
En este sentido informó que en la actualidad se padece otro drama:
el suicidio de los hijos de los ex combatientes que tomaron esa misma
determinación.
El psicólogo expresó que un sentimiento común
entre los sobrevivientes es la culpa, alimentada entre otras cosas por
haber llegado con vida al continente sabiendo que sus camaradas quedaron
en las islas.
Tras indicar que se trabaja en la conformación de una red de
profesionales que continúe con la labor que se inició
con esta conferencia-taller, Dupén enfatizó que es clave
tomar conciencia de que el sobreviviente de la guerra requiere un tratamiento
absolutamente diferencial. "Necesita que se le reconozca la identidad
de veterano y convencerlo de que tiene muchas herramientas para seguir
avanzando en la vida".
El especialista precisó que hay que trabajar sobre la herida
psíquica que arrastra el veterano, la cual, debido a que está
abierta desde hace 26 años, se ha contaminado, porque para muchos
las posguerra fue peor que la guerra.
"Mucha culpa"
Guillermo García es uno de los ex combatientes que participaron
de las jornadas. "Estoy muy satisfecho porque tuve la oportunidad
de sacar cosas que tenía muy ocultas dentro de mí y creo
que logré focalizar el problema".
Atribuyó gran parte del trauma que arrastran los ex combatientes
a que volvieron al país por la puerta de atrás.
"Llegamos con mucha culpa, sintiendo que habíamos hecho
las cosas mal y que éramos los responsables de ese final. Es
la misma sensación que seguimos teniendo".
Por último, afirmó que la cuestión psicológica
es la más difícil de revertir, "aunque muchos crean
que el problema de los veteranos se soluciona con el reconocimiento
económico".
Dato
En Punta Alta y la región se registran 1.400 veteranos que participaron
en las acciones bélicas desarrolladas entre el 2 de abril y el
14 de junio de 1982,
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