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Fuente: El Litoral

06/03/08

 

Falleció excombatiente  

Por una súbita complicación en su salud, el martes murió Justo Liesegang. Ayer lo despidieron en su pueblo natal. Las secuelas de la guerra lo quemaban por dentro hasta que su físico no resistió más...

En Malvinas perteneció al REGIMIENTO DE INFANTERIA MECANIZADO 12 GENERAL ARENALES.

Su despedida fue como siempre, en silencio. La guerra y la larga posguerra anidaron en su interior constantemente hasta consumirlo en este final del verano en su pueblo natal, Mariano I. Loza (ex Estación Solari).

Justo Liecegang, un ex combatiente en Malvinas de 45 años, falleció el martes producto de una súbita complicación en su salud, tan endeble en los últimos años y sobre la cual también influyeron algunos problemas sicológicos.

Sus compañeros, familiares y vecinos lo despidieron en un cortejo concurrido. “Su muerte me causó una gran tristeza; una amargura por todo lo que pasamos después de la guerra y que nosotros, los ex combatientes, sabemos bien de qué se trata”, dijo ayer a El Litoral Miguel Angel Ghelardi, delegado de Solari en el Centro de Veteranos de Guerra “Paiubre” de Mercedes.

Ghelardi contó que “nos criamos juntos en la localidad y su partida conmocionó a todos”, afirmó. También recordó que Justo, no hace mucho tiempo, pudo superar una neumonía severa que lo atacó con dureza. Su deterioro físico se había acentuado en los últimos años, mostrando una delgadez que lo caracterizó y que se profundizaba con los efectos del cigarrillo y el amargo refugio de alcohol para mitigar el dolor interior.

Lo conocían como un tipo callado, retraído, y que casi nunca quería hablar de Malvinas. Tal vez era su gran orgullo pero también su pesada cruz. “Era soltero, pero desde hace poco tiempo tenía una concubina, con quien cuidaba a su hermana que padece una discapacidad mental”, señaló Ghelardi para agregar luego: “Su padre había fallecido hace bastante y su madre el año pasado. Por eso se hizo cargo de los cuidados de su hermana”.

Justo no siempre vivió en Mariano I. Loza. “Un tiempo trabajó en campos de la la provincia de Buenos Aires, en estancias bastante alejadas de las ciudades. Allí pasaba uno o dos meses encerrado”, recordó Ghelardi. Fue él quien en determinados encuentros en el poblado natal le recomendó que se quedara y gestionara su pensión para poder sustentarse al menos en lo básico. Justo lo escuchó, volvió y sobrellevó su dolor interno en su Estación Solari de siempre.

Durante el relevamiento socio-ambiental para los ex combatientes que se desarrolló a fines del año pasado, su caso apareció como una luz amarilla. Pasaron los meses sin mayores problemas, al menos no se presentaron dolores distintos a los que le hacían sangrar su interior. Esa procesión que va por dentro se intentaba disimular en su exterior hasta que el martes dejó de existir.

En Solari lo despidieron sus compañeros de la localidad, de Curuzú Cuatiá, Mercedes y Paso de los Libres. Justo se fue, y lo hizo como siempre: en silencio y con su dolor a cuestas. (GUSTAVO LESCANO).

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