Ya ha salido
en más de un medio de prensa la polémica sobre supuestos
"veteranos no reconocidos", la prensa se confunde y alienta
a la ignorancia de la gente común. Hablan de veteranos, como
si fuesen aquellos quienes estuvieron en el continente, y también
como dan como sinónimo la palabra "movilizado".
Un veterano de guerra participó de forma directa en el conflicto,
jamás puede ser un movilizado que no tomó ni asistió
una acción directa.
Vemos en la siguiente nota, como se confunde a los lectores:
Del "Diario La República":
veteranos y ex combatientes
Las heridas abiertas que la guerra de Malvinas dejó
Ambos grupos debaten el grado de importancia en la contienda. Quienes
entraron en combate no quieren igualarse con quienes se quedaron en
el continente.
El pedido de reconocimiento por parte de los veteranos de Malvinas a
la Legislatura provincial hace que experiencias vividas por quienes
defendieron a la patria en 1982 fluyan en lo menos conocido por la sociedad:
la disputa entre quienes entraron y se enfrentaron al enemigo y quienes
no entraron en combate. Un proyecto que recorre los despachos de los
diputados correntinos y que desde hace algunos meses espera el debate
legislativo, pondrá el punto máximo en la discusión.
Una amenazante carpa de protesta en la plaza 25 de Mayo no hace más
que poner en el acento en cuanto interesa la causa Malvinas. Las idas
y venidas de la iniciativa, la espera de unos y otros en cada sesión,
refleja el interés por avanzar en el tema. Pero, en rigor de
verdad, no hace más que reflejar cuánto “interesa”
traspasar la barrera de la indiferencia, muchas veces rayana en la miopía
para analizar un tema tan profundo para los sentimientos patrios.
A casi 25 años de la más dolorosa experiencia para muchos
adolescentes que fueron arrebatados de sus hogares para mandarlos al
frente de batalla, sin experiencia, sin instrucción suficiente,
sin comida y amparados muchas veces a “buena de Dios”, hace
que la sociedad vea de qué manera las llagas todavía no
cicatricen.
Salta a la luz en principio el pedido de reconocimiento de los denominados
“Movilizados” por parte del Estado provincial para acceder
a similares beneficios que los ex combatientes. Igualar en condiciones
a quienes pusieron en peligro su vida en un contexto considerado como
infrahumano con quienes estaban prestos a concurrir al combate, en las
bases militares del continente.
Es difícil hallar esta diferencia, sólo entendible para
quienes vivieron, padecieron y sufrieron los embates de una contienda
generada por los vahos etílicos de quienes decidieron encarar
una gesta de tan grande magnitud ante la tercera potencia militar del
mundo.
Pero más allá de la disputa, muchas veces mediáticas,
de los protagonistas de esta “nueva batalla malvinera”,
la sociedad, sobre todo la correntina, hace la vista gorda como intentando
desentenderse por los resultados de la guerra.
Mira de reojo cómo los hijos de esta tierra buscan su reconocimiento
aún a costa de injusticias.
El padecimiento de muchos de los ex combatientes a lo largo de estos
25 años pasó de largo para quienes tienen la responsabilidad
de brindar la contención de aquellos adolescentes y, fundamentalmente,
de una sociedad que sólo recuerda lo ocurrido cada 2 de abril.
Es esa misma sociedad que hoy mira de reojo lo que ocurre en la plaza
más importante de la ciudad.
Una herida sangrante, llaga dolorosa, no sólo para los “chicos
de la guerra”. Muchos de ellos, hijos del “valeroso pueblo
correntino”, esperan el reconocimiento no sólo económico
sino también social, como paños aliviadores de la grieta
que dejó en sus vidas el defender una lejana tierra austral,
todavía en manos del invasor.
A la espera del debate Legislativo: Firmes posturas ante una realidad
que no da margen para dilatar el debate social.
Marcan la diferencia. “El ex combatiente no es veterano”,
y en ese contexto quienes entraron en combate durante la contienda de
Malvinas plantearon sus diferencias con el proyecto de ley que los iguala.
Los soldados que estuvieron en las islas o en otro frente de combate,
como las batallas navales, no deben ser agrupados junto con las personas
que se movilizaron hasta el sur del país en la época del
conflicto con Inglaterra.
El resto “no sufrió lo mismo que los que estuvieron en
combate”, sostuvieron y agregaron que colocar a todos en una misma
denominación “es una falta de respeto para la causa de
Malvinas y un bastardeo para los caídos en combate”, señaló
Orlando Pascua, vocero del grupo.
“Hubo mucha gente que murió a nuestro lado y nosotros pasamos
días sin comer. Llevamos 24 años luchando por nuestros
derechos y por el de nuestros camaradas caídos en las islas.
Nos parece una falta de respeto que ahora todos se quieran colgar de
algo que demandó mucha lucha durante mucho tiempo y de que varios
ex combatientes hayan fallecido después de la guerra, y ahora
uno que fue chofer de un camión en la Patagonia, es lo mismo
que uno que estuvo herido y sin comer durante cuatro días en
la isla. No estamos en contra de ellos, pero sí queremos que
los legisladores hagan notar la diferencia entre unos y otros, porque
sin discriminación, en este caso, no todos tuvimos las mismas
responsabilidades y queremos que eso quede en claro en la ley”,
agregó Pascua. “Ellos son veteranos y nosotros ex combatientes,
no podemos poner a los dos sectores en la misma bolsa, son totalmente
distintos”.
Su lucha continuará, y estiman que la intención de los
Veteranos del Toas es lograr el reconocimiento local, para luego reclamar
beneficios nacionales. En este marco se da la reciente presencia de
un grupo de ellos en la Capital Federal donde intentaron un reclamo
similar frente al Congreso de la Nación.
Cuentan, sin embargo, con el apoyo de instituciones afines que en otros
puntos del país insisten en la misma postura.
Reclamos a la Nación: Los veteranos afirman que no se igualan.
Con carpas desde hace varios meses, los enrolados en la Asociación
del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur insisten ante la
Legislatura la sanción de la ley que les otorgaría una
pensión como veteranos de guerra.
Insisten en recibir el beneficio similar al que actualmente perciben
quienes entraron en combate, aclarando en todo momento su diferencia
con ellos.
Además, van por más. Días atrás hicieron
llegar sus reclamos a las autoridades nacionales para que se accione
en el mismo sentido que el proyecto de ley correntino.
Los integrantes del Toas solicitan el 80% móvil de lo que cobran
los veteranos. “En nuestra asociación hay 600 soldados,
no personal de cuadros, que han sido movilizados al Toas.
El movilizado es veterano de guerra. En EE.UU., por ejemplo, de los
que fueron a Vietnam, de cada 5 personas, 4 estuvieron en la retaguardia
y 1 en el frente. Nosotros no decimos que estuvimos en la retaguardia,
consideramos que estuvimos en el Toas cumpliendo una función
estratégica militar. Sin nosotros en ese lugar, ellos no hubieran
estado. Constitucionalmente nos corresponde esa pensión”,
había expresado semanas atrás a La República Francisco
Fuentes, uno de los referentes del grupo, que, con carteles y pancartas,
acampa frente al edificio de la Legislatura correntina. “Nosotros
tenemos todas las expectativas y las apuestas en nuestra legislatura.
Seguimos acá porque tenemos esperanzas de sacar nuestro proyecto
de ley provincial”.
Ellos (por el TOM) se ofenden, dicen, creen y están haciendo
creer de que si sale nuestra ley les va a perjudicar a ellos, y eso
no es así, porque si sale nuestra legislación será
independiente de la que tienen”.
Incluido en varias oportunidades en el orden del día, el proyecto
regresa a la comisión respectiva para continuar con su estudio,
de acuerdo a lo argumentado por los legisladores que deben analizarlo.
Cada sesión es un deambular de referentes de ambos sectores.
Cuando el tema es salteado por los legisladores, la retirada se asemeja
a aquel 14 de junio.
Las operaciones en las tierras del Sur. Zonas militares delimitadas
para la estrategia de la guerra.
El Teatro de Operaciones de Malvinas (TOM) comprendió la zona
de las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, como así
también el área de mar circundante a este archipiélago.
El Toas (Teatro de Operaciones del Atlántico Sur) fue el sector
continental donde se apostaban los refuerzos para un eventual ingreso
al combate.
Desde Bahía Blanca hasta Tierra del Fuego, los diferentes regimientos
y bases aéreas y navales era el lugar donde se encontraban los
movilizados.
“Los del Toas son personas que nunca entraron en combate. Estuvieron
en el continente y lejos estuvieron de vivir todo lo que padecimos el
resto en las islas”, sostuvieron los ex combatientes.
Los ex combatientes (TOM) cobran, además de un dinero de las
arcas nacionales, un subsidio de 700 pesos de la Provincia. Lo que reclaman
los integrantes del Toas es cobrar el 80 por ciento de lo que cobran
los demás.
La discusión de estos beneficios se dan 24 años después
de la guerra. Mucho tiempo para una solución, para la búsqueda
de justicia a un grupo de muchachos que dio todo a costa de no ser reconocidos
hoy por una sociedad que pareciera querer esconder bajo la alfombra
las heridas.
Enfoque
Diego Romero (De la Redacción)
Yo también quiero el subsidio. Cuando en 1982 cursaba el viejo
sexto grado del Colegio Salesiano, una extraña sensación
embargó a quienes por esos días ingresamos en la escuela
como un día normal, y el director del colegio nos explicó
qué estaba pasando. Extraña por cierto, porque muchas
cosas se dijeron, muchas situaciones se vivieron, y mucha fue la desilusión
cuando semanas después nos explicaron que habíamos perdido
la guerra. Desde la suspensión de clases a todo tipo de estrategias
para “poder ganar la guerra”. Cosas de preadolescentes,
pero que hacían a cómo se vivía por esos días
la tan lejana guerra.
Nos ilusionábamos con cada parte, mirando la televisión
para que un señor de apellido Gómez Fuentes, a través
del noticiero 60 Minutos nos dijera “estamos ganando”. La
desazón fue muy grande. Tanto o más como tratar de entender,
por ese entonces, cómo nuestro equipo favorito perdía
la final de algún campeonato. Pasó un largo tiempo para
que nuestros padres nos explicaran qué había pasado, y
para que nuestra adolescente “experiencia de guerra” pueda
ser superada.
La realidad golpeó. “La batalla de Puerto Argentino ha
finalizado”, dijo un pétreo rostro militar también
ante las cámaras de TV. También para los preadolescentes
de aquel entonces la guerra golpeó. Por eso mismo, es que hoy
también reclamamos un reconocimiento por el sufrimiento. Pero
tal vez quien también deba realizar un reclamo sea la sociedad,
que solamente quiere olvidar el pasado. Es esa misma sociedad la que
también debe reclamar un reconocimiento. El reconocimiento de
la memoria, la justicia para quienes combatieron, y así poder
crecer y cicatrizar las heridas, que solamente son calmadas como cuando
el perro lame sus llagas. |
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