Cuanto más se les conoce, más se les quiere (si se los conociera). Por eso y por el honor de los muertos, de los que marcharon a la muerte y volvieron vivos, jugándose la vida por todos, hay que ofrecerles todo el reconocimiento.

Pedro Flores. Correo-e: pi.flower@hotmail.com

El Pueblo de donde vienen todos sus hijos, sabe diferenciar la verdad. Cuanto más se les conoce, más se les quiere. Por eso y por el honor de los muertos. Por los que siguen vivos, por seguridad emocional, de su identidad Patriótica, personal y del desarrollo de sus competencias. hay que ofrecerles todo el reconocimiento. Por ser capaces de dar su vida en una Guerra. Así, Con Mayúsculas.

Es muy difícil, por no decir imposible, que un civil sienta el pleno significado de la palabra «honor» tal y como la entienden los Militares Baja Voluntaria, no es por menoscabar, todo lo contrario, todos salimos del mismo pueblo. ¿Hasta dónde puede llegar el valor de un Militar para dar su vida porque se lo mandan o por su Patria? Resulta casi incomprensible, si no fuera porque los conozco, imaginar el nivel de vocación, sacrificio, lealtad y disciplina que un Militar Baja Voluntaria mantuvo hacia sus mandos, hacia el Gobierno, La Democracia y hacia La Sociedad que lleva representada en el hombro del uniforme con la Bandera Nacional.

Hace 5 años, durante una reunión, se comentó que tendría que darse una encuesta entre la juventud Argentina en la que la pregunta principal seria: ¿estarías dispuesto a dar tu vida por Argentina? Imaginen la respuesta. Ganaría el no mayoritariamente. Estoy seguro de que si esa misma pregunta se replanteara a la población adulta, el resultado sería similar, seamos sinceros, excepción hecha del estamento castrense, donde la estadística no varía un ápice entre los jóvenes o sus mayores.

Por todo lo anterior es tan sumamente trascendental que reconozcamos a nuestros Militares Baja Voluntaria por lo que son, por lo que hicieron y por dónde lo desarrollaron: en la guerra. Con todas las letras. Porque el concepto no es superficial.

Y es que nos hemos acostumbrado de tal manera a los eufemismos y a los dimes y diretes como artilugios lingüísticos, que huimos de la verdad como si nada. Y ya está bien. No estamos hablando de si hay crisis o no, cual tomadura de pelo reciente; o si el término «Nación» es discutido; ni siquiera si el crecimiento económico es negativo, solemne sandez para evitar decir decrecimiento. Estamos hablando de gente que se prepara para defender a la Patria, y se muere.

Para que piensan que está La Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea.

Pero el problema de fondo es que los aspectos formales coinciden en el tiempo, absolutamente a propósito, con una actitud política perfectamente premeditada. Si no fuera porque detrás de esa falsedad y ocultación subyace toda una estrategia, estaríamos hablando de un desliz, de un quiero y no puedo y de un complejo hereditario, cuando lo cierto es que asistimos a una negación de la verdad completamente fundamentada en un procedimiento político y lingüístico que miente ante la evidencia.

Quizá funcionara en su día que una mentira mil veces repetida se convierte en verdad, (en una posible guerra, ojala no sea así) pero me temo que ya no pasara ante una sociedad madura, democrática, sensata, y, sobre todo, no pasa ante profesionales y políticos.

Del “No a la guerra” hemos pasado sin rótulos a “No decir la palabra guerra”. Y esta prestidigitación maliciosa se escupe en el honor de los muertos por Malvinas y los que volvieron vivos, e intenta condicionar a toda la sociedad. De ahí que en Argentina pendamos, casi sin solución de continuidad, la asignatura de Cultura de la Defensa de La Patria.

Es decir nadie quiere la Guerra, pero nos preparamos para ello, por eso las FFAA.

En la Escuela de Guerra de la Armada, el Ejército y Fuerza Aérea y en cualquier Academia militar del mundo occidental, los cadetes y oficiales aprenden desde el primer curso que el mundo se enfrenta desde hace años a nuevos modelos de guerra. Ya no son dos ejércitos uniformados, por lo tanto identificables y visibles, los que mantienen una contienda. Eso pasó a la historia. Asistimos a escenarios mucho más complejos donde el terrorismo internacional y religioso, la piratería, el enemigo difuso e invisible o multiforme y desorganizado, se plantan frente a sociedades democráticas, constitucionalmente defendidas por Fuerzas Armadas con principios, con reglas de enfrentamiento y con opiniones públicas detrás.

Para lo bueno y para lo malo. Por esto los Veteranos de Malvinas son un ejemplo o tendrían que serlo en las Instituciones Castrenses.

De ahí que cualquier país de nuestro entorno tienda a organizar su respectiva Defensa Nacional con unas Fuerzas Armadas dimensionadas, dotadas, con reglas para el uso de la fuerza, transportables y ágiles, y con exmilitares bajas voluntaria reconocidos y respaldadas por sus sociedades, como el reposo del combatiente. Por eso es tan importante que se sientan con el aliento de la gente del pueblo y de los políticos. Y no hay mejor aliento que reconocerlos con la verdad de que murieron y los vivos se sacrificaron, como ha acaecido en los albores de la Patria, por eso somos Argentinos.

En este sentido, tengo más que serias dudas de que la sociedad Argentina sepa de verdad cómo viven, cómo se defendieron y por qué murieron nuestros Militares Baja Voluntaria en Malvinas. Los mensajes difusos se han ido transmitiendo entre nuestra opinión pública de manera oculta, poco a poco, hacia no saber el porqué de las cosas. Y los periodistas tienen una importante responsabilidad en este proceso. No sé si por complejos o por desconocimiento, pero seguimos entre divague u error, importunando la cuestión sin clamar por que se llamen a las cosas por su nombre.

En Malvinas el quehacer de las tropas Argentinas fue lo más parecido a estar en el Infierno Helado, mientras en el continente se veía el mundial de futbol.

Y mientras tanto, en Argentina asistimos a un absurdo debate de indefinición legal y hasta constitucional de qué es la guerra. No sé si a propósito o no, el legislativo y los Jueces que aplican interpretan dichas Leyes, rehúyen dicho formalismo. La Leyes de Veteranos de Malvinas deja el asunto bien claro y que sirven términos como Teatro de Operaciones en Efectivas Acciones de Guerra, divisiones en la comunidad de Excombatientes de Malvinas y Confusión en Las Leyes para dichos Veteranos Militares Baja Voluntaria, en los muertos del archipiélago “están” y los que volvieron del horror de la guerra no.

Diferencia bien clara a simple vista como Movilizados en caso de Malvinas pero también desde esa época hasta ahora; en misiones, operación de mantenimiento de la paz o escenario bélico etc.

Y en el mundo castrense es manifiesto: «Cuanto más conozco, con más perspicacia se trata», en referencia, claro está, a los ExMilitares Baja Voluntaria Veteranos de Malvinas.

Independientemente de las cuestiones políticas e ideológicas. El Pueblo de donde vienen todos sus hijos, sabe diferenciar la verdad. Cuanto más se les conoce, más se les quiere. Por eso y por el honor de los muertos, por los que siguen vivos, hay que ofrecerles todo el reconocimiento. Por ser capaces de dar su vida en una Guerra. Así, Con Mayúsculas.

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