Ex combatientes de Malvinas figuraron hasta
mediados de 1990 como «delincuentes subversivos» en documentos
confidenciales del Estado y la Policía, luego de organizarse
para reclamar pensiones y asistencia sanitaria al cabo de la Guerra
del Atlántico Sur, según afirmó el ex soldado Gustavo
Pirich en su libro sobre la contienda.
Pirich indicó que tras el conflicto armado, que se desarrolló
entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, «los servicios de
inteligencia» comenzaron a investigar en forma minuciosa a quienes
participaban en marchas para solicitar beneficios y planes de salud.
«Yo cuando vi eso me quería morir», subrayó
el ex soldado y combatiente de Malvinas, durante una entrevista con
Noticias Argentinas en la que aseguró que tuvo acceso a documentación
clasificada de donde extrajo información para el libro «Hojas
de Ruta, de la guerra en las islas a la guerra en el continente»,
con prólogo de Osvaldo Bayer.
Pirich, que busca relanzar su publicación con motivo de un nuevo
aniversario del inicio de la guerra, en la que murieron 649 argentinos,
señaló que apenas dos meses después del final de
la contienda los ex conscriptos que pedían asistencia empezaron
a «aparecer en listados como delincuentes subversivos».
«Los servicios de inteligencia tenían gente infiltrada
en nuestras organizaciones, iban a marchas y a las reuniones. Uno a
veces veía caras que te hacía sospechar, pero se nos puso
la piel de gallina cuando vimos en esos documentos que había
dirigentes de nuestras organizaciones fotografiados e identificados
con nombre y apellido», remarcó.
«Nos hicieron un seguimiento minucioso hasta 1995 ó 1996,
es decir, en plena democracia siguieron investigando a ex combatientes
de Malvinas. Es algo muy grave», agregó Pirich, integrante
del Regimiento 7 de Infantería de La Plata en 1982 y miembro
ahora del Movimiento 28 de Marzo.
Se trata de una fecha que recuerda «el ingreso a la Casa de Gobierno»
de parte de ex conscriptos que reclamaban en 2004 un aumento en sus
pensiones como Veteranos de Guerra y mayores beneficios, además
de la implementación de un plan de salud nacional que ayude a
prevenir suicidios.
«Cuando volvimos a Buenos Aires en 1982 los militares nos hicieron
firmar una cartilla en la que se nos prohibía hablar de la guerra
y pasamos de ser considerados héroes de Malvinas a delincuentes
subversivos», insistió Pirich, que aclaró que la
demanda de los ex soldados continúa.
«El abandono del Estado fue total desde un primer momento. Ya
tuvimos alrededor de 1.200 muertos durante la postguerra, 400 de ellos
por suicidios, y vamos a continuar peleando por una convocatoria de
salud obligatoria (...) El Estado es plenamente responsable por las
muertes que se produjeron después de la guerra», enfatizó.
Junto a otros ex soldados, Pirich -que combatió en Malvinas con
apenas 19 años- reclama un resarcimiento moral e histórico
por el «abandono de Estado», el cobro de pensiones no recibidas
entre 1982 y 1991, más un retroactivo por el «poco dinero»
que percibían de 1991 a 1994.
El ex combatiente, tomado como prisionero y luego liberado por las fuerzas
británicas tras la sangrienta batalla del Monte Longdon, el 11
de junio de 1982, embistió también contra el Ministerio
de Defensa nacional.
«Nos manda a juntas médicas militares en lugar de civiles.
Nosotros queremos que este Gobierno cumpla con la Ley 23.109 (sobre
Beneficios para Veteranos de Guerra) y que se cumpla con nuestros derechos
humanos», recalcó.
«Los militares boicotearon siempre la posibilidad de tener un
plan nacional de salud, porque el dinero tiene que provenir del presupuesto
militar, según dice la ley. Además, nosotros fuimos siempre
la basura civil para los militares, desde que entramos en la ’colimba’»,
afirmó.
En este sentido, agregó: «Ellos eran una clase superior.
Nos basureaban durante la ’colimba’ y lo mismo sucedió
en Malvinas. Después, cuando hubiéramos necesitado una
mano de ellos acá, nos siguieron basureando».
Pirich ilustró su libro, publicado por la editorial Dunken, con
fotografías que muestran, por ejemplo, a soldados que eran sometidos
a «bailes» por parte de sus superiores en la islas momentos
antes de entrar en combate.
«Yo cuando tuve que enfrentarme con los ingleses me di vuelta
y no tenía jefes. Los jefes se habían ido y nos dejaron
solos. En realidad, muchos jefes fueron a Malvinas a comer cordero y
a nosotros nos estacaban cuando matábamos a un cordero para comer
porque estábamos muertos de hambre», afirmó. |
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