|  
           
        Señor Director: 
         
          Hay aspectos de la democracia que lentamente van siendo dejados de lado. 
          Entre ellos podemos mencionar el ejercicio del poder del pueblo, sus 
          decisiones, la igualdad de oportunidades y la independencia de cada 
          ciudadano, ligada a la 
          soberanía de la voluntad popular en sus elecciones. 
          Un viejo axioma nos destacaba que un hombre es igual a un voto, en la 
          igualdad de participar para elegir sus candidatos, como derecho emblema 
          del sufragio. 
          Todos tenemos derecho a ser elegidos en todas las etapas de la vida 
          política como representantes de nuestros conciudadanos. 
          Salvo raras excepciones, esto ha dejado de existir para dar lugar al 
          dedo de los iluminados. Ya no se habla de internas partidarias ni de 
          internas abiertas, las que son eludidas por los esquemas de poder.  
          La participación, que era base fundamental de los partidos políticos, 
          descansa en algún cajón, obviando los adelantos cívicos 
          que se habían logrado en 1983. 
          La dedocracia ya es una forma de gobierno, donde los candidatos surgen 
          del dedo de quien fue elegido por otro dedócrata. 
          Sólo así puede entenderse que el país se halle 
          esperando que Kirchner decida quién puede sucederle y que surjan 
          candidatos elegidos en cabinas telefónicas, boliches, restaurantes 
          y sin el voto del adherente o afiliado de la fuerza, frente o 
          coalición que dicen representar. Los procesos democráticos 
          internos han muerto por el famoso dedo que todos 
          critican, pero que todos aceptan o no pueden enfrentar. 
          Una especie de personalismo impuesto contrario a lo que es la democracia 
          y el republicanismo. Kirchner y señora han sido artífices 
          del "cajoneo" que sacó modernidad a los partidos. 
          La llamada vieja política es reina y soberana. 
          Para qué tienen afiliados los partidos politicos si el dedo manda? 
          La legitimación de un representante radica en que todos se hallen 
          en condiciones de ser elegidos, o elegir, y todos tenemos el derecho 
          de depositar nuestra confianza en quién elegimos y no en un dedo 
          autoritario, que enfrenta a la democracia como garantía de libertad 
          universal. 
          La dedocracia es una cuasi monarquía (reyes elegidos por parentesco). 
          Es una nueva forma de engañar al pueblo, que debe tragarse el 
          sapo de opciones y hasta de sábanas marcadas por los dedos. 
         
        Saludos 
          Lic. Francisco Scolaro 
           
          www.scolaro.blogspot.com 
          www.esperanzablog.blogspot.com 
         
         | 
        
          
          
          |