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Fuente:
La Política On Line |
13/12/07 |
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Según el FBI, la valija de Antonini era para la campaña de Cristina | ||
Guido Antonini Wilson habría tratado de ingresar los ya famosos 800.000 dólares como ayuda financiera para la campaña de Cristina Kirchner. Así lo revela un fiscal del FBI... Por Hugo Alconada Mon Acusó a presuntos agentes de Venezuela de conspirar para ocultar el destino de los casi 800.000 dólares; afirmó que Antonini fue amenazado de muerte; involucran en el caso a los gobiernos de Néstor Kirchner y de Hugo Chávez La Oficina Federal de Investigaciones (FBI) presentó ayer una acusación formal ante la justicia en la que dice que agentes del gobierno de Hugo Chávez conspiraron para ocultar en la Argentina y en Venezuela que la valija con casi US$ 800.000 decomisada en agosto pasado en el aeroparque metropolitano, en Buenos Aires, al venezolano-norteamericano Guido Alejandro Antonini Wilson estaba destinada a la campaña electoral de Cristina Kirchner. La historia es tan portentosa que si no tuviera tanto asidero en evidencias concretas, parecería irreal: en las semanas posteriores al estallido del escándalo, el ya legendario valijero les tendió una trampa a sus antiguos socios para colaborar con el FBI. El nombre de la flamante presidenta no aparece en los documentos que obtuvo LA NACION. Pero la precisión quedó en boca del fiscal federal adjunto, Tom Mulvihill, en la audiencia que se desarrolló ayer. Dijo que los dólares eran para ayudar “a la campaña de Cristina Kirchner”. De la investigación resulta claro que tan sensible era el entuerto desatado con aquella maleta, que dos ex socios de Antonini, Carlos Kauffmann y Franklin Durán, lo amenazaron: “Tus hijas están en riesgo”. Le advirtieron, además, que autoridades de la Argentina y de Venezuela le harían juicio si decía que los fondos decomisados no le pertenecían. La conversación tuvo lugar en el restaurante Las Olas (Miami), detalló Mulvihill. En la presentación escrita que hizo el FBI también se alude a Cristina Kirchner y a su campaña como los eventuales receptores de esos fondos. Y al gobierno argentino como el aparente interesado, y también partícipe, en el encubrimiento del caso. Incluso, se relata una reunión celebrada el 27 de agosto en Florida, mientras la entonces candidata presidencial se imponía con comodidad todas las encuestas. Uno de los socios de Antonini, Franklin Durán, le dijo entonces al "valijero": "La revelación del motivo y del receptor del dinero decomisado podría resultar en la pérdida de las elecciones". El escándalo comenzó en la madrugada del 4 de agosto último, pero sólo estalló un día y medio después, cuando el decomiso trascendió a la prensa. Mientras el gobierno argentino retaceaba la información, Antonini viajó a Uruguay y de allí a Estados Unidos. Se instaló en su casa de Key Biscayne, donde habló con LA NACION. También fue abordado por las autoridades norteamericanas, con las que decidió colaborar. La trampa A partir de allí comenzó el tendido de la trampa. O como lo resumió el agente especial del FBI, Michael Lasiewicki, a la Corte Federal de Miami, acumuló "documentos proveídos en mi capacidad oficial, grabaciones de conversaciones (telefónicas y reuniones) y entrevistas con testigos que colaboraron". Es decir, más de uno. Quizá Antonini y su mujer. Quizá alguien más. Cuatro meses después, la investigación abarcó el arresto anteanoche de cuatro sospechosos, pero no de Antonini, cuyo paradero anoche continuaba en las sombras. Su colaboración con las autoridades fue confirmada anoche a LA NACION por dos altas fuentes oficiales norteamericanas que trabajan para agencias distintas de este país. Los arrestos fueron para dos ex socios de Antonini, los venezolanos Franklin Durán y Carlos Kauffmann, cuyos vínculos con el "valijero" y con el gobierno de Hugo Chávez fueron detallados por LA NACION en los últimos meses. También cayeron otros dos actores del supuesto encubrimiento, Moisés Maionica y Rodolfo Edgardo Wainseele Paciello. Los cuatro continúan detenidos, sin que la Justicia les haya concedido una fianza. Un quinto acusado, enviado especial de Caracas para hablar con Antonini el 28 de octubre -es decir, el mismo día en que la Argentina celebraba sus elecciones presidenciales-, Antonio José Canchita Gómez, permanece prófugo. Todos ellos -pero no Antonini- quedaron acusados de "actuar o conspirar para actuar como agentes de la República Bolivariana de Venezuela sin la notificación previa al procurador general de Estados Unidos". Es decir, potenciales "espías" o "agentes encubiertos", lo que puede conllevarles una pena máxima de 10 años de prisión. Salvo, eso sí, que ellos también colaboren con la justicia norteamericana y señalen al siguiente escalón de responsabilidad. Los primeros eslabones Del relato que el FBI ofreció a la Justicia sobre todo lo que ellos dijeron -y quedó registrado en las conversaciones grabadas- queda claro que ellos serían sólo los primeros eslabones de una cadena. En las cintas figuran, según determinó LA NACION, declaraciones de que quien le entregó el dinero a Antonini en el Aeropuerto Internacional de Caracas fue el secretario del presidente de la petrolera estatal venezolana, Pdvesa. Y que en el encubrimiento participó el gobierno de Venezuela, en particular de la vicepresidencia, su área de inteligencia (Disip) y el Ministerio de Justicia. Pero también el gobierno argentino. "Durán le advirtió a Antonini que las autoridades de la Argentina y Venezuela lo perseguirían si decía que los fondos decomisados no le pertenecían a él", relata el agente Lasiewicki. Amenazas En esa misma reunión, que se llevó a cabo el 23 de agosto pasado, Kauffmann llegó a amenazar a su ex socio: "Las consecuencias de tus futuras acciones podrían poner en riesgo la vida de tus hijas". Y un tercer interlocutor, Mainoica, le ofreció un puente: "Le dijo que Pdvsa pagaría por todos los gastos y multas en las que debería incurrir Antonini como resultado del decomiso de los 800.000 dólares". En aquella tensa reunión del 23 de agosto, su otro socio, Durán, también fue duro con él. Al igual que Kauffmann, le marcó el terreno sin saber que eran escuchados: "Hay gente en Venezuela y en Argentina que querían que se resuelva el lío para que la verdad no salga a la luz".
Siempre según el relato aportado por el FBI y la Fiscalía Federal a los Tribunales de Miami, el gobierno argentino podría haber sido más que un mero sujeto pasivo en toda esta historia.
Eso, en realidad, resulta de otra reunión que ocurrió cuatro días después, el 27 de agosto, cuando Antonini se reunió en Fort Lauderdale, Florida, otra vez con Durán y Maionica, pero también "con un individuo de la Argentina", cuyo nombre callaron los investigadores. No explican por qué. Apenas señalan que sólo aportan las pruebas suficientes para justificar la validez de los arrestos.
Otra vez, el agente Lasiewicki: "No incluí todos y cada uno de los datos que obtuve acerca de esta investigación".
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