Por
Lic. Francisco Scolaro
Señor Director:
Preservar a la República con la participación, ilustración
y conocimiento en los intrincados caminos de la Política (y Partidos,
Art.38 CN), resulta la única garantía de la democracia.
Sin controles y sin transparencia de gestión, sumados a la indiferencia
por acción u omisión, por ignorancia o descreimiento,
sólo se favorece a los corruptos y por ende se atenta contra
las Instituciones. La contemplación pasiva para los que se ilustran
sobre los actos de Gobierno, es una complicidad silenciosa con la triste
realidad nacional.
No sólo asusta la falta de interés de aquellos sumidos
en prebendas, planes o subsidios (que votarán por conveniencia
personal), sino que también asusta la no participación
de quienes están algo informados, quienes agregarán una
dosis de inestabilidad social en los próximos comicios presidenciales.
Por ello cuesta digerir que la voluntad popular (según la encuestocracia)
se incline por la sucesión familiar, en un gobierno que se ríe
de la Constitución, miente, avala corrupción, dibuja datos
y que, entre múltiples temas, vive denostando a opositores ante
la falta de oposiciones partidarias. La ausencia de partidos políticos
definidos, la mezcla de personalismos, las simbiosis, son el caldo de
cultivo para seguir alimentando impostores que viven y se perpetúan
en los cargos públicos de todos los niveles.
Un pueblo con necesidades y espectador de burdos avasallamientos de
su seguridad, supervivencia, justicia, etc., no está en condiciones
de receptar la docencia política que puedan brindarle aisladamente
los que poseen vocación ética ante los problemas sociales.
No hay estímulos morales para canalizar el interés popular
en la captación y comprensión de lo que realmente ocurre
en el país. Todos tienden a replegarse en sus problemas y no
perciben, ni se orientan a investigar quiénes y cómo nos
gobiernan y, menos aun, en quiénes podrían hacerlo mejor.
La baja calidad de propuestas y la falta de las mismas por parte de
la candidata oficial, generan una parálisis popular que sólo
explota por hechos puntuales u ocasionales (cortes, marchas, etc), sin
percibir que el verdadero motor radica en una coherente elección
de gobernantes.
Es la falta de fe que nos ha inculcado el accionar de los políticos
corruptos e ineptos (incluidos los que nada hacen) lo que ha generado
el descreimiento. Todos desconfían de todos y sólo "educando
al soberano" (partiendo de los más humildes) se logrará
que una caja de comida, una promesa, o cualquier otro "regalo"
no les sea útiles a estos manejadores de "cajas" e
iluminados abusadores de voluntades y que, encima, se sienten dueños
de la Nación.
Erradiquemos el "derrotismo" -el más vale malo conocido-
y pregonemos lo que se sabe y lo que se oculta de la gestión
Kirchner, haciendo renacer el esclarecimiento que daban la militancia
de los grandes hombre de nuestra historia.
Digamos basta a dirigentes y candidatos dóciles o acomodaticios
sabaneros, para salir de la marginalidad moral que nos está rozando.
De nosotros depende que cada rincón de la Patria sea el campo
de debate, para bien de la República.
Saludos
Lic. Francisco Scolaro
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