Sr. Director:
Aún suenan en los oídos, el ruido de cacerolas y otros
elementos portados por los ciudadanos, acompañando los golpes,
con un lejano clamor: ¡ Que se vayan todos! .
La frustración, la bronca, tomadas de la mano con el desencanto
y la desilución, marcaban un estado de ánimo ligado a
la perdida de confianza en los " iluminados" elegidos de siempre.
Nada Cambió. En lugar de irse, vinieron más y los que
debían renovarse ( por verguenza ajena) se atornillaron a sus
sillones, como camaleones políticos de la corrupción.
Como dueños de un linaje o casta, pululan ( Hay excepciones)cuán
levantamanos, no afectados en la gimnasia de acumular riquezas.
Analizando los potenciales candidatos, especialmente del oficialismo
y en distritos Bonaerenses, pretenden perpetuarse, simulando escudos
de ética ( la gran desaparecida de estos tiempos) para profundizar
el "cambio".- ¿Cual?-.
La Constitución de adorno, la corrupción, la inseguridad,
la mentira, etc. siguen campeando en todos los estamentos del Gobierno.
Una burla del destino a la limpieza que el Pueblo reclamaba y las Instituciones
necesitan.
Cuesta entender, que la apatía, la despolitización, la
inmovilidad, el silencio, el descontento no canalizado y la resignación,
estén dominando al grueso de la población, que parece
haber olvidado, que aquellas cacerolas no eran de barro.
Las instituciones todas, deben ser instrumento de cambio y nuestro voto
el escarmiento de " sanguijuelas". Deberiamos arrojar las
cacerolas de una sola vez para que el ruido despierte a la República
e imaginar que las urnas en Octubre serán de acero, para que
retumbe el voto, al que ya muchos llamamos " EN DEFENSA PROPIA".
Saludos
Lic.Francisco Scolaro
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