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No era el final planeado o al menos el anunciado, a partir de un cierto optimismo por parte de funcionarios del ministerio de Defensa. Sin embargo, la realidad es que el mítico destructor “Santísima Trinidad” -hoy ubicado en el dique de la Base Naval Puerto Belgrano, donde se realizan algunas tareas básicas con la idea primaria de ponerlo a flote-, no volverá a cumplir función alguna. Por el contrario, en las últimas horas el jefe de la Marina, vicealmirante Marcelo Sur, confirmó que finalmente se decidió donar sus partes a las asociaciones y agrupaciones relacionadas con la Guerra de Malvinas que así lo soliciten, para luego decidir qué hacer con lo que quede. Vale decir que se hará finalmente un desguace de la nave, descartándose toda posibilidad de convertirlo, según se mencionó en su momento, en un museo flotante o en un buque de instrucción. La realidad es que el histórico buque ha hecho más de lo razonable por mantenerse en condiciones mínimas, pero su estado ya no resiste siquiera la posibilidad cierta de ponerlo a flote, con lo cual las autoridades responsables han decidido cortar por lo sano y asumir que ya es tarde para cualquier intervención que permita preservarlo o mantenerlo en condiciones. El “Santísima Trinidad” tiene el enorme valor de haber servido en la Guerra de Malvinas, desempeñando un papel clave en la acción de desembarco de las tropas argentinas el 2 de abril de 1982, custodiando a otros buques y cumpliendo distintas tareas en esa histórica gesta. A ese sitio llegó luego de recuperarse del duro atentado que sufrió en 1975, luego de ser afectado por explosivos colocados por la agrupación terrorista Montoneros. Luego de Malvinas continuó navegando hasta el año 1989, cuando se decidió “sacrificarlo” para dotar de repuestos a su gemelo, el “Hércules”, dando inicio a un desguace fatídico. En 2013, tras la rotura de un tubería, comenzó a escorarse hasta quedar totalmente volcado. Reflotado en 2014 -con una inversión que se supone fue de 20 millones de dólares-, ahora se dice que únicamente sirve para entregarlo en partes. Es de esperar que tan ingrato final sea al menos con
pena y con gloria, buscando de alguna manera compensar mínimamente
semejante maltrato y destrato para una pieza grande de nuestra historia,
a la que no veremos nunca más. Nota relacionada: VGM celebran el reflotamiento del destructor ARA “Santísima Trinidad” Fuente: La Nueva |
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