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04/02/2010

 

Pesca. Por favor: ¡Quiten esa cláusula escandalosa!  
El Gobierno Nacional ha manifestado formalmente su intención de suscribir un Acuerdo de Cooperación sobre Pesca con el gobierno de la República Popular China.

Con el declarado, y general propósito de “fortalecer las relaciones de amistad existentes” y “en base al principio de igualdad y beneficios mutuos”, se propone un texto de cinco artículos, con un horizonte inicial de vigencia de cinco años.

El acuerdo en cuestión parecería consistir, en una serie de intenciones “típicas” de este tipo de instrumentos de cooperación habituales en las relaciones internacionales. Tales propósitos, se describen en términos de “mantener conversaciones”, “cooperar” en áreas específicas, “promover y apoyar” iniciativas conjuntas y demás acciones en general exploratorias.

Las discusiones, intercambios y eventuales acciones a las que el acuerde diere lugar, se desarrollarían esencialmente a través de un “Subcomité de Pesca en el marco del Comité Conjunto Chino-Argentino sobre Cooperación Agrícola, de acuerdo a lo establecido en el Memorando de Entendimiento sobre Cooperación Agrícola, entre el MOA y la SAGPyA”. Los responsables de pesca de las dos Partes integrarán dicho Subcomité y “coordinarán los asuntos de cooperación pesquera en el marco de sus responsabilidades”.

Hasta aquí entonces, nos encontraríamos frente a un instrumento que no expresa a priori, otro compromiso que el de sentarse a conversar y discutir con buena voluntad y vocación cooperativa, sobre temas de interés mutuo, con miras a construir y – muy especialmente- a resolver las cuestiones que generan dificultades entre las partes.

Y en este aspecto, es claro que una de las más significativas dificultades que Argentina ha enfrentado desde hace años en materia de pesca con su contraparte china, es la que deviene de la actividad de este país en el área adyacente a nuestra Zona Económica Exclusiva. Se trata, en efecto, de una de las banderas más masivamente presentes entre las grandes flotas de “pescadores a distancia” que operan sobre el calamar illex, sin control ni vocación alguna de diálogo. Los perjuicios que esta actividad de los buques chinos ocasiona sobre esta especie transzonal y sobre los intereses pesqueros propios, son múltiples y han sido repetidos hasta el cansancio.

Es por ello, que no puede dejar de llamar poderosamente la atención, que en el contexto esencialmente abierto del acuerdo, se haya incluido taxativamente, la siguiente cláusula (Art. II.3):

“Las dos Partes deberían permitir a las embarcaciones pesqueras de la otra Parte entrar a sus puertos para reabastecimiento, reparación, descarga o transferencia de capturas, de acuerdo a lo que establecen sus legislaciones y reglamentaciones internas”.

Esta cláusula – cuya redacción en términos de “reciprocidad” ofende al sentido común- implica simplemente que la Argentina se allana a remover una de las escasísimas medidas de reafirmación de soberanía y de desaliento que aplicó por años contra la actividad depredatoria de la que son protagonistas los buques de pabellón chino en aguas de interés nacional.

Tal concesión carece de reciprocidad alguna, y es a pura pérdida para el interés nacional. No hay, en efecto, compromiso alguno de la contraparte china a acordar con nuestro país –ni siquiera a conversar- sobre los términos en los que desarrollarán sus barcos la pesca en el área adyacente a nuestra ZEE.

No es ocioso recordar las presentaciones que sobre el tema hicieran en su momento las cámaras pesqueras (CAPA, CEPA, CAPECA, y CAPIP) solicitando mantener la postura argentina, de no permitir que buques de pesca extranjeros operen en sus puertos si pertenecen a la flota "potera" (dedicada al calamar).

En el año 2008 las cámaras pesqueras dieron a conocer un documento que fue presentado al Consejo Federal Pesquero y las autoridades de Pesca Nacional y Provinciales, que entre otras consideraciones sostenía:

- La situación en el área adyacente es incierta por el número variable de buques y países que allí pescan, los cuales son conocidos por los patrullajes de Armada y Prefectura, pero desconocemos los volúmenes de captura y el respeto por las normas internacionales de pesca responsable y de los derechos de los trabajadores, que en caso de los buques asiáticos la más de las veces son sometidos a condiciones de trabajo esclavo. Debemos monitorear esa flota y conocer sus descargas y modos de operación.

- En el caso del calamar actualmente la pesca en el área adyacente duplica la pesca en nuestra ZEE, constituyendo una competencia desleal que destruye la economía de la flota potera argentina

- Con referencia al tratamiento a los buques que operen en la milla 201 por fuera de acuerdo con Argentina , se debería denegar todo acceso a puerto que no fuera por causas humanitarias, prohibir los desembarques, trasbordos en aguas argentinas. Prohibir el uso de los servicios portuarios como el reabastecimiento de combustible, el suministro y las reparaciones.

- Influir sobre los países que prestan apoyo a esta flota solicitándole que se niegue el mismo a aquellos buques que no cumplan con las normas de FAO y de la Organización Internacional del Trabajo.

Las aclaraciones atribuidas al Subsecretario de Pesca de la Nación por algunos medios de prensa ante los primeros cuestionamientos a la bochornosa cláusula a las que nos referimos, resultan de una endeblez asombrosa.

Según Noticias Argentinas, el funcionario habría expresado que «China tiene a favor que hace dos años que no pesca en la zona de Malvinas controlada por los británicos y el acuerdo sólo será válido si continúan así». El señor Subsecretario debe saber muy bien que la medida que se pretende eliminar graciosamente no tiene por objetivo único ni principal el de frenar la pesca en “la zona de Malvinas controlada por los británicos”, sino la mucho más significativa y “controlada por nadie”, que se realiza en el área adyacente a la ZEE, sobre la que omitió referencia alguna en sus respuestas. Como si no existiera el problema.

Según lo anunciado, el gobierno espera suscribir el acuerdo en marzo próximo. Y hasta el momento, ha reinado – con escasa excepciones- un sugestivo silencio sobre el particular.

Será muy oportuno por lo tanto, conocer en breve la opinión de los sectores de los trabajadores embarcados, tan activos y solidarios en los foros internacionales contra sus colegas sometidos a las más precarias condiciones laborales y de seguridad.

Igualmente útil, será escuchar la voz de los representantes de la industria naval, uno de los sectores presuntamente “beneficiados” por esta medida. Es de esperar, que en el análisis de tales posibles beneficios, no se pierda la claridad con la que han defendido tradicionalmente el interés nacional, a la hora de discutir otras cuestiones.

Los sectores portuarios, tampoco se han manifestado hasta el momento. Se atribuye al subsecretario Yauhar haber afirmado que “para los puertos patagónicos sería una muy buena alternativa. Sería generación de mano de obra en tierra". ¿Habrá muchos barcos chinos dispuestos a pagar los mayores costos de los puertos de la región, pudiendo optar por los del norte? Como quiera que sea, cabe a este sector la misma reflexión que para la industria naval: ¿es legítimo obtener un beneficio sectorial aprovechando una medida que lesiona el interés de toda la sociedad?

¿Habrá que esperar definiciones del Ministerio de Relaciones Exteriores?
¿Habrá algún legislador nacional interesado en la cuestión?

Mientras los muchos actores que aún no se han definido hacen sus análisis y los dan a conocer, desde NUESTROMAR pedimos respetuosamente: ¡quiten esa cláusula escandalosa!

04/02/10
NUESTROMAR

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