16/10/2009 |
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¿Por qué quieren nuestro cobre? | ||||||
Por Cristian Hendrickse * Nos quieren convencer de la necesidad de obtener cobre para satisfacer los usos de nuestra vida moderna, omitiendo los otros usos que se le dan al cobre, principalmente en el nuevo escenario de la China emergente. Este año China ha aumentado sustancialmente su presupuesto militar en sintonía con una reforma importantísima de sus fuerzas armadas y sus estrategias militares. China abandonó su tradicional concepto de potencia militar continental para proyectarse como potencia militar marítima, ello en concordancia con su crecimiento y expansión económica y su necesidad de asegurar sus rutas comerciales principalmente en Asia y África (Angola es el principal proveedor de petróleo de China). Desde el punto de vista naval, China está desarrollando la construcción de bases navales en países extranjeros, la ampliación de su marina mercante y se lanzó a la construcción de modernos submarinos de propulsión nuclear. Recientemente EEUU manifestó su preocupación por el desarrollo del potencial de agresión espacial de China, la que diseñó y construyó misiles destinados a la destrucción de satélites cuyas pruebas recientes sobre la eficacia de los mismos han resultado exitosas. A EEUU le preocupa estas nuevas capacidades espaciales chinas dado que su sistema de comunicaciones e inteligencia se apoya en el empleo de sistemas satelitales. Todo este desarrollo militar requiere de grandes cantidades de insumos.
El cobre, principal conductor de electricidad, es empleado en todos
los buques y misiles desarrollados por China. El molibdeno, es un endurecedor
del acero. Esta presencia de empresas chinas interesadas en la obtención de hierro (Sierra Grande) y molibdeno y cobre (Campana Mahuida) y la obstinada persistencia en las explotaciones frente a resistencias sociales que se oponen al saqueo de los recursos, no son ajenos a los intereses de China de nutrirse con insumos minerales, no sólo para sus necesidades de expansión económica, sino para satisfacer sus objetivos armamentistas. En esa realidad, poco creíble resultan los argumentos de algunos funcionarios locales que pretenden justificar el saqueo chino en base a la necesidad de cobre para usos domésticos tales como celulares, lavarropas, heladeras, automotores, etc. No podemos ser tan ingenuos. Ni tampoco debemos serlo. Salvo que no tuviéramos ningún reparo ético en ser cómplices silenciosos del avance del armamentismo y de la edificación de un aparato militar jamás visto en la historia. A las conocidas razones para oponernos al saqueo minero, le sumamos la tradición pacifista de la Argentina (principio de neutralidad, premios nobeles Saavedra Lamas y Perez Esquivel). Quienes hemos sufrido en el seno de nuestras propias familias el haber visto a nuestros parientes partir a una guerra en 1.982 no podemos consentir ni mas guerras ni mas armas. Todos los seres humanos tenemos el deber ético de oponernos a las guerras, y a los armamentismos que las generan, y nuestras conciencias no pueden ser neutras ante una clara política de obtener insumos destinados al desarrollo armamentista. No a la mina es también sí a la paz. * Cristian Hendrickse es asesor legal de: A.V.A.L.
Fuentes: http://www.project-syndicate.org/commentary/kaneda8/Spanish |
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