02/06/2009 |
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Políticas de Estado | |||||
Recibimos y publicamos: Por Eduardo Mariano Lualdi * Días pasados, el ministerio de inDefensa de la Nación a cargo de la Dra. Garré, realizó un show para referirse a la situación de nuestra soberanía marítima y en el Atlántico Sudoccidental. Desde Jamaica, pasando por Buenos Aires hasta Puerto Belgrano, los funcionarios del gobierno de los Drs. Kirchner se autocelebraron como nobles continuadores de la “política de Estado” aplicada al respecto. En efecto: desde 1982, Acuerdos, entendimientos, Tratados públicos y secretos, etc., todos vigentes, mantienen la continuidad esencial de esa “política de Estado” que permite que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte consolide su dominio. La diferencia de este turno gobernante con sus predecesores es que reemplazó los ositos de peluche de Di Tella por el arte del doble discurso y el ejercicio de la “soberanía testimonial”, aquella que solo existe en la propaganda gubernamental pero no en la realidad. La política para las FF.AA argentinas reduce sus “objetivos” a misiones militares en el exterior bajo el mando de potencias imperialistas. El modelo Menem-Balza no perdió vigor en estos años, por el contrario, también fue borocotizado por el kirchnerismo. Mientras el colonialismo inglés proclama su pretensión de usurpar más de 4 millones de kilómetros cuadrados de territorio argentino con el respaldo de la UE, nuestros hombres de armas deben sufrir la humillación de prestar sus servicios al mando de potencias imperialistas como policías mercenarios para represión interna, en vez de ser capacitados y contar con el material adecuado para la defensa de nuestra soberanía, nuestra integridad territorial y nuestros vastos y ricos recursos naturales. Tenemos en nuestros archivos una mesa redonda realizada hace unos años en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en la que un importante funcionario de este gobierno defendió el desarme argentino en la Patagonia como demostración de la “voluntad argentina” de no volver a intentar la recuperación de nuestros territorios de manos del colonialismo británico. Sus palabras están plenamente corroboradas por los hechos. Como muestra del continuismo de esa mentada “política de Estado“en lo que respecta a la soberanía marítima y del Atlántico Sudoccidental, están los planes de desguace del rompehielos Irizar y la liquidación del único astillero estatal, el Astillero Río Santiago (ARS), que es además la única empresa de defensa nacional que no pudo privatizar ni el menemismo ni los turnos gerenciales que le sucedieron y que se propone liquidar el gobierno de los Dres. Kirchner. Debe incluirse aquí las versiones sobre el desmantelamiento de la base de submarinos de Mar del Plata. La reparación del Irizar en el Astillero Río Santiago devendría en un doble beneficio: su reconstrucción a manos de obreros altamente calificados y de conciencia patriótica y la garantía de continuidad del ARS como empresa clave en la defensa nacional. Esto mismo ocurriría si las POM fueran producidas por el ARS. Sin embargo, el Irizar está en Tandanor, el modelo “Enarsa” en el área naval para hacer pingües negocios con los llamados “capitalistas amigos”. Montoto-Garré mediante, el Irizar junta óxido y las Patrullas Oceánicas Multipropósito (POM) desesperan en el presupuesto oficial, sin ninguna perspectiva de real producción. Demostración elocuente de la falta de voluntad kirchnerista de asumir una industria naval propia, próspera y soberana, es que desde el año 2002 esperan en el Congreso dos leyes promovidas por los trabajadores, técnicos y directivos del Astillero Río Santiago; nos referimos a la leyes para la sanción del “Régimen para la actividad del transporte por agua” y para la “Creación del Fondo para el Desarrollo de la Industria Nava Nacional”. El oficialismo, con su mayoría directa en diputados y senadores, pudo sancionar estas dos leyes para devolverle a la Argentina una industria madre de la Defensa Nacional y la plena soberanía fluvial y marítima. Sin embargo duermen estos dos proyectos desde hace siete años en los despachos de los legisladores, de los cuales seis corresponden a la mayoría oficialista. La falta de una flota mercante nacional, así como una flota de guerra moderna, resulta en la fuga de más de 3 mil millones de dólares en concepto de fletes navales y muchos otros cientos de millones de dólares producto de la depredación brutal de nuestros recursos ictícolas, dineros que permitirían devolver a millones de compatriotas trabajo y condiciones dignas de vida de los que hoy carecen. Esto sin abundar en el peligro de desintegración territorial que deviene de las pretensiones imperialistas del colonialismo británico.
*Coordinador Nacional del Foro Patriótico y Popular |
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