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15/04/08 |
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Malvinas, nada por aquí, nada por allá | ||
Cambridge, 14-04-08.,
por Guillermo Makin
La circunstancia política británica hace pensar que no están dadas las condiciones que permitan pensar que es políticamente factible plantear el tema Malvinas y lograr que los británicos acepten negociar sobre soberanía. Nada de esto es nuevo. Es una constante desde hace décadas. Solo cambia la forma en que se presenta la sempiterna dificultad para la política exterior argentina. Un dicho popular británico similar al castizo:”no hay mal que por bien no venga” dice que las nubes de una tormenta pueden estar forradas de plata. No haber concurrido a la reunión de partidos progresistas que tuvo al primer ministro Gordon Brown como anfitrión puede acabar teniendo un rédito positivo para la Presidente Kirchner o por lo menos se ha evitado erosionar la imagen presidencial. De haber venido a Londres antes de pasar por Paris la Presidente Kirchner no habría obtenido un rédito favorable en cuanto a cobertura de la prensa. La reunión de “progres” no recibió casi cobertura en los medios británicos. Obtener cobertura de medios que no son de por si favorables a la Argentina, y menos a dirigentes peronistas, era un emprendimiento riesgoso. Pero el costo mayor hubiera sido el ridículo que, como señalo Perón, es un destino del cual no se vuelve. Tal es la coyuntura crítica en que se encuentran Brown, su gabinete, sus diputados en los Comunes y el partido laborista en general que nadie habría tenido tiempo ni ganas de escuchar los planteos que podría haber tratado de esbozar la presidente. El escarnio de la derecha vernácula es fácil de imaginar. En lo esencial la situación de Brown evoluciona tal como señalé ocurriría en febrero de este año: se aproximan las elecciones locales en Inglaterra y Gales el 1 de mayo y la inquietud dentro del laborismo crece. Se prevé que el laborismo perderá cantidad de bancas en los “councils” o consejos deliberantes con la consiguiente disminución de los municipios que controla. El desastre será mayor dado que es altamente probable que pierda Ken Livingston el alcalde de Londres, un laborista díscolo a Brown, pero laborista al fin, a manos de un candidato conservador que carece de seriedad pero las encuestas indican que los londinenses quieren un cambio. En un sistema parlamentario un jefe de gobierno sigue en el poder mientras sus seguidores abrigan la esperanza que sabrá ganar elecciones. Brown está en la misma situación de extrema impopularidad que llevó al adelantamiento de la renuncia de Blair y precipitó la de Thatcher en 1989. Ya se habla de inquietud dentro de las filas de los parlamentarios laboristas. Hay ministros que se atreven a criticarlo y Brown enfrenta dos rebeliones parlamentarias a corto plazo. Hoy el principal comentarista político de la BBC, Nick Robinson, puntualizó en el programa radial Today que la inquietud puede llevar a un reemplazo de Brown antes de las elecciones en 2009 ó 2010. Las encuestas le dan al conservadorismo por primera vez desde 1992 la posibilidad de ganar por amplia mayoría en elecciones que deberán tener lugar antes de mayo del 2010. Superan al laborismo por porcentajes que van del 10% al 16%. Robinson sostiene que un ministro de Brown le dijo: “estamos demasiado dañados como para que sea posible recuperarse antes de las elecciones”. The Guardian dice que son varios los ministros con la misma duda. John Curtice, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Strathclyde, de reconocida autoridad por sus agudos y acertados análisis sobre los humores del electorado británico, sostuvo el 14 de abril en Today, el programa radial de la BBC que determina la agenda política del día: “como la situación con Brown es igual de mala que en los últimos tiempos de Blair, cunde la especulación. Los diputados se preguntan si les conviene que Brown siga conduciendo el laborismo en el 2010 cuando haya elecciones”. El electorado, amenazado por una crisis financiera de una gravedad no vista desde 1930, duda por primera vez desde fines de los 90 de la capacidad del laborismo para solucionar problemas que en muchas circunstancias se deben a políticas que pergeñó Brown cuando era el ministro de economía de Blair. En este contexto todos los políticos británicos están cuidando su territorio. Solo tienen ojos para aquello que los preserve en el poder (los laboristas) o los lleve al poder (los conservadores y los liberaldemócratas). Pensar que en este río revuelto en que se encuentra el gobierno laborista hubiera sido posible lograr algún avance sobre el tema Malvinas es poco realista. Nada de esto va a cambiar hasta que se lleven a cabo elecciones en el 2009 o el 2010. Es natural que un gobierno de otro cariz tenga otras prioridades que solucionar un conflicto con un país como Argentina donde no hay cuantiosas inversiones británicas y que ni le compra mucho al Reino Unido ni le vende mucho tampoco. Se le encontraría un forro de plata como dicen los británicos a esta nube si este periodo hasta el 2010 fuera aprovechado por nuestro país para estudiar el tema de la política británica y Malvinas, la economía de las islas, como podría crecer la economía insular si se integrara a la argentina y explorar la actitud de la población insular, para enumerar solo algunas de las posibles líneas de investigación. Nada de lo hecho desde los años sesenta ha logrado llevar a los británicos a negociar soberanía. Es hora, y ahora hay tiempo, de repensar la política argentina al respecto. ©Guillermo Makin, 2008.
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