Bahiano es uno
de los artistas más reconocidos de la Argentina. Sin dudas, su
paso por Los Pericos lo hizo masivo y popular, pero desde hace unos
años, su carrera solista también goza de los privilegios
del éxito.
Sin embargo, la música lo ha llevado a explorar otros ambientes.
Así, desde febrero del año 2006, por Canal 7 Argentina,
Bahiano debutó la conducción televisiva con un programa
que tienen como propósito retratar el pasado, presente y futuro
de las expresiones musicales de cada región: MP3. Así,
a los trece capítulos originales dedicados a la Argentina, se
le fueron sumando otros de América Latina y el sueño empezó
a hacerse realidad: realizar un mapa musical latinoamericano.
A la manera del "Ser urbano", de Gastón Pauls, "MP3..."
echa mano a la voz de Bahiano en off y lo pone a narrar sus impresiones
en primera persona y a aportar datos de contexto mientras sale al encuentro
de sus interlocutores en un viaje musical con goce y sin apuros.
Dentro de esta pasión de descubrir los sonidos del continente,
hubo un sueño lejano que la semana pasada terminó siendo
una de las realidades más anheladas por el grupo: llegar a las
Islas Malvinas.
Así, la producción pasó una semana completa en
la zona austral para poder mostrar los sonidos que allí suena
y, de paso, dar una imagen particular de una tierra muy especial para
los argentinos. Para fines de noviembre, se espera poder ver en la pantalla
del canal público los capítulos dedicados a esta movida.
La comunicación
El telefóno del “Malvina House Hotel” es atendido
en español. Una mujer –de acento chileno- pregunta con
quien queremos hablar. Inmediatamente, transfiere la llamada a la habitación
14. Allí atiende Bahiano, listo para hablar después de
la eficiente gestión de su productor general, Luciano Olivera.
Se nota que hay mucho por decir. No deja espacios en blanco: llena
de palabras y metáforas todos los momentos y se emociona por
lo que cuenta, recientemente vivido. Hay una cierta felicidad en su
tono de voz pero también se nota que hay ganas de volver a casa,
satisfecho por el trabajo cumplido.
-¿Cómo se da el viaje a Malvinas?
-Siempre estuvo en la idea de la producción del programa venir
a Malvinas. Sabíamos que no iba a ser fácil llegar aquí
pero hubo un intenso trabajo de mucha gente y una especial dedicación
de la Cancillería Británica, que fue la que nos permitió
viajar sin problemas.
-¿Qué sentiste cuando pisaste tierra?
-El viaje es impactante y nos pasó lo que le puede suceder a
cualquier argentino que llega a esta tierra: es muy movilizador. Por
eso, dejamos para el final de nuestra estadía la visita a los
campos de batalla y el cementerio argentino en Darwin, por la sencilla
razón que no queríamos que esa imagen estuviese presente
en toda nuestra estadía. Como nosotros veníamos con otra
idea, la de descubrir cómo es la música del lugar y que
es lo que se escucha, preferimos trabajar todo eso antes y dejar la
parte dura para el final.
-¿Cómo los recibieron?
-Nos recibieron muy bien y eso hay que destacarlo de todas maneras.
La gente es muy agradable pero sumamente fríos. Te das cuenta
de movida que no es un público latino pero son muy respetuosos.
Nos invitaron a las radios locales y nos hicieron entrevistas, también
nos hicieron una nota para el Penguin News, que es el único diario
del lugar.
-Pudieron cumplir con el trabajo pautado?
-Cuando llegamos nos dijeron que no se podía filmar nada en la
zona del nuevo aeropuerto que se construyó en Malvinas y la verdad
es que te controlan bastante lo que filmás y donde lo hacés.
En Darwin no tuvimos inconvenientes porque hicimos las ofrendas que
teníamos previstas en el Cementerio Argentino. Hay un ex combatiente
que se llama Raúl Berón, que es de Berisso, y hace un
vino patero en su casa. El se comunicó con nosotros y nos pidió
si podíamos ofrendar parte de ese vino en el lugar. Asi que fuimos
a una de las posiciones argentinos y tomamos ahí ese vino. También
dejamos discos y escuchamos música a través de una notebook
que llevamos al lugar. La verdad es que todo lo que teníamos
previsto hacer lo pudimos cumplir sin problemas.
-¿Es muy fuerte la experiencia para un argentino el estar en
Malvinas?
-Es muy fuerte. Yo soy clases 62 y no estuve en el conflicto pero si
podía llegar a ser un reservista. Igualmente, vos llegás
aquí y ves muchas diferencias, sobre todo idiomáticas
y de idiosincrasia. Malvinas es muy diferente a lo que nos podemos imaginar
los argentinos. Hay muchos chilenos, peruanos y, lógicamente,
los oriundos del lugar.
-¿Cuánta gente vive en Malvinas?
-En el puerto principal, que ellos le llaman Puerto Stanley, hay aproximadamente
dos mil habitantes. Malvinas tiene dos islas importantes que es donde
vive la mayoría de la gente y se divide en Este y Oeste. Donde
estuvimos nosotros es Malvinas Este y es donde se desarrolla la vida
comercial. En la otra isla, se dedican más que nada a la agricultura
y el ganado bovino porque la producción principal de las islas
es la lana.
-¿Cuál es la característica principal y distintiva
del lugar?
-El viento. Es muy fuerte y siempre está.
-Con tan pocos habitantes, se deben conocer todos…
-Absolutamente. Cuando hablás con ellos te empiezan a explicar
que esto es una gran familia. De hecho, podés estar parado en
una esquina y ves pasar la misma camioneta diez o quince veces al día
y cuando vas al supermercado ves siempre las mismas caras.
-Hablando de tu tarea primordial para el programa, ¿pudiste
mostrar tu música o hacer algo con los lugareños?
-Hay una banda muy emblemática aquí que se llama “Fighting
Pigs” (Cerdos peleadores), que hacen rock and roll pero son más
que nada una banda de covers de grupos de los setenta u ochenta. Ellos
tienen un promedio de edad de unos cuarenta años y por eso tocan
ese repertorio. Estuvimos con ellos viendo la posibilidad de hacer algo
juntos y se dio en el ámbito de un ensayo. Hicimos unos temas
de Bob Marley y algunas otras cosas pero no hicimos nada oficial.
-¿Qué dicen o qué piensan de Argentina?
-Acá tienen una posición muy bien tomada. Se consideran
británicos, con una relación muy estrecha con la Corona.
Eso se debe a que hay muchos ingleses que nacieron en Inglaterra y después
se vinieron a Malvinas y construyeron sus familias. Lo que si se puede
apreciar es que las nuevas generaciones son un poco más abiertas.
Aquellos que vivieron el conflicto militar aún tienen un cierto
recelo por todo lo que tenga ver con la Argentina. Acá hay un
cartel muy claro en la llegada al pueblo y con eso alcanza para saber
qué piensan. Dice: “A la Nación Argentina: ustedes
serán bienvenidos a estas islas cuando entiendan la autodeterminació
n y la independencia de las mismas”. A la hora de hablar de la
guerra, ellos en lo que más hacen hincapié y muestran
su pena fue por los soldados. Los vieron sufrir mucho y eso hace que
tampoco tengan una buena opinión de los oficiales argentinos.
Acá todos te dicen que los soldados les golpeaban a sus puertas
para pedir comida y los veían como chicos que estaban ahí,
en una guerra, con muy poca instrucción. Entonces, la compresión
es con el colimba, nada más.
-¿Qué viste de los chicos?
-Estuvimos en el museo que es muy interesante porque no sólo
te nuestra lo que fue la guerra sino que hay un cuartito donde representan
una posición argentina, con lo que eran sus elementos personales,
con cartas, con tapas de revista (como Gente, cuando decía “Vimos
a los ingleses rendirse”), hay armamento y, desde luego, hay una
gran exposición de elementos de los soldados ingleses.
-¿Cómo fue estar en la zona de la guerra?
-¿Sabés lo que más me sorprendió? Fue ver
zapatillas Flecha. Y vos te preguntás qué hacía
un soldado que estaba en una guerra en este lugar, con estas condiciones
climáticas, con unas zapatillas Flecha. Ahí te das cuenta
que los pibes no estaban preparados para nada…
-¿Te sorprendió algo?
-Vimos los mapas de combate y eso es muy llamativo. Ahí nos pudimos
dar cuenta –cosa que comprobamos después en el terreno-
que las defensas argentinas estuvieron mal ubicadas. Siempre se esperó
que el enfrentamiento fuese frente a frente y los ingleses entraron
por los costados. Entonces, te das cuenta que acá una falla tremenda
en cuanto a la estrategia militar más allá que yo no tengo
idea de eso pero el sentido común te lo puede indicar.
-Sin dudas, te pueden pasar muchas cosas por dentro cuando ves todo
eso…
-Han venido muchos argentinos hasta acá y cada uno detona de
diferentes maneras. Nuestro objetivo era otro, más cultural digamos.
Queríamos indagar sobre la música del lugar.
-¿Y qué escuchan?
-Country music americano. Toda música de cowboys. Fue toda una
sorpresa porque no encontramos gaiteros ni una música propiamente
inglesa. Lo que encontramos fue la música que escuchaba la colonia
inglesa de otros tiempos y que estaba muy ligada a Estados Unidos. Por
eso se puede escuchar Dolly Parton, Kenny Rogers y todos eso.
-¿Cómo se movilizaron?
-Conseguimos una camioneta –porque es el medio de locomoción
ideal para el lugar- con conducción a la derecha, cosa que se
nos hizo muy complicado y hubo que habituarse. Es casi imposible movilizarte
a pie, porque el viento te voltea. Aprendimos las leyes de tránsito
y así nos movimos. El lugar es muy limpio y son todos muy cuidados.
Es una enorme maqueta para admirar. Por ejemplo, acá no hay una
basura en el piso. Si tirás un papel al piso, te ponen una multa
de de 350 libras, que serían unos 2.100 pesos argentinos…
-¿Qué es lo que más los sorprendió?
-No hay delincuencia. Acá, la mayoría de las multas que
te pone la policía es por manejar alcoholizado. Hay cuatro pubs
y la vida social pasa por esos cuatro lugares. Hay un cine en la base
militar y un supermercado. Si te tienen que operar de urgencia Tenés
la opción de ir a Chile o a Inglaterra y te pagan hasta el taxi.
El Estado se hace cargo de todo.
-¿Cómo son los medios de comunicación en las islas?
-Creo que hay dos o tres radios. Pasan información de los habitantes
de la isla y mucha música. Y en televisión hay nada más
que cable. Por ejemplo, en el hotel yo tengo HBO, CNN, ESPN y la BBC,
nada más. Es todo demasiado tranquilo para lo que estamos acostumbrados
nosotros.
-¿Se hacen largos los días?
-Larguísimos… Acá venís y te tenés
que quedar una semana porque el avión llega los sábados.
Si bien nos atendieron muy bien y nos respetaron mucho, no deja de ser
un lugar muy distante para nosotros. |