Los fríos
y contradictorios actos conmemorativos
del 25 aniversario de la Gesta de Malvinas, moviliza la conciencia patriótica
del pueblo argentino
Por Enrique Oliva
Las bases populares argentinas han quedado muy molestas con los actos
de recordación de la Gesta de Malvinas. En especial los veteranos
de esa guerra contra todo el mundo colonialista y los familiares de
caídos que reposan en suelo y mar criollos mirando hacia el continente.
El compromiso constitucional ha pasado con más pena que gloria.
En cambio en la Gran Bretaña las celebraciones del “triunfo”
imperial es motivo de muchos festivos eventos que se prolongarán
por todo el año 2007. En ningún momento se menciona en
medios de la Pérfida Albión la indecente palabra colonialismo,
símbolo de racismo, de raza superior.
Londres y sus aliados se vanaglorian de una victoria parcial de la prepotencia
sangrienta contra una nación menor, lograda con el apoyo de otras
grandes potencias pero no de los pueblos del mundo, incluido al propio
inglés. El aparato ultrabelicista de los medios de difusión
en general de los empresarios de prensa no consiguió la adhesión
popular, No se registró durante el conflicto ni una sola manifestación
callejera a favor del operativo anglosajón pero si cotidianas
y masivas muestras públicas de condena a la acción colonial
de las multinacionales. Banderas inglesas fueron quemadas y ninguna
argentina.
Mención especial se acreditó por su posición durante
el conflicto la colectividad británica en nuestro país.
Aquí y en la Gran Bretaña se expresó a favor de
Malvinas argentinas.
Debemos terminar con la “política del paraguas”,
pues si no se habla de soberanía, para qué reunirse, cuando
Londres lo hace para sacar más ventajas. Si seguimos así,
nos pasará como a los españoles que llevan más
de tres siglos reclamando parte de su suelo, porque Gibraltar no es
una isla sino que está unida a Andalucía y la “frontera”
es un portón, una tranquera. Durante la Guerra de Malvinas, las
calles de ciudades y pueblos hispanos coreaban: “gobierno gallina,
imiten a Argentina”. ¿Alguien quiere que se diga lo mismo
de nosotros por siglos?
Un pueblo en defensa de su dignidad
Los bochornosos actos referidos a la Gesta del 2 de Abril han impactado
en los argentinos despertando el fuego de la indignación por
la mancha en su honor que significa el mantener parte de su territorio
pirateado.
Distintos grupos en todo el país se están organizando
para una ofensiva contra la desmalvinización. Las propuestas
para accionar no se limitan solo al hasta ahora inútil ámbito
diplomático, ni tampoco por medio de las grandes corporaciones
internacionales, todas dominadas por el imperio anglosajón, desde
la ONU para abajo.
Medios para combatir la desmalvinización abundan. Hay otras armas
para dar batalla pacíficamente. Lo derrotista es la pasividad,
el consentir por el silencio. Reclamar con un discurso en la Asamblea
de las UN es tan estéril como cuando se publicitan pedidos a
las grandes potencias de eliminar las subvenciones al agro cuando ellos
nos exigen libre comercio.
La primera y principal tarea a encarar es mantener viva, día
a día, la memoria permanente de que las Malvinas son argentinas
y esto debemos tenerlo a la vista en todas partes, en especial en escuelas,
colegios y oficinas públicas. Ya se diseñan “mariposas”,
esos pequeños impresos adhesivos, fáciles de llevar y
pegar sin dañar las paredes. También para poner en sobres
de correspondencia.
De la misma forma, piensan, puede popularizarse un boicot a la compra
de productos británicos, a la utilización de sus bancos
especuladores, como el no concurrir a cines que pasen películas
inglesas.
En sucesivas notas iremos haciendo públicos los planes de los
grupos movilizados contra la desmalvinización. Los planes están
en marcha. Las propuestas son infinitas pues la imaginativa creatividad
popular es inagotable.
Así, sin violencias, se golpeará duro al bolsillo de
las multinacionales, que “es la víscera más sensible
del hombre” (¿recuerdan quién lo decía?).
Si esto se extiende a Suramérica exigiendo la descolonización
de Malvinas y la Guayana en manos francesas, esperan obtener impactos
positivos.
El momento es favorable ante los conflictos que genera tanto odio en
el mundo al colonialismo de las multinacionales por la sangre vertida
en pueblos por la “desgracia” de poseer petróleo.
Los hormigueros pateados están respondiendo y complicando la
expansión imperial, donde hasta los niños se inmolan como
suicidas para obligar el retiro de los ocupantes. La alta y sofisticada
tecnología para matar no puede combatir ese tipo de guerra y
comienza a admitirse la derrota. El Congreso norteamericano, presionado
por el pueblo que en cierto modo representan, está dispuesto
a admitir el fracaso y le cortan los víveres al presidente Bush
y sus halcones. Es decir, no están en condiciones de soportar
otra dolorosa herida de desprestigio y desmoralización interna
como el irreparable caso de Vietnam, por defender al colonialismo. La
realidad de la situación internacional la ven favorable.
“Presionarán respetuosamente en todos los estratos estatales,
señalando a quienes actúen u opinen como cipayos en pro
de la desmalvinización de nuestras conciencias”. Así
lo sostienen.
El batallar continúa por otros medios. Malvinas es la principal
bandera de unidad para los argentinos y Suramérica.
URGENTE E IMPRESCINDIBLE: Exigir que los candidatos y partidos políticos
que disputarán las próximas elecciones, se manifiesten
claramente sobre el tema MALVINAS.
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