Por Enrique Oliva. La semana pasada hemos vivido
los argentinos penosas jornadas de desaliento y bronca. Mucha bronca...
Las esperanzas despertadas por la decisión gubernamental de
denunciar los convenios de “cooperación” petrolera
y el rumor de llegar a la renacionalización de YPF nos ilusionó.
También pensamos lo mismo en materia de pesca, minería
y otros compromisos que significan solo el otorgamiento de más
ventajas para la Gran Bretaña y sus poderosos aliados imperialistas.
Mas mucho se opacó el lunes 2 de abril. (*)
Los argentinos esperábamos que los medios de difusión
elogiaran la determinación del estado como un primer gran paso
para la recuperación de nuestra soberanía sobre Malvinas,
pero contrariaron. El aparato comunicacional oficial, que parece sólo
existir para expresarse obsequioso con medios y periodistas, no supo
sacar partido de aquellas medidas de repercusión internacional
y no respondió a las críticas. No se pensó en otras
medidas concretas como romper con la teoría del “paraguas”
que nos compromete a no hablar de soberanía. ¿Es que no
tenemos una política clara sobre el tema Malvinas respetando
la sangre derramada y la atención a los sobrevivientes de aquella
Gesta? (*)
Nadie quiere alentar ideas de utilizar medios guerreros y solo se habla
de vías diplomáticas y negociaciones. Pero estas dos últimas
no deben ser solo para comilonas y viajes para un simple bla, bla, bla.
Hay que tomar medidas políticas y económicas que son las
únicas que conmueven a los británicos y otros colonialistas.
Las iniciativas en este sentido cubren un amplio abanico y debemos aprovecharlas.
(*)
Desearíamos saber quién o quienes (de adentro o de afuera)
aconsejaron al Presidente no encabezar el acto central de Tierra del
Fuego. ¿Qué informaciones le dieron los servicios secretos
que estudiaron la situación sobre el terreno con varios días
de anticipación? Seguramente le dijeron que podría ser
objeto de reproches desagradables de veteranos de guerra y maestros.
De ocurrir algo parecido, el Presidente podría haber hecho un
gesto descendiendo del palco, sin los celosos gorilas, y decirles que
estaba dispuesto a escuchar sus demandas pero fuera del acto que tenía
un significado de suma importancia nacional. Una convocatoria para horas
más tarde con delegaciones de los protestantes para discutir
civilizadamente los problemas que se plantearan. Habría sido
lo ideal y los ex combatientes y partidos opositores no se lo reprocharían.
Estamos seguros que la actitud sugerida habría merecido el respeto
a su investidura sin ningún agravio. ¡Si el presidente
local de los ex combatientes de Malvinas, Osvaldo Hitliar, comenzó
su discurso escrito elogiando al mandatario, como si estuviera presente,
por la ruptura de los convenios petróleros! Y le pidió
al vicepresidente Daniel Scioli: “transmítaselo”.
(*)
El gobernador de Tierra del Fuego Hugo Cóccaro, que también
lo es de “las islas del Atlántico Sur”, hizo descolgar
los pasacalles de bienvenida al señor presidente, pero agregando
en los mismos los nombres de su fórmula electoral para la reelección,
junto a Rosana Bertone. Fueron los veteranos de Malvinas quienes le
exigieron no politizar el acto.
La celebración que debía empezar a las 11 se retrazó
porque el avión Tango 10 llegó procedente de El Calafate
media hora tarde y recién allí quedó confirmada
la no asistencia del Presidente. La nutrida delegación de ministros,
altos funcionarios nacionales y docenas de miembros del personal de
seguridad, de prensa y de protocolo de la Casa Rosada, ni bien terminaron
los discursos partieron raudos hacia el aeropuerto sin hacer declaraciones
y regresaron a la Capital. No esperaron la conclusión del acto
programado que incluía un desfile militar con banda y de ex combatientes,
más un almuerzo oficial.
Se esperaba una programada demostración aérea con aviones
de combate que en la víspera habían ensayado su actuación
sobre Ushuaia. Solo hizo un pasaje un avión Hércules de
transporte y nada más. La señora ministra de Defensa,
Hilda Garré, responsable de la organización de los actos
conmemorativos oficiales del 2 de abril no dio explicaciones. A ex combatientes
de Rosario, los primeros en presentarse como voluntarios en un regimiento
coordinador de la ayuda a los inundados, no se les permitió brindar
un homenaje a sus compañeros caídos.
. Las dos cámaras del Congreso Nacional rindieron una pálida
recordación al cuarto de siglo del 2 de abril. Poquísimas
bancas cubiertas. Un diputado, en cuanto se escuchó a si mismo,
salió disparado del recinto.
En la solemne misa en la Catedral, con centenares de familiares de caídos
y veteranos de Malvinas, no se vio la presencia de ningún alto
funcionario del gobierno ni de la oposición. Junto a la primera
fila de los bancos del templo, se encontraba solo un personaje popular,
el Tula (¡Si, pero sin el bombo!) con un crucifijo en el pecho.
Debido a su renguera se lo veía con dificultades para sostenerse
parado apoyándose en una columna, pero rechazó con humildad
una insistente invitación a ocupar una punta del primer banco.
La activa y meritoria Comisión de Familiares de Caídos
en Malvinas”, realizó un acto patriótico muy concurrido
en el Centro Cultural de Recoleta e inauguró una impactante exposición
sobre la Gesta, que estará abierta hasta el 12 de mayo, tampoco
tuvo presencias gubernamentales, aunque si de organizaciones populares
y las FF.AA. La televisión oficial, que envió un equipo
especial a Tierra del Fuego, de 10 a 13, mientras se desarrollaban actos
en Ushuaia, transmitió un programa cómico (Mañana
Vemos conducido por Mex Urtizberea y Carla Czudnowsky). Hugo Barcia,
directivo de Canal 7, explicó a La Nación: “No estaba
pautado emitir en directo el acto”. Solo entre risas y risas,
se pasaron unos pocos y cortos pantallazos y a las 22 se puso en el
aire una audición con imágenes. En cambio transmitieron
en directo TN, Crónica y las extranjeras TVE y la yanqui CNN
en español.
Algunos medios destacaron severas críticas sobre un supuesto
transporte en el avión presidencial Tango 01 de muebles y materiales
de construcción que no serían de uso oficial. Los burócratas
asesores de prensa, deben dar explicaciones. Pero como hacen costumbre
del dejar pasar…las críticas seguirán.
Ámbito Financiero tituló en primera: “El Faltazo”.
A 4 columnas en página 4, Clarín encabezó: “Ex
combatientes y la oposición criticaron el faltazo presidencial”.
Desde los títulos de tapa de los diarios, como en editoriales
y otras notas referidas al 2 de abril, como ocurrió por televisión
y radio, se reflejó una tendencia más a la crítica
de los actos que a ponderar la Gesta que tanta sangre costó,
sin alentar confianza en la recuperación de las islas como es
la intención mayoritaria del pueblo y una obligación expresa
de la Constitución Nacional vigente.
Los veteranos de Malvinas, como los familiares de los caídos
por la Patria, siguen justificadamente desconcertados; se sienten marginados.
Piensan que se los esquiva, tanto a ellos como a la Gesta que ofrendaron
al orgullo nacional. Eso lo observan desde su regreso del conflicto.
Y sufren la impresión que una mano negra trata de dividirlos
o enfrentarlos entre si.
Si decimos Gesta, con mayúscula, como lo indica el diccionario
de la Real Academia, es porque fue un “hecho memorable”,
“una hazaña”. No es forzosamente haber ganado, sino
ofrendarse conciente al sacrificio por la Patria para ejemplo de las
generaciones futuras, pues el hecho de 1982 fue una batalla y no una
guerra concluida.
También el Combate de la Vuelta de Obligado no fue totalmente
una victoria definitoria, pero si una hazaña heroica ante las
fuerzas coloniales más poderosas del Siglo XIX y, al final, aquella
guerra se ganó.
(*) Estos temas se tratarán con mayor amplitud en otras notas.
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