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El sermón del por entonces Arzobispo de Buenos Aires, en un 2 de abril de 2008... ANIVERSARIO DE LA GUERRA DE LAS MALVINAS Mensaje del Cardenal Jorge Mario Bergoglio con motivo de un nuevo aniversario de la guerra de las Malvinas (2 de abril de 2008) En un nuevo aniversario, los recuerdos de esa guerra
que le costó la vida a centenares de jóvenes vuelven a
revivirse en cada rincón de la patria, en el corazón de
cada madre, de cada hermano, cada novia, cada amigo de aquellos que
fueron protagonistas de ese acontecimiento. Hay una herida abierta que sigue sangrando en el dolor
de las madres y otros familiares que comparten con orgullo la gloria
de los que ofrendaron su vida. Esos 649 hombres y muchachos muertos
en Malvinas no saben de olvidos, ni derrotas. Allá quedaron para
siempre con su coraje, con sus miedos e ilusiones, ganas de vivir y
proyectos de vida. Hoy es un deber patriótico y de caridad honrar a los muertos de la Guerra de Malvinas, a todos y cada uno de ellos; homenaje que para no quedar reducido al recuerdo tiene que hacerse vivo y operante en los sobrevivientes. Es de buen argentino reconocer la valentía tanto de los que cayeron en esa guerra, como de los que murieron después a causa del silencio y la indolencia de la sociedad, o de los que sobrevivieron y hoy son los testigos vivos de esa gesta. Existe una "Deuda de la historia" que sólo
será saldada cuando cada 2 de abril el conmemorar el "Día
de Veteranos de Guerra y los caídos de Malvinas" sea motivo
de reflexión, de afirmación de la identidad nacional y
de trabajo por la paz; sólo así la sangre de los 649 caídos
no habrá sido derramada en vano. Las enfermedades tanto físicas como síquicas, las dificultades para la reinserción, los problemas de pareja, la falta de trabajo, vivienda o educación para sus hijos, ha conducido a situaciones extremas que en la post guerra siguen cobrando vidas. Aunque parezcan lejanos y secos, aquellos laureles y olivos del domingo de Ramos del 82 se acercan y reverdecen cada 2 de Abril. Roguemos a Dios que estos años transcurridos, a pesar de los esfuerzos de muchos para “desmalvinizar" la historia y la realidad, hayan servido para madurar silenciosamente la conciencia de muchos argentinos a lo largo y a lo ancho del país en un amor más auténtico por la Patria, en sentido de justicia, y en capacidad de sacrificio anónimo, que son la escondida pero fecunda savia que nos hará vivir en todos los órdenes de la vida la tan ansiada libertad. Card. Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos
Aires |
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