Funcionarios argentinos y británicos retomaron el dialogo sobre aspectos que hacen al funcionamiento de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur; pero no alcanzaron superar las posturas encontradas. La Argentina mantiene su rechazo al régimen pesquero que instauraron los isleños.

Una vez más funcionarios argentinos y británicos fracasaron en su intento de avanzar hacia un acuerdo vinculado a la conservación de recursos y pesca en torno a Malvinas.

Las partes se reunieron la semana pasada en Buenos Aires para analizar el funcionamiento de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur; pero no lograron darle mandato.

Según trascendió, la discusión no alcanzó para superar las posiciones encontradas; aunque ya está previsto un nuevo encuentro. Será en septiembre y, posiblemente, en Londres.

El tema que enciende los cortocircuitos diplomáticos es el régimen pesquero instalado por los isleños en 2005, con posibilidades de otorgar licencias de captura por 25 años.

La Argentina considera que fue una decisión unilateral, contraria al mandato de Naciones Unidas y que, además, afecta la sustentabilidad de diversas especies.

En cambio, desde las islas defienden el sistema. Incluso señalan que les otorga mayor seguridad jurídica y económica a las empresas extranjeras que operan desde allí, principalmente sobre calamar.

Al respecto, es necesario tener en cuenta que la cesión de permisos les permitió recaudar en los últimos veinte años unos 800 millones de dólares.

Lo grave del caso es que muchas de esas firmas que ayudan a sostener la economía de los kelpers también componen el capital accionario de pesqueras instaladas en la Patagonia.

De allí que el Gobierno argentino se muestra interesado en sancionar una ley para castigar “el doble juego”; aunque por ahora la iniciativa sólo recibió la media sanción de Senadores.

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