Ver
parte I: Los hechos en Argentina
Ver
parte II: El incidente en las Islas Georgias del Sur
Ver
parte III: De
como Inglaterra creó, planificó y provocó el conflicto
armado
Ver
parte IV: La provocación británica en marzo del 82, precipitó
el conflicto bélico
Parte V: Los intereses políticos.
Margaret Thatcher y la Armada
Real
Necesidades de política interna
británica
1.- Situación socioeconómica
Las políticas económicas y sociales no eran las mejores
durante 1981, y prometían empeorar el próximo año.
El índice de desocupación superaba los dos millones. Huelgas
y conflictos laborales de obreros y empleados de la salud pública,
transporte y otros grupos del sector público. Más de doscientas
quiebras comerciales por semana. Capitales y fondos de inversión
que ante la crisis se refugiaban en ultramar, con el fin de obtener
negocios más lucrativos que los que había en la estancada
economía británica. El producto bruto interno era tan
solo cuatro veces superior al de Suiza. Al afectar el desempleo a los
más pobres, esto producía violentos motines y revueltas
raciales en los pueblos y ciudades de Reino Unido, a mediados de 1981.
2.- Situación preelectoral del Partido Conservador
Ante la crisis del gobierno, el Partido Conservador se veía perjudicado
en la intención de voto. Aún peor, el recientemente formado
Partido Social Demócrata, progresaba a pasos agigantados aliado
con los liberales. Según las encuestas, ponía en duda
la continuidad de los conservadores en el poder, el cual habían
ostentado durante la mayor parte del siglo XX junto a los laboristas.
Margaret Thatcher, tendría grandes dificultades para obtener
una reelección en los comicios de diciembre de 1983.
3.- Popularidad de la Primer Ministro
Thatcher era la más impopular de los gobernantes de las últimas
décadas. En marzo de 1982 (pico más bajo de su popularidad),
el 75% del electorado opinaba
negativamente acerca de su política. Ya no solo peligraba el
Partido Conservador, sino también su propia carrera política.
4.- Las bases para el apoyo popular desde 1982 en adelante
La guerra le permitió recobrar la popularidad a Margaret Thatcher
y al Partido Conservador, recuperando el crédito de gobierno
fuerte y estable.
En 1983 Thatcher obtuvo el voto del 42%
del electorado. En 1988 fue reelecta por tercera vez.
Pensamientos ingleses
Tam Dalyell, parlamentario
del Partido Laborista y acérrimo enemigo de Margaret Thatcher,
expresó que la Primer Ministro fue la que provocó la guerra
de 1982, "por exclusivas razones de política
doméstica británica" (Diario Clarín
10/06/1986).
Max Hastings y
Simon Jenkins, periodistas ingleses
mencionan en su libro La Batalla por las Malvinas en las páginas
357/358:
- "Por fin, queda la Primer Ministro. La figura de Margaret
Thatcher se destaca en el drama de las Malvinas desde su entrada en
el mismo hasta la euforia del triunfo final. Su personalidad iguala
a menudo su excéntrico sentido de las proporciones. Su determinación
y convencimiento de que toda negociación sería inútil,
incluso su socarrona fraseología en os momentos de crisis,
todo parecía revestirla de una armadura contra cualquier sospecha
de que se embarcaba en una peligrosa e incluso absurda aventura. "¿Derrota?
No sé que significa esa palabra", fue una
de sus expresiones que pasaron al léxico malvinense... Todos
los participantes en el conflicto que fueron entrevistados para la
preparación de este libro formularon una observación
semejante: "fue la guerra de Mrs. Thatcher. Ella
la sostuvo. Nunca pareció apartarse de su certeza sobre el
resultado...". Otros sostienen que el despacho de
la fuerza de tareas con posterioridad a la invasión equivalía
a una desmesurada, costosa y desproporcionada reacción a una
situación en la cual ni las fronteras ni los intereses económicos
de Gran Bretaña estaban en peligro. Una fuerza de tareas, según
estos críticos, pudo ser necesaria para salvar a los "tories"
en las siguientes elecciones o para salvar a la administración
Thatcher del colapso inmediato, pero nunca debió ser la razón
para la guerra".
El diario The Guardian a fin de año de 1982 expresó
que ese año sería recordado por una guerra innecesaria,
efectuada "sin ninguna otra razón que asegurar
la supervivencia del gobierno de la Sra. Thatcher".
El 24 de junio de 1982, en sesión del Parlamento británico
Margaret Thatcher enfrentó un arduo debate. El ex Primer Ministro
James Callaghan la acusó
de estar al tanto, desde febrero de ese año, de una amenaza de
desembarco argentino."Luego de recriminarle por no
tomar medidas preventivas, le expresó señalándola
con su dedo índice: "Cualquiera sea
la forma que tome la investigación, la responsabilidad definitiva
por lo que sucedió fue suya".
El Ecoropa Inform, expresa
(pág. 11, y citado en la obra El peón de la reina,
de Virginia Gamba, pág. 141):
- "Como los hechos sobre la guerra de Malvinas han llegado
a conocerse gradualmente, hemos sido forzados a deducir que fue ordenada
por la Sra. Thatcher, por razones políticas de fundamento:
que fue totalmente innecesaria ya que existieron alternativas;
que ésta involucró armas nucleares;
que las noticias acerca de las misma fueron manipuladas;
que nos ha dejado peligrosamente comprometidos financiera y militarmente
y que no ha desanimado a los argentinos con respecto
a las Malvinas. La guerra ha sido el tema de una prolongada campaña
de propaganda en la cual la Sra. Thatcher buscó presentarse
como habiendo salvado a Gran Bretaña de la humillación
infligida por un dictador fascista. La realidad es trágicamente
distinta. La Armada, particularmente en la persona de sir
Henry Leach, estaba sumamente ansiosa por enviar
una Task Force porque quería proporcionar una justificación
para sus barcos de superficie, entonces bajo una terrible amenaza
a través de las reducciones de la Defensa del Tesoro".
Intereses de la Armada Real británica
1.- La adscripción al plan de instalación de
los misiles Trident a partir de 1979
|
La decisión de integrar el selecto grupo
de potencias nucleares trajo como consecuencia, con el advenimiento
de la Sra. Thatcher al gobierno de 1979, el estudio del reemplazo
de los misiles "Polaris" por el nuevo sistema
misilístico "Trident", mucho más
moderno, que debía ser adquirido a EE.UU.
Esta decisión no era simplemente un reemplazo de armas,
sino que conllevaba profundos cambios en la concepción
estratégica.
En efecto, significaba integrarse en el esquema estratégico
militar de la OTAN, que pasaba a ser prioridad del Gobierno y
que es esencialmente defensivo. Traía como consecuencia
que el papel asignado a la Marina dentro de este esquema se redujera
notablemente. Perdía sentido conservar los portaaviones,
ya que si bien habían sido adaptados para utilizarlos como
portahelicópteros en la guerra antisubmarina, perdían
su vigencia a través del empleo preferente de los submarinos
de propulsión nuclear, como armas de disuasión o
de ataque.
En Malvinas se vio claramente este ejemplo. El portaaviones HMS
Invincible, fue atacado con el disparo de un misil Exocet, una
mole de cientos de tripulantes y armamentos quedó expuesta
a la suerte de un solo misil, que pudo haber provocado la perdida
del buque y de todo el material militar y humano. Si Argentina
lo logró sin la tecnología de avanzada, que no haría
en ese entonces la Unión Soviética con sus submarinos
nucleares en plena Guerra Fría. |
2.- La reducción del presupuesto con afectación
principal a la Marina: venta o desguace de unidades
Los gastos de Defensa previstos para el período 1981/83 rondaban
las 14.400 millones de libras esterlinas. Ello equivalía a más
del 5% del producto bruto interno del país, "una
de las cifras más altas dentro de la Alianza Atlántica",
como lo había señalado John Nott, Ministro de Defensa
británico. Además, en el marco de un acuerdo con la OTAN,
el gobierno se había comprometido a un incremento del 3% anual
en términos reales.
A esto se agregaba, el deseo de reemplazar el sistema de misiles (Trident
por Polaris), con lo cual se sumaban unas 500 millones de libras a los
gastos de Defensa para los próximos diez o quince años.
De esta manera, se hacía necesario reducir gastos, y la Armada
Real era la Fuerza elegida para ello. Tenía entonces la Fuerza,
una batalla propia con el Gobierno, debido a que se estimaba que debía
desprenderse de alrededor de 20 buques y disminuir sus efectivos considerablemente.
3.- Necesidad de hallar un justificativo de la existencia y
permanencia de la Marina británica
De esta manera, en 1982 se llega prácticamente
a la culminación de un ciclo histórico con respecto al
arma de la Marina Real británica. El mismo comenzó a partir
de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, cuando se va
produciendo el retiro progresivo de Gran Bretaña de las zonas
del planeta en las cuales mantenía colonias. La más afectada
por este retiro resultaba ser la Marina, verdadero cordón umbilical
entre la metrópoli y las colonias. Al desaparecer éstas,
desaparecían también las necesidades de transportes marítimos
y de buques de guerra que los custodiaran.
Esto, unido al advenimiento de las armas
nucleares, trajo como consecuencia la disminución notoria en
el esquema de defensa de la fuerza naval. Durante las décadas
de los años 60 y 70, la Marina defiende lo que estima es su símbolo:
los portaaviones. Ellos demostraban el alcance de la mano del Imperio
con respecto a zonas alejadas del globo.
Cabe citar que en 1966, Denis
Healey (ministro laborista de Defensa), decidió terminar
con los portaaviones. Editó un Libro Blanco, en el cual
se afirmaba que las únicas operaciones en las que podrían
volver a usarse los portaaviones, sería: "un desembarco
o retirada de tropas contra un enemigo de recursos sofisticados fuera
del alcance aéreo con bases terrestres". El Libro
Blanco describía en esa frase, lo que sucedió luego
en Malvinas, dieciséis años después.
A fines de la década del 70 y principios de la del 80, prestaban
servicios en la Marina el Invincible, el Hermes, mientras que otra unidad,
el Illustrious, comenzaba a armarse en los astilleros Tyne.
La justificación de su permanencia
estaba dada porque podían transportar aviones Harriers y helicópteros
dentro del esquema de defensa antisubmarina de la OTAN.
Sin embargo, en 1981 apareció
el Libro Blanco de John Nott, que consideraba que la función
antisubmarina podía ser cumplida más eficazmente y a un
costo menor por destructores y fragatas.
Las consecuencias de este enfoque fue
que el Invincible resultó vendido a Australia y el Hermes se
inventarió como futura chatarra. Paralelamente, los buques de
guerra comenzaron a padecer falta de repuestos. También en 1981,
y de acuerdo con la concepción de Nott de que la Marina debía
concentrarse en la defensa antisoviética y antisubmarina,
dejó de tener sentido el mantener operativas las unidades especializadas
para operaciones anfibias, preferentemente en áreas alejadas.
Ello significaba radiar de servicio
a los buques de asalto, como el Fearless y el Intrepid. Los cortes también
afectaron el único barco de la Armada Real que patrullaba las
aguas del Atlántico Sur: el HMS Endurance, que
debía dejar la zona en abril de
1982.
Cuando estalló el conflicto,
Gran Bretaña estaba empeñada en un proceso de reducción
de las unidades de superficie de la Armada, en beneficio del aumento
y modernización de las submarinos nucleares. Es decir, el programa
de reducción no estaba suficientemente avanzado cuando las hostilidades
estallaron en abril. Ése
es el principal motivo y explicación de por qué estallaron
en esa fecha.
Sencillamente, porque en una fecha posterior, la Marina Real no
podría haber afrontado una situación similar a la de abril
de 1982. Al respecto, Lord Hill Norton, almirante
de la Royal Navy y Jefe de Estado Mayor de Defensa, expresó "En
dos años más, hubiésemos sido incapaces de montar
la Task Force, y habríamos sido derrotados si lo hubiésemos
intentado".
En estas condiciones, el conflicto del Atlántico Sur tuvo lugar,
sospechosamente, en un momento ideal para el Almirantazgo; antes de
la desprogramación de los portaaviones y parte de la flota, con
un problema militar operativo a resolver, en el cual, necesariamente,
se debía contar con este tipo de naves si se deseaba tener alguna
esperanza de éxito al enfrentar a una fuerza aérea basada
en tierra.
Al renovarse la amenaza de la reducción del Arma, se creó
una nueva doctrina para encontrarle renovada utilidad y luego, por último,
se reforzó la necesidad creada inventando un área que
hacía a los intereses nacionales y que se hallaba al alcance
de posibilidades de la flota.
Es por ello que a la Marina británica le conviene hacer un "caso"
del incidente ocurrido en las Georgias, vinculándolo con Malvinas,
pues así se garantizaba el corte de las negociaciones con la
República Argentina (tal como se pedía en la Cámara
de los Comunes el 24 de marzo de 1982), lo cual obligaría a estacionar
fuerzas que permitieran la defensa permanente de las islas, objetivo
que coincidía plenamente con la intención de instalar
la "Fortaleza Falkland".
Vale decir entonces que lo ocurrido en marzo/abril de 1982
en el Atlántico Sur, eran hechos que resultaron de la mayor conveniencia
para la Marina británica porque:
1. Pudo demostrar su eficacia como instrumento militar.
2. Como consecuencia de lo anterior, justificar la
permanencia de sus unidades y su misma razón de existir.
3. Como la fuerza más tradicional que es, cuenta
con la presión más poderosa dentro del Parlamento británico.
En tal sentido, su decisiva intervención representó el
triunfo como grupo de presión en contraposición con la
política de disuasión nuclear y desmantelamiento de la
flota de superficie decretada por el gobierno conservador británico
en 1981. Como vemos, la Marina británica
logró su objetivo, y Malvinas fue la herramienta (excusa) perfecta.
En diciembre de 1982, en uno de sus últimos actos oficiales
antes de dejar su cargo, Nott presentó un nuevo informe de Defensa
al Parlamento, titulado "The Falkland Campaign: The
lessons" (La campaña de las Malvinas: las
lecciones), en el cual se anunciaba una cantidad de cambios.
El número de fragatas y destructores que, antes del mes de mayo
de 1982, alcanzaba a totalizar 60 unidades, se incrementó después
del conflicto. Se mantuvieron el Invencible, el Hermes, y se incorporaron
el Ark Royal y el Illustrious, con generaciones de aviones Harriers
y Sea Harriers y helicópteros. Se mejoraron los sistemas de defensa
antiaérea y misilística de los buques.
El parlamentario Tom Dalyell, cita en su obra titulada
One Mans´s Falkland: "... la Marina quería
ir al Atlántico Sur, entre otras cosas para justificar su creencia
que había un futuro para barcos de importancia capital como el
Invincible, que el gobierno deseaba vender..."
Tiempo después de finalizar las operaciones militares, en 1985,
apareció en Londres un interesante libro cuyo autor es Clive
Pointing, el funcionario británico de Defensa, que fuera
procesado por entregar documentos clasificados como secretos al laborista
Tam Dalyell. Su referencia a este momento es ilustrativa de las motivaciones
del gobierno de la Sra Thatcher (4 de abril):
- "Toda persona que quiera entender los fundamentos de la
campaña de las Malvinas debe considerar dos importantes factores:
primero, la posición de la Marina Real.
- El año anterior al conflicto de Malvinas, John Nott había
llevado a cabo una fuerte revisión de los gastos de Defensa,
en la cual yo había tenido una intervención importante.
- La parte principal de las reducciones había caído
sobre la Marina, y en particular sobre la flota de superficie. El
orgullo de la Marina, el nuevo portaaviones HMS Invincible
iba a ser vendido a los australianos. Los buques de desembarco
de asalto Fearless e Intrepid serían desafectados,
y un número de destructores o fragatas iba a ser reducido desde
el 60%, hasta en el mejor de los casos el 50% y de
esto, el 15% no iban a ser operativos en la flota
de alistamiento.
- La Marina nunca había aceptado estos cortes y luchó
duramente para lograr que esas medidas fueran revisadas. A
fines de marzo de 1982, el punto de no retorno se
estaba acercando rápidamente, cuando algunos buques
fueron vendidos y otros destinados a chatarra.
- Súbitamente la invasión argentina a las Malvinas
el 2 de abril, le proporcionó a la Marina Real una oportunidad
inigualable e inesperada de mostrar que ella podía ayudar a
los políticos que estaban en dificultades y a la vez, salvarse
a sí misma.
- La Marina Real tenía un temor: que la Task Force realizara
todo el viaje hasta el Atlántico Sur y regresara de nuevo sin
haber luchado. Tenía que haber un conflicto
si la Marina Real iba a probar su eficacia e indispensabilidad. Este
sentimiento estaba relacionado con la tendencia militar normal de
ver cualquier problema en términos de una solución por
la fuerza de las armas". (Clive Pointing, El derecho a saber,
páginas 71/72),
Conclusión
Lo aquí expuesto confirma los intereses políticos de
Margaret Thatcher y los intereses de la Marina Real para desatar un
conflicto bélico en el Atlántico Sur. Todos los personajes
citados que avalan el presente informe, son de origen británico,
más aún, el señor Clive Pointing era parte del
Ministerio de Defensa de aquél entonces. Sus declaraciones confirman
la veracidad de los hechos.
Sin embargo, si algo no estuvo en mente de la Marina británica
ni de sus gobernantes, era la capacidad militar argentina, que pese
a su atraso tecnológico, le provocó gran cantidad de bajas.
La Fuerza Aérea y la Naval fueron las únicas del Hemisferio
Sur en hundirles y averiarles buques de guerra a Gran Bretaña,
provocándoles las bajas más considerables desde la Segunda
Guerra Mundial. Sin dudas que nadie esperaba tales resultados.
Al retomar las Islas Georgias el 25 de abril, los británicos
que habían llegado tan sólo cinco días antes a
la región, creyeron que sucedería lo mismo con Malvinas,
pero se encontraron con los argentinos decididos a defender su territorio
a sangre y fuego.
Luego del conflicto armado, la Marina perdería, media docena
de barcos de guerra y pertrechos militares en manos de Argentina. Expresaba
un Veterano de Guerra inglés en medio del conflicto:
"John Nott quería una Armada pequeña. ¡Por
Dios, la tendrá!" (Teniente coronel Herbert
Jones, jefe del II Batallón de Paracaidistas británico,
aludiendo a las graves pérdidas navales de la Fuerza de Tareas,
muy pocos días antes de caer en Pradera del Ganso. Piñeiro,
op. cit., p. 241)
"La Marina pensó que nosotros somos británicos
y ellos (los argentinos) unos atrasados, y que esta diferencia
sería
suficiente. Así nos lo dijo el almirante (John Woodward)
por la televisión... y así fue como hundieron al Sheffield..."
(Teniente David Tinker, muerto en el HMS Glamorgan el 12/06/82, en carta
póstuma a su padre. Citado en: Revista Por Malvinas. Una generación
que sigue la lucha, n° 27, p. 4)
Fuentes
bibliográficas:
Estrategia: intervención y crisis. Virginia Gambia, Ed Sudamericana,
(1985), págs 151/153
La Batalla por las Malvinas. Hastings-Jenkins, Ed Emecé, 1984.,
págs 26/28
Diario Clarín 14/03/1985; 6/05/1982 ("Presagios
en Downing Street, Julio Nudler pág 13); 29/03/1985 (reportaje
a Clive Pointing).
Ver
parte IV: La provocación británica en marzo del 82, precipitó
el conflicto bélico
Ver
parte III: De como Inglaterra creó, planificó y provocó
el conflicto armado
Ver
parte II: El incidente en las Islas Georgias del Sur
Ver
parte I: Los hechos en Argentina
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