VETERANOS RECIBIERON A LA HERMANA DEL SOLDADO SIMON ANTIECO

Una porción de la particular turba que caracteriza la tierra de las Islas Malvinas llegó ayer a Rawson y fue depositada en custodia al Centro de Veteranos de Guerra de esta ciudad.

La entrega la hizo la señora Dilia Antieco, hermana de Simón, el soldado chubutense que perdió su vida durante las acciones bélicas de 1982 y cuya tumba se encuentra en el Cementerio Darwin.

“Soldado caído Simón Antieco” es el nombre que, posteriormente en su homenaje, se impuso a la Biblioteca Popular que funciona anexa a la entidad capitalina que agrupa a ex – combatientes.

Dilia Antieco, nativa como su hermano de la zona de Costa del Lepá pero que hoy reside en Esquel, realizó una especial visita a Rawson, luego de haber integrado la comitiva argentina que el pasado fin de semana se trasladó al archipiélago para realizar un homenaje a los caídos argentinos.

El generoso gesto de la mujer fue destacado por el titular del Centro de Veteranos de Rawson, Oscar Vidal, depositario de la tierra malvinense, durante un emotivo encuentro, en el que estuvieron también José Asturi, de la misma entidad, y Gabriel Pintos, futuro visitante de las Islas Malvinas en el contingente que viajará el próximo fin de semana para homenajear a su hermano Fabián, integrante en aquel tiempo de la tripulación del hundido crucero “General Belgrano”.

Historia olvidada

Dilia Antieco contó los conmovedores pormenores del viaje para encontrase en el cementerio Darwin con su hermano Simón, cuyos restos permanecen en aquel lugar, tras participar de “una historia escrita con sangre por unos pocos y olvidada por muchos”, según expresó.

“Los familiares de quienes quedaron allí y los chicos que volvieron, a pesar de que un pedazo de ellos quedó allá, nunca vamos a olvidar esa historia”, señaló Dilia.

“Volver a pisar la tierra donde quedaron nuestros seres queridos siempre es una herida abierta que jamás cerrará pero yo – contó - me sentía feliz de estar ahí. Era como volver a ver sonreír a mi hermano”.

Dolor y alegría

“Para nosotros fue muy lindo volver a encontrar a otros veteranos de guerra, que nos recibieron, además de la actitud de nuestra presidenta de irnos a despedir al aeropuerto (de Río Gallegos). Muchas emociones, dolor, alegría, todo junto, muy difícil de expresarlo con palabras. Hay que sentirlo, solamente”, dijo Dilia.

La tierra traslada luego al continente por los visitantes argentinos fue entregada por los propios ‘kelpers’ en pequeñas bolsas, dado que, entre las medidas de seguridad que debieron respetar los familiares estuvo la prohibición de levantar piedras u otros objetos, además de imponer limitaciones para las fotografías.

“Estoy muy agradecida a los organizadores de este viaje, al igual que a los muchachos del Centro de Veteranos de Guerra de Rawson”, comentó la hermana del soldado Antieco, haciendo votos para que, en el futuro, “podamos seguir yendo y pisando aquellas tierras”.

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