Travnik apela a la imagen para inducirnos a la reflexión, repreguntándose a sí mismo toda vez que fijamos la mirada en estos paisajes barridos por el inclemente viento de la desolación. En ellos se recortan la ausencia, los despojos, el olvido.

Imágenes en blanco y negro, trabajos de medida y controlada plasticidad que huyen del impacto visual de tónica ornamental o anecdótica, son retratos que nos miran al ser mirados, embargando la atención, reclamando desde la sonoridad del silencio respuestas ante el desatino. La luz, esencial protagonista en esta proposición de índole testimonial, resbala por los planos de los rostros, hincándose en asimetrías, en contrastes de valor de grisados para reforzar la intencionalidad expresiva de cada quien que ha quedado detenido en el plano por obra del fotógrafo. Destaca el impecable tratamiento de las imágenes, en las cuales lo expresado lo está sin melindres de laboratorio. La individuación del colectivo “veteranos de Malvinas”, “Ex combatientes”, trae al hoy en esta muestra a personas, a sobrevivientes con nombre y apellido, con historias diversas, como diversa es la vida. Cada uno de ellos carga con una mochila, la impuesta por el crimen de la guerra cuya vocinglería triunfalista acabó en oprobio y olvido compulsivo orquestado por quienes fraguaron la aventura belicista.

La colección de fotografías expuesta deviene en muestra testimonial y rescata, inopinadamente, el valor del verismo visual sin quedarse en el mero registro documental a la manera del realismo académico. Cada pieza en exposición es un estudio en el cual tanto las luces como las sombras están orquestadas en función de destacar o reforzar la intencionalidad expresiva del autor. Son luces y sombras articuladas que construyen identidades, poniendo de manifiesto la calidad del autor-creador de la muestra que ajusta el oficio para “mostrar” opinando.

¿Qué se propone Travnik con esta galería de paisajes desolados, con estos retratos en primer plano, que devienen en espejos humanos sin los afeites del glamour propios de la sociedad de consumo? Su voluntad testimonial emerge claramente sin acomodarse a parcialidad alguna.

El ojo de la cámara, el autor, captura, con los elementos propios de la sintaxis de la imagen, a actores sin ceder a la tentación del melodrama. Y ello vale tanto para los retratos como para los paisajes. Cada obra en exposición merodea el expresionismo como actitud creativa.

La imagen, se sabe, nunca es aséptica ni inocente, no tiene por qué serlo en tanto es registro y testimonio de la cultura del hombre, y es en sí misma un constitutivo del lenguaje visual que interpreta de diferentes modos, y con diverso énfasis, a los hechos y a las cosas.

Dice el autor, a propósito de su obra expuesta: “... la explicación más certera que he encontrado para entender el compromiso que me llevó a realizar este ensayo sobre los ex combatientes de la Guerra de Malvinas es una inquietud personal para explorar los rostros de los protagonistas directos de esa traumática experiencia histórica...”. Toma partido, se cuestiona y opina a través de las imágenes, y lo hace con la contundencia que otorga precisamente la imagen. Esta colección deviene en interpelación a la sociedad y a modo de ensayo propone preguntas que deben ser respondidas con la estatura ética que el tema merece.

La fotografía aquí adquiere un doble carácter, el de hecho plástico incontrastable y el de registro documental contemporáneo. Enriquece el horizonte expresivo del lenguaje visual sin entrar en competencias estériles.

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