350 millas, a
punto de finalizar una ardua tarea. La ONU, ante esta presentación
científica, va a terminar reconociendo que la zona de Malvinas
es una zona de conflicto. ¿Y por qué es importante? Porque
ya todo el mundo dice: no hay conflicto en esa zona...
Por Inés Quinteros Orio, para La Gaceta.
El investigador y ex diputado por el PJ Florencio Aceñolaza
integra una comisión que estableció los límites
marítimos de la Argentina, para defenderlos en mayo ante la ONU.
Desde hace 30 años, Florencio Aceñolaza tiene en claro
que entre ciencia y política hay una relación muy estrecha.
Una relación que la propia política no siempre tiene en
cuenta. Hombre de la Universidad, del Conicet y del PJ (fue diputado
nacional por esa fuerza), el investigador acaba de concluir una tarea
en la que el divorcio queda zanjado: la Comisión para el Límite
en la Plataforma Continental Argentina, de la que él es parte,
terminó de definir el “límite marítimo”
de la Argentina, que será presentado ante la Organización
de las Naciones Unidas (ONU) en mayo.
El informe final muestra que no se puede dar por perdida la pelea por
la propiedad de la plataforma continental porque, entre otras cuestiones,
en el fondo del mar reposan numerosos recursos renovables del futuro,
entre ellos el petróleo.
“La ONU decidió hace trece años que cada país
que tenga un frente marítimo determine su límite. Como
Argentina está adherida a la Convención por los Derechos
del Mar, hubo que definir ese frente de mar. La tarea fue ardua; y esto
(muestra una infinidad de mapas coloreados, en los cuales el azul del
mar es protagonista) es apenas una parte”, le dijo Aceñalaza
a LA GACETA. “Trabajó mucha gente buscando información
de cómo es el subsuelo. Así pudimos saber hasta dónde
llega el continente, que cae hasta un hueco de 5.000 metros de profundidad.
Para terminar este estudio se tardó 13 años; se han utilizado
dos barcos, uno de ellos del Conicet y otro de origen alemán,
para hacer el relevamiento; después vino la tarea de interpretar
la información geológica”, añadió.
-¿El frente marítimo es la frontera marítima
de un país?
- Así es. Esa es la definición.
- ¿Cómo se definían las fronteras marítimas
antes de esa Convención?
- Había dos fórmulas: las 12 millas, (aproximadamente
17 kilómetros) como mar territorial y las 200 millas como zona
económica exclusiva, que es la masa de agua con los peces que
hay adentro. Pero nunca se había tratado el piso que constituye
la masa rocosa que está en el fondo del mar. En los años
1600, 1700, al límite marítimo lo establecía el
tiro de la bala de un cañón. En la década de los
años 50, después de la Segunda Guerra Mundial, comienzan
conflictos a causa de la actividad pesquera indiscriminada en todos
los países. Entonces se establece el límite de las 200
millas. Cuando más adelante se avizora la posibilidad de que
hubiera petróleo en el fondo del mar, se estableció que
había regular normas para el piso marítimo. Mientras yo
era diputado nacional por el PJ, con Elsa Kelly, que entonces estaba
en la Cancillería, acordamos que se creara una comisión
técnica, a la que se bautizó Copla (Comisión para
el Límite en la Plataforma Continental Argentina), en la esfera
de la Cancillería. Yo fui coautor de la ley de creación
de esa comisión, que se terminó de constituir en 1998.
Se convocó al Servicio Geológico, al Servicio de Hidrografía
Naval y a otros organismos, entre ellos el Conicet, del cual soy parte,
y a varias universidades. La misión era definir el límite
marítimo en lo que va de la boca del Río de la Plata hasta
el Cabo de Hornos. La ONU establece que el máximo de extensión
que puede tener un país son 350 millas. Los criterios que deben
primar son geológicos y geofísicos, más que políticos,
aunque eso sirva para definir un límite político.
-¿Cuáles son esos criterios?
- Por ejemplo, que la base del talud se puede extender 60 millas aguas
afuera, siempre que el espesor del sedimento acumulado sea del uno por
ciento. Si uno observa el mapa, en los tiempos pasados, Sudamérica
estaba unida con Africa. Cuando el Océano Atlántico se
expandió, hace 110 millones de años, Africa se corrió,
y se separaron los dos continentes. Y esto tiene mucha importancia geopolítica.
Porque hubo ingleses que dijeron que la zona de las islas Malvinas no
pertenecían a Sudamérica sino que eran bloques que habían
quedado boyando, y que se habían corrido hasta acá. Y
eso fue publicados en papeles “científicos” (muestra
un documento fechado en 1993 sobre el tema). Justifican políticas
con un trabajo científico. Frente al Brasil (muestra mapas en
los que señalan el territorio marítimo del país
vecino) se fueron formando depósitos sedimentarios que hoy son
importantes yacimientos petrolíferos. Desde los años 70,
después de la crisis del petróleo, Brasil extrae petróleo
de aguas de bastante profundidad. Y es el que tiene mayor desarrollo
tecnológico para hacerlo. Hasta ahora, ellos pueden perforar
hasta mil metros de profundidad. Y acá (señala el mapa
argentino) estamos hablando de una profundidad de 5.000 metros.
-¿Cuáles son los países con los que Argentina
tendría que negociar límites marítimos?
- Con Uruguay, con Chile y con Inglaterra, por el tema de Malvinas.
Nuestro relevamiento engloba Malvinas, Georgias y las islas Sandwich.
Hay también una proyección antártica. En el planteo
de la Argentina también se planteará la cuestión
antártica.
-¿Qué trae aparejado esto?
- Dice la Convención que cuando hay situaciones de conflicto,
la ONU no opina. Los ingleses, seguramente, impugnarán nuestra
presentación, y nosotros lo haremos con la de ellos. Pero lo
que importa de todo esto es que la ONU, ante esta presentación
científica, va a terminar reconociendo que la zona de Malvinas
es una zona de conflicto. ¿Y por qué es importante? Porque
ya todo el mundo dice: no hay conflicto en esa zona. Si en la actualidad,
hasta la Unión Europea ya las pone a las Malvinas como territorio
de ultramar. Y este estudio, insisto, va a obligar a la comunidad internacional
a reconocer que esta es una zona de conflicto. Esto nos muestra que
la ciencia no puede, ni debe, estar reñida con la política.
Florencio Aceñolaza, tiene 67 años; nació
en Entre Ríos y vive en Tucumán desde 1969. Es Doctor
en Ciencias Geológicas y miembro de la Academia Nacional de Ciencias;
investigador superior del Conicet (en Tucumán integra el Insugeo)
organismo que presidió durante la gestión presidencial
de Carlos Menem y docente de la UNT. Fue diputado nacional (PJ).
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