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Fuente: Apro | 03/12/07 |
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Gran Bretaña: Generales contra el Primer Ministro | ||
En una medida inusitada
en la historia militar de Gran Bretaña, un país que se precia
de ser “una de las democracias más avanzadas del mundo”,
cinco exgenerales de las Fuerzas Armadas atacaron abiertamente al primer
ministro Gordon Brown, aprovechando que el mandatario se encontraba de
viaje en Uganda y cuando su gobierno atravesaba un período de escándalos
internos.
“Golpistas”, así los calificó el semanario liberal The Observer, el cual defendió al poder político por sobre el militar, en un editorial publicado el pasado 25 de noviembre. “Las Fuerzas Armadas se merecen respeto y recursos adecuados. Pero en una democracia deben ser los generales quienes reciben órdenes del gobierno civil y no lo opuesto”, sentenció el semanario británico, bajo este título: Una protesta que ha ido muy lejos. La polémica llegó a tal punto que el propio Brown, que se encontraba ese fin de semana en Kampala, en la capital de Uganda, para asistir a la cumbre de líderes políticos de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), se vio obligado a defenderse de los ataques de los exgenerales, a los que se sumó la oposición conservadora. Reclamos castrenses Todo comenzó el pasado 22 de noviembre, cuando los cinco exgenerales retirados acusaron al gobierno de “negligencia e incompetencia” en su relación con las Fuerzas Armadas. Dijeron que ponía en peligro las vidas de soldados, debido a que éstos carecían de recursos y equipamiento cuando eran enviados a luchar al extranjero, especialmente a Irak y Afganistán. En una ponencia en la Cámara de los Lores en la tarde de ese mismo día, excomandantes apuntaron abiertamente contra Brown: lo acusaron de haber sido directamente el responsable de la falta de recursos para los militares cuando, antes de ser primer ministro, fue durante 10 años ministro del Tesoro. Incluso, uno de ellos dijo que Brown trata a las Fuerzas Armadas con “desprecio”. Desde Kempala, el primer ministro reviró: "Yo sólo tengo halagos para las Fuerzas Armadas”. Y sostuvo: “Los visité en Irak y Afganistán y lo que están haciendo allí es un acto de gran coraje, determinación y sacrificio. Debido a que queremos a nuestras tropas bien equipadas, nuestro gobierno ha aumentado el presupuesto para el sector año tras año”. Señaló que el Estado británico destinará a las Fuerzas Armadas unos mil 600 millones de dólares al año para los próximos cinco años. Pero los exoficiales sostuvieron que, mientras en la década de 1980 el gobierno gastaba un 5 por ciento del Producto Interno Bruto (PBIB) en defensa, ahora lo hace en menos del 2.5 por ciento. Fuentes del Ministerio de Defensa (MoD) informaron a Apro que las opiniones de los cinco exmilitares británicos no son compartidas por los oficiales en servicio. Y dijeron que eligieron un período para hacer las acusaciones “muy equivocado”. Los generales retirados lanzaron sus críticas el mismo día que un reporte de la Comisión Parlamentaria de Cuentas Públicas acusó al gobierno de vender a muy bajo precio la unidad de investigación de armas del MoD, que le significó al menos cinco millones de dólares para los funcionarios que alcanzaron ese acuerdo. El almirante Michael Boyce, que lideró a las tropas británicas en el sur de Irak antes de retirarse en 2003, afirmó ante la Cámara de los Lores que “hay sangre en el piso” del MoD, ya que funcionarios del gobierno se apuraron a recortar presupuesto militar “mientras nuestros soldados luchaban en el exterior”. Otro de los generales acusadores, Charles Guthrie, quien se desempeñó como jefe de la Armada entre 1997 y 2001, declaró que Brown es el responsable directo de la reducción de presupuesto para las Fuerzas Armadas en la última década, ya que él estuvo a cargo del Tesoro. “Él ha sido el ministro del Tesoro menos querido en cuanto a temas de Defensa”, dijo el coronel retirado, quien fue ovacionado en el recinto parlamentario por sus colegas. “Creo que él debe ser acusado personalmente por la grave situación en la que se encuentran hoy nuestras tropas”, agregó. Los otros tres militares que acusaron al gobierno, fueron el comodoro retirado Dwin Bramall --quien dijo que las cosas “empeorarán para Brown” si mantiene la misma política para los militares--; el exalmirante lord Peter Inge; y el oficial retirado John Jacob Astor, quien sentenció: “La triste realidad es que los soldados se sienten devaluados, enojados y sufren por la negligencia”. Los cinco exoficiales británicos suelen participar en cabildeos pro-estadunidenses en el Parlamento, y asisten a cenas y galas semanales de coroneles retirados en Londres, donde se suele invitar a generales estadunidenses neoconservadores cercanos a George W. Bush. “Táctica estratégica” Las críticas de los militares británicos no sólo se limitaron al debate en el Parlamento. Varios de los excoroneles y almirantes, incluso, asistieron a populares programas matinales de talk-show en la televisión británica para reiterar sus acusaciones al gobierno. Esa medida fue insólita y sin antecedentes en el país. “El dinero que se destina para la defensa no es suficiente para cubrir el nivel de actividades que se les pide cumplir a las tropas”, dijo Boyce a la BBC de Londres. Señaló que, debido a la falta de equipos especiales, “la primera vez que los soldados ven parte de su armamento es cuando son enviados al extranjero en su primer patrulla de control”. Además, criticó a Brown por haber dado al ministro de Defensa, Des Browne, un puesto secundario, y quedar además al frente de la Oficina para Escocia. “Sentimos que decepcionó a las Fuerzas Armadas al no nombrar a un ministro de Defensa de tiempo completo. Cuando tenemos el caso de soldados que son asesinados en combate mientras defienden al gobierno, y se pone a cargo a alguien que sólo trabaja a tiempo parcial, esto envía una señal muy mala”, advirtió. Según Boyce, los soldados, marinos y pilotos británicos “se sienten insultados” y “tratados con desprecio”. Gran Bretaña cuenta con unas 13 mil tropas desplegadas en Irak y Afganistán, y miles más en campos de entrenamiento en otras partes del mundo, como la región de los Balcanes o Belice. La popularidad de Brown, que cayó a su peor nivel la semana antepasada desde junio (a sólo 27%), se desplomó aún más luego de que se reveló que el gobierno perdió información confidencial y fiscal de unos 25 millones de británicos. Además, quedó en el centro de un escándalo por donaciones ilegales al Partido Laborista de hasta un millón 300 mil dólares. El primer ministro, que según los liberales democráticos pasó de ser “un Stalin de la política a un Mr Bean (personaje cómico)”, ha tratado de distanciarse de los problemas que envuelven a su administración. Pero las acusaciones del sector castrense no han hecho más que agravar su situación. En ese sentido, un informe de la Asociación por la Defensa Nacional británica (UKNDA, por sus siglas en inglés), un organismo conservador que apoya a los militares, concluyó, el pasado 8 de noviembre, que las Fuerzas Armadas están en el límite de su capacidad y son mal financiadas. El organismo indicó que el dinero destinado por el gobierno a las fuerzas militares del país “no alcanza”, y agregó que debería ser alrededor del 3 por ciento del PIB. Para 2008, el presupuesto para las Fuerzas Armadas será del 2 por ciento del PIB, un total de 70 mil millones de dólares. Al respecto, el político conservador y pro-militarista Winston Churchill, presidente de UKNDA y nieto del exprimer ministro conservador del mismo nombre, afirmó, el día de la publicación del informe, que las fuerzas militares del país “están trabajando al límite de sus capacidades”. Churchill destacó que, durante la Guerra de las Malvinas (1982), Gran Bretaña destinaba el 5 por ciento de su PIB para las Fuerzas Armadas. “Hoy está por debajo del 2 por ciento y estamos luchando dos de las guerras más intensas desde Corea”, agregó. Lo cierto es que las críticas a Brown y a su gobierno por el tema financiero y de recursos, generó alarma en los sectores políticos de Whitehall y del Parlamento. El semanario The Observer dijo en un editorial que los cinco exgenerales británicos “utilizaron una táctica estratégica”. Explicó: “Con una gran táctica estratégica maquiavélica, cinco exgenerales eligieron la semana pasada, cuando el gobierno estaba debilitado por escándalos, para atacar al primer ministro sobre las Fuerzas Armadas. “La crítica sanguinaria de la semana pasada no hubiera ocurrido sin el apoyo de los coroneles en servicio. Tal vez sólo hicieron públicas sus quejas por desesperación. Pero tal vez ellos calcularon que el furor público funciona mejor que la persuasión privada. Si ese fue el caso, ellos se han pasado de la raya”, agregó. Analistas políticos de medios de comunicación, como The New Statesman y Channel 4, señalaron que los militares utilizaron “un tono golpista y agresivo”. Sólo recibieron apoyo de parte de los periódicos sensacionalistas del país, especialmente del The Sun y el Daily Mail, que suelen narrar con creces las historias de “penurias” de los soldados británicos en Irak y Afganistán. Brown busca alejarse cada vez más de las políticas belicistas impopulares de su predecesor Tony Blair, pero muchos temen que esa maniobra pueda costarle un precio muy peligroso.
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