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Fuente: Clarín | 30/08/08 |
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Brasil potencia: inversiones por US$ 900 mil millones | ||
Lo
anunció el Banco Nacional de Desarrollo.
Las cifras son sencillamente impresionantes: desde este año y hasta 2011 la economía brasileña recibirá una inyección inversora de más de 900.000 millones de dólares, lo que representa en promedio 225.000 millones anuales. Estos recursos no tienen nada que ver con el sector financiero. Por el contrario, el grueso se concentra en la industria, con una parte menos sustantiva para el agro y otra para el comercio y los servicios. Los segmentos productivos que recibirán esa masa de recursos son petróleo, petroquímica, siderurgia, minería, industria naval, automotriz, autopartistas, textil, calzado y alimentos y bebidas. Un quinto de los fondos comprometidos están destinados a obras de infraestructura; unos 28.000 millones de dólares corresponden al agro y 330 millones de dólares estarán dirigidos a la construcción residencial. Este flujo sin precedentes para la economía brasileña sigue a las inversiones ya realizadas en el período 2004-2007, que bordeó los 450 mil millones de dólares, con eje en la industria y en la construcción. Ese volumen inédito de dinero representará una relación entre la inversión bruta fija y el producto bruto interno de 19,6% en 2009 y de 20,9% en 2010. Este informe fue ofrecido el jueves último frente al presidente Lula da Silva, sus ministros y los grandes empresarios privados integrantes del Consejo Económico y Social (un órgano que asesora la presidencia brasileña) por el jefe del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social. Según Luciano Coutinho (un confeso desarrollista que dirige la entidad) hoy se asiste a un "nuevo momento del desarrollo económico nacional" en Brasil. Lo notable es que esa cifra no incluye las inversiones de la estatal Petrobras para explotar las nuevas reservas petroleras descubiertas en 2007. Según el titular de la compañía, serán de 112.000 millones de dólares en el lapso 2008-2011. Coutinho, el gran agente financiero de inversiones brasileñas dijo: "Asistimos a un ciclo amplio y sólido de inversiones". De acuerdo con el economista, el programa de obras públicas del gobierno federal conocido por la sigla PAC y los subsidios al consumo doméstico (a través de los programas de asistencia familiar) son las "fuerzas motrices" que explican la inusitada expansión inversora en Brasil. El informe no es fortuito. Son aumentos considerables en la capacidad instalada de la industria básica y la de bienes manufacturados, y a ellos se suman los del campo y los del sector servicios, especialmente el comercio. En siderurgia, por ejemplo, los privados ya tienen planes concretos de ampliar la producción actual de 41,6 millones de toneladas a 55,1 millones de toneladas en 2011. Pero las nuevas plantas elevarán el potencial siderúrgico a 80,1 millones de toneladas de acero en 2014. El presidente Lula da Silva recordó en esa reunión del jueves en el Palacio del Planalto con cierto dejo de melancolía: "Ya no veré como presidente la mayoría de las obras emprendidas. Le tocará a mi sucesor inaugurarlas". Especialmente, porque el plan de obras públicas PAC fue lanzado por Lula en 2006 y madurará recién a partir de 2011 cuando el jefe de Estado brasileño ya haya entregado el bastón al futuro mandatario. Un dato relevante de las inversiones es que buena parte de ellas están destinadas a la industria naval: las inversiones en los astilleros nacionales aumentará 703,9% en los próximos 4 años. Todo esto empujado por la demanda de la estatal Petrobras que tiene por delante una tarea ciclópea: extraer petróleo a 7.000 metros de profundidad en la plataforma marítima brasileña. Cuando se analiza la relación de inversiones con el PBI, se observa un crecimiento constante desde 2003. En esa época representaba apenas 13,5% del producto bruto interno; el año pasado alcanzó 17,6%. Los desembolsos en nuevos establecimientos agrícolas, comerciales y plantas fabriles, como en oleoductos y gasoductos, en rutas y ferrovías, son una mezcla dosificada de recursos estatales y privados. En el caso de las empresas particulares, estas reciben una asistencia considerable del BNDES. Durante la conferencia que ofreció Luciano Coutinho, el titular de la entidad subrayó: "Estos volúmenes de dinero vienen después de un año de crisis internacional, con foco en EE.UU. Esa situación mundial no provocó ningún temblor en los inversores". Esa frase fue intensamente aplaudida por el auditorio que contaba con los primeros nombres de las grandes corporaciones brasileñas. Roger Agnelli, titular de la Vale, subrayó: "Nunca nos guiamos por el corto plazo para realizar nuestras inversiones. Las coyunturas no integran nuestros análisis". Según este empresario, lo que cuenta es que la demanda de hierro y acero están en alza en el mundo. Con todo, Coutinho admitió una realidad: "Brasil precisa aumentar su capacidad de ahorro interno para lograr que las inversiones dependan menos de los capitales externos". Si la petroquímica se lleva la parte del león, no menos importante resultan los recursos destinados a ampliar la capacidad brasileña en la producción de alimentos y bebidas. En este caso, las inversiones superan los 12.000 millones de dólares con 8 nuevos emprendimientos. El gobierno hará su parte con nuevas carreteras y líneas ferroviarias. El presidente Lula subrayó: "El próximo año se lanza la licitación del tren de alta velocidad que unirá las ciudades de Campina, con la de San Pablo y la de Río de Janeiro". Ese proyecto contempla paradas intermedias en el "corredor" de mayor actividad económica del país.
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