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Fuente: El País (España) | 01/07/08 |
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Presidente polaco no ratificará el Tratado de Lisboa | ||
El primer ministro, Donald Tusk, pide la ratificación del acuerdo pese al 'no' irlandés.- El presidente, Lech Kaczynski, asegura que "no tiene sentido"... La Europa divida, la de dos velocidades, tiene un claro ejemplo en Polonia, uno de los países miembros de la UE que quedan por firmar el Tratado de Lisboa. El primer ministro de Polonia, el liberal Donald Tusk, ha asegurado que a su país le interesa firmar el Tratado pese al rechazo de Irlanda, mientras horas antes el presidente polaco, Lech Kaczynski, había asegurado en declaraciones al diario Dziennik que Polonia no firmará el texto porque no “tiene sentido”. “Estamos convencidos que la ratificación del Tratado es lo que más nos interesa. Es difícil aceptar una situación donde Polonia podría ponerse en la misma posición problemática de Irlanda”, ha dicho Tusk en rueda de prensa en contraposición a lo defendido por el conservador Kaczynski. El presidente polaco dijo previamente que rechazará la firma del acuerdo por considerar que la situación actual es muy diferente a la de hace unos meses. Las contradicciones polacas ilustran lo que sucede en el resto de Europa. Falta una línea común de actuación. En el caso polaco, las divisiones entre los dos máximos mandatarios muestran la resonancia que ha tenido el no irlandés. El Parlamento polaco ratificó en abril el acuerdo europeo con los votos del partido del primer ministro, el liberal Donald Tusk, y de la formación de los gemelos Kaczynski, Ley y Justicia (PiS), y la sola oposición de una minoría de diputados de ultraderecha. Pero es el presidente del país quien debe firmar en última instancia los tratados internacionales, según la Constitución polaca, sin que ninguna disposición le obligue a hacerlo. Paradójicamente, Kaczynski rechaza ratificar un texto que él mismo negoció duramente junto con su hermano gemelo, el entonces primer ministro Jaroslaw Kaczynski, que ahora lidera la oposición. La explicación está en que, después de su severa derrota en las elecciones parlamentarias del pasado noviembre, los Kaczynski han retomado antiguas posiciones euroescépticas que parecían haber abandonado en el momento de la firma del Tratado. Presidencia francesa El rechazo de Kaczynski supone un duro golpe a los esfuerzos del mandatario francés, Nicolas Sarkozy, que justamente hoy comienza su turno en la presidencia de la UE con el objetivo de resolver el problema del rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa en el referéndum de ratificación del pasado 12 de junio. “Nuestra prioridad es circunscribir el problema a los irlandeses” y lograr que los demás países “continúen con su ratificación”, declaró ayer Sarkozy en una entrevista televisada. Al respecto, el presidente polaco lanzó un aviso a los dirigentes de la UE para que se pongan en guardia contra la tentación de aislar a Irlanda. "Si rompemos la regla de la unanimidad una vez, no volverá a existir jamás. Somos demasiado débiles para aceptar ese tipo de solución", asegura. A la amenaza polaca se añade el problema checo, donde la ratificación se siente lejana por el euroescepticismo de una buena parte de la derecha liberal en el poder, empezando por el presidente del país, Vaclav Klaus.
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