Informaciones
periodísticas de las últimas semanas, referidas a la "modernización"
de la Defensa Nacional, parecieran surgir de trascendidos del ministerio
del ramo o de sus dependencias...
Escribe Gral. Brig. Heriberto Justo Auel
Ellas deberían constituir, por la desorientación extemporánea
que exhiben, una seria preocupación socio-política de
la ciudadanía y de sus dirigencias, pues afectan severamente
a la Seguridad Nacional. Es decir, a nuestra vida colectiva e individual,
en estos primeros años de un nuevo siglo conflictivo.
Nuestra seguridad, responsabilidad primaria del Estado, transita una
severa crisis, común al resto de las obligaciones constitucionales
del Estado. Sus consecuencias son observables en la situación
diaria e inmediata que nos rodea y en el marco más amplio de
la región y del mundo globalizado, convulsionados por una nueva
"guerra mundial" que nos afecta, aquí y ahora, cada
vez con mayor intensidad.
Ya sabemos que la Defensa Nacional -en el ámbito mayor de la
Seguridad Nacional- está impedida por la legislación vigente
(1). Estas normas han anulado, desde 1988, al planeamiento estratégico.
Desplazaron a las FF.AA. a meras responsabilidades de Policía
Militar en el exterior, al servicio de Organismos Internacionales. Internamente
pueden ser eventual apoyo de las actividades policiales, en la seguridad
pública. Nuestro país ha declarado que no reconoce a los
riesgos estratégicos que retiene la mayor parte de la comunidad
internacional.
La previsión, ante probables agresiones estratégicas,
riegos y amenazas hoy presentes en el interior de nuestros límites
geográficos, quedaron en manos de nadie. En el caso de que éstas
desbordaran al empleo de los medios de la "seguridad interior"
–"el esfuerzo nacional de policía"- podría
dictarse el estado de sitio y convocarse, recién entonces, a
las FF.AA. Pero la ley indica, con enérgica precisión,
que ello no debe traducirse en previsiones de planeamiento, inteligencia,
organización, equipamiento o adiestramiento alguno de las FF.AA.
Estas deberán improvisar a partir del momento en que se las convoque
y, consecuentemente, asumir la situación terminal que justamente
provocará el llamado a las armas.
El Comando Estratégico que se designe en esa emergencia, tendrá
que resolver en la contingencia, con los medios que hayan quedado en
las FF.AA. Será el "cabeza de turco", inexorable y
legal. Ese ha sido el eje de la sesuda ley de nuestros polemólogos
de las Comisiones de Defensa de ambas cámaras y del poder ejecutivo
que las propuso, cuando acumulábamos las experiencias de dos
derrotas estratégicas recientes. Actualmente el 99,51% de las
guerras en acto, son internas. Podemos afirmar que nuestros legisladores
-y sus asesores- cargaban la "carabina de Ambrosio".
Esta legislación nos coloca en una situación altamente
riesgosa. La arrastramos a lo largo de las últimas dos décadas
pero, desde el año pasado -2006- el desatino conceptual y legal
se ha profundizado.
La legislación del ´88, que nació "muerta"
y que se la justificó "porque era necesaria, ante una transición
imprevista" (¿?), en el 2006, cuando era imprescindible
la necesidad de su reemplazo y rectificación, fue reglamentada.
Por simple decreto se profundizaron los desconceptos absurdos que impuso
la ley. Podemos afirmar que hoy tenemos una nueva ley de defensa, mucho
más retrógrada que la anterior pues se ha ido, en la reglamentación,
mucho más allá de lo que prescribían los exabruptos
de la ley original, en su letra y en su espíritu.
Sin embargo, éste paso reglamentario era necesario para justificar
los "cambios" que pareciera se avecinaban, o los que ya están
en pleno desarrollo. Así llegamos al Editorial del diario "La
Nación" del pasado 5 de Marzo, titulado: "Absurda Hipótesis
de conflicto", que en rigor debió titularse "Absurda
Hipótesis de Guerra", toda vez que la fuente de la información
periodística no fue el ministerio de relaciones exteriores, sino
el de defensa, según se informa.
La Ley de Defensa del ´88 -y su complementaria, la de Seguridad
Interior que en la presidencia Menem fue desprendida de uno de sus artículos-
si bien fue promulgada por Alfonsín a fines de la Guerra Fría,
se apoyaba en conceptos extemporáneos, vigentes hasta el siglo
XIX.
En 1989/1991, cuando la Guerra Fría terminó, al igual
que después de 1945 –cuando finalizó la 2da guerra
civil europea -GMII- se produjo una gran revolución en los ambientes
académicos que tratan acerca de los complejos temas de la Gran
Política, cuando esta se encamina por los senderos de la fuerza.
Surgieron, desde una gran confusión y perplejidad, nuevas teorías
-no menos de sesenta- y varias doctrinas, a lo largo de los diez años
de posguerra fría -1991/2001- (2).
En el 2001 comenzó una nueva guerra mundial, el 11S -con la agresión
del "terrorismo global"- que en el 2007 cumplirá su
sexto año y que promete ser "muy larga". Ninguno de
estos hechos sísmicos, de profundidad tectónica en el
área de la Polemología y de la Estrategia, conmovió
a nuestros estrategas nativos. Todo siguió igual y, desde el
año pasado, la regresión conceptual se ha acentuado de
un plumazo, pseudo-legalmente (3).
Llegamos así a la versión de las "absurdas hipótesis",
absolutamente ajenas a las probabilidades reales y perceptuales retenidas
en la amplísima bibliografía existente hoy en esta disciplina
interna de la Ciencia Política o en lo que trasciende desde Brasil,
Chile y Perú, que modernizan sus sistemas con varios miles de
millones de dólares invertidos en Defensa, atendiendo a los riegos
estratégicos reales y aceptados unánimemente en los documentos
estratégicos que han dado a conocer, en los últimos años,
la UE, la NATO y el Pentágono (4) (5) (4´) y (5´).
"Es una doctrina nueva ideada por nosotros, que no es una copia
de doctrinas de otros países, como antes ", explicó
un general. (La Nación – 25 de Febrero de 2007).
Por lo que se deduce de éste artículo periodístico,
la "doctrina nueva", "ideada por nosotros" es un
nuevo plan estratégico, muy exclusivo, es decir totalmente nacional
y no copiado, "como antes" y ese "nosotros" es,
aparentemente, el EMGE, siempre que nuestra deducción conjetural
fuese acertada.
En ese mismo artículo de "La Nación", bajo el
título "Drástico cambio en las FF.AA.: nuevas hipótesis
de amenazas hasta 2025", se nos informa que "La guerra por
los recursos es el nombre oficial de la nueva doctrina militar".
Reiteramos que en éste nivel, una doctrina es siempre emergente
de un plan estratégico que, en éste caso -por su objetivo-
"es interior", la hipótesis se desarrolla dentro de
nuestros límites geográficos, estando ello específicamente
vedado en la ley. Esta conjetura nos pone en guardia. ¿Por qué
es tolerado un plan estratégico ilegal, en un terreno puntualmente
hipersensible para la "progresía" vernácula?
Si por tener recortes de diarios "con datos interiores", hubo
recientemente relevos de Oficiales Superiores en el área de Inteligencia,
¿cómo sería posible -y además anunciado
por el propio ministerio- semejante desliz ilegal?
Hay algo en la noticia que no cierra. Pero además, retiene hoy
todo su vigor la afirmación de Clausewitz en "De la Guerra":
"el primero, el supremo, el acto de juicio de mayor alcance del
hombre de estado y del comandante, tiene que establecer el tipo de guerra
en la cual se están embarcando.
No equivocarlo ni tratar de cambiarlo por algo que sea extraño
a su naturaleza" (6).
En el Editorial ya citado más arriba, se agregaba:
"El surgimiento de la nueva versión doctrinaria que aquí
comentamos parece más bien encaminado a satisfacer un planteo
ideológico que reorienta la identificación del enemigo
militar en las grandes potencias".
Hoy queda una sola Gran Potencia: EE.UU. Pero, nuestra deducción
es solo una conjetura, ya que no encontramos en los trascendidos de
la prensa la claridad expresiva con que los "bolivarianos"
identifican al "imperialismo". ¿Será solo un
eufemismo? Habrá que retenerlo en análisis.
Además, esta fundada presunción se complementa con otra,
contenida también en el mencionado artículo del 25 de
Febrero:
"En el trabajo se recomienda que la Argentina deberá desarrollar
organizaciones militares con capacidad para defender a la Nación
de un enemigo convencional superior.
Para ello deben prepararse los elementos para hacer frente a operaciones
dinámicas, sin frentes, sin tiempo suficiente de preaviso, con
organizaciones de pequeña magnitud, con apoyo territorial preparado
de antemano y capaces de organizar los recursos humanos y materiales
locales en función del conflicto". (7)
¿Se estará describiendo en éste largo párrafo
la organización de milicias, actuando con las tácticas
de partisanos en las "guerras asimétricas", como las
que postula y organiza Chávez Frías en Venezuela? No nos
queda muy claro.
John Sweeney, en el "Diario Las Américas" de Miami
-EE.UU.- el 7 de febrero de 2005, bajo el siguiente título: "Venezuela
asume doctrina militar cubana", expresa, entre otras cosas:
"Caracas-Las fuerzas armadas venezolanas han concebido una nueva
doctrina de seguridad nacional, bajo la cual Estados Unidos reemplaza
a Colombia como la mayor amenaza externa a su seguridad y soberanía,
según informó el general de División del ejército
Venezolano Melvin José López Hidalgo, secretario del Consejo
de Defensa de la Nación, en una Conferencia al Centro de Estudios
de Información de la Defensa Cubana (CEID), denominada "Problemas
globales que afectan la seguridad de la humanidad"; Dictada en
el Teatro "José Martí"; de la Habana -Cuba-
el pasado 8 y 9 de diciembre.
Esta nueva doctrina de seguridad se basa en la excusa de que los militares
estadounidenses acabarán por invadir a Venezuela, para asumir
el control de su petróleo y gas natural. La anterior doctrina
de seguridad preveía una respuesta militar convencional a posibles
invasiones colombianas. Por el contrario, la nueva contempla una "respuesta
asimétrica" a fuerzas invasoras estadounidenses superiores,
mediante la combinación de personal militar venezolano, reservistas
civiles y una red interna de grupos civiles de base.
Estos componentes estarán encargados de ataques guerrilleros
de baja intensidad, coordinados contra las fuerzas estadounidenses".
El Gral. venezolano es claro: "fuerzas invasoras estadounidenses
superiores". Aquí no hay eufemismo alguno.
La homología conceptual de lo expresado en los trascendidos de
la prensa argentina en el 2007 y en el diario de Miami, en el 2005,
pareciera existir y ello se complementa con noticias que nos llegan
desde Córdoba, a través de "La Voz del Interior":
"Una fuente del Ministerio de Defensa salió de este modo
a aclarar, ante una consulta de este diario, las versiones según
las cuales el traslado del Tercer Cuerpo, así como del Segundo
y el Quinto -de Rosario a Curuzú Cuatiá y de Bahía
Blanca a Comodoro Rivadavia, respectivamente, es ya una decisión
adoptada y puesta parcialmente en marcha.
Las mudanzas son apenas parte de las propuestas presentadas el año
pasado a la ministra Nilda Garré por el arma terrestre en un
documento titulado "Plan Ejército Argentino 2025" y
que está en evaluación en Defensa".
Los Comandos de Cuerpo de Ejército son núcleos naturales
de mandos estratégicos a movilizar. Su desplazamiento del centro
a la periferia geográfica indicaría que se anulan como
tales, en la nueva y original doctrina de guerra.
Este último trascendido, de ser cierto, es también ilegal,
pues pareciera que el "Plan de Redespliegue" se origina en
un Estado Mayor administrativo, el EMGE, al que la Ley de Defensa no
le otorga esa función, exclusiva y excluyente del Estado Mayor
Conjunto, que tiene responsabilidades Estratégico-Militares.
¿Se estará realizando una "reforma" del "instrumento
militar" sin el soporte de un Plan Estratégico? Si así
fuere, toma legitimidad el Editorial de la Nación del 5 de Marzo,
cuando señala:
"El surgimiento de la nueva versión doctrinaria que aquí
comentamos, parece más bien encaminado a satisfacer un planteo
ideológico que reorienta la identificación del enemigo
militar en las grandes potencias".
Si se diera éste supuesto, no es necesario contar con las necesidades
emergentes de un Plan Estratégico. El modelo cubano, de raíz
ideológica, está disponible vía Venezuela. Dejaría
de ser exclusivo y nacional y vulneraría la razonabilidad organizacional,
que debe quedar fundada en la relación entre fines y medios;
transgrediría las funciones que la ley de defensa establece para
los Estados Mayores y quebraría la profesionalidad intelectual
de nuestros Oficiales de Estado Mayor.
Una Argentina autista, se encapsularía. (8) Omitiría a
su real circunstancia políticoestratégica y elaboraría,
en su reemplazo, una utopía ideológica que nos llevaría
a un mito ciertamente ridículo: ante la supuesta agresión
de EE.UU. preveríamos tácticas "liliputienses"
y responderíamos con la "guerra de las pulgas". La
conjetura periodística indicaría, si tuviere validez,
que la ideología arrasaría una vez más con la razonabilidad,
la profesionalidad y la ley.
Sin embargo, lo que más llama la atención, es que se esté
trabajando sobre una novedosa organización celular "territorial",
que sirve a una "hipótesis de amenaza interna" relacionada
con los "recursos naturales" propios, decididamente fronteras
adentro.
Debemos imaginarnos, en el caso de darse ese supuesto, que el imperio
afectaría al poder nacional que hoy los controla. Para ello no
actuaría sobre las fuentes de los recursos, sino sobre su control
político. Esa hipótesis, totalmente peregrina y abstracta,
carece de indicios conocidos y es ilegal. La ley de defensa prohíbe
ese tipo de "hipótesis internas" taxativamente. La
entrega indirecta y homeopática de los trascendidos de prensa
referidos a los procesos de cambios, mueve a conjeturas, pero hace inverosímil
su validación. (9)
Tenemos muy en claro la declaratoria del paracaidista tropical Chávez,
que emplea a nuestro territorio como escenario de su discurso socialista,
revolucionario y antinorteamericano, izando la bandera del "bolivarismo",
como lo ha hecho en Mar del Plata y más recientemente en Ferrocarril
Oeste. Tenemos clara también la adscripción de Evo Morales
–Bolivia-, de Correa –Ecuador- y de Ortega –Nicaragua-,
al eje La Habana– Caracas, lo que conlleva los intentos de éste
trío -hasta hoy fallidos- para clonar, en sus respectivos países
a la constitución "bolivariana de Venezuela" e inaugurar
así sus "modernas tiranías constitucionales"
que, entre otras cosas, exigirán contar con "tropas populares
del partido", a crearse a través de lo que ellos llaman
"hipótesis de amenazas imperialistas". (10)
Brasil y Chile, con ex-comunistas en las presidencias y Perú
con un social-demócrata en la suya, refuerzan a sus instituciones
armadas (4´ y 5´). ¿Qué estamos haciendo los
argentinos? Como expertos en el tema, no lo vemos con claridad. Alguna
vez Ferns nos dijo que "éramos amigos de todos y aliados
de nadie". ¿Seguimos en esa posición? O ¿estamos
trasegando hacia la figura de un Tartufo pragmático, con vuelo
de mariposa? Las decisiones que se avecinan van a imponer la caída
de muchos velos. Por el momento, solo conjeturamos.
Nuestras conjeturas originadas en la información periodística
y su confrontación con las nuevas doctrinas estratégicas
en los primeros años el siglo XXI.
Las guerras -según G. Bouthoul "el más espectacular
de los fenómenos sociales"- constituyen " nuestros
puntos de referencia cronológicos más destacados y, quiérase
o no, los límites que señalan los grandes giros de los
acontecimientos".
"Es por la guerra que han perecido casi todas las civilizaciones
conocidas. Es por la guerra que han hecho su entrada casi todas las
nuevas civilizaciones".
"Es por la guerra que se establecen o se sancionan las supremacías
que colocan, durante un tiempo más o menos largo, un cierto tipo
de sociedad a la cabeza de la humanidad".
"En una palabra, la guerra es la más notable de todas las
formas de transición de la vida social. Es una forma de transición
acelerada" (11).
En el año 2007 nos encontramos en la transición de la
etapa de la civilización industrial a la posindustrial. En consecuencia,
si aceptamos la teoría de Bouthoul, el orbe globalizado vive
el proceso de su condigna "guerra mundial contraterrorista".
Jean Baudrillard, en su reciente e interesante trabajo "El espíritu
del terrorismo", con su específica visión francesa,
que es reflejo de una revolución fracasada, lo capta y a su vez
lo distorsiona:
"En este sentido, se puede hablar de una guerra mundial; no la
tercera sino la cuarta y única verdaderamente mundial, pues lo
que está en juego es la globalización misma. Las dos primeras
guerras mundiales respondían a la imagen clásica de la
guerra. La primera puso fin a la supremacía de Europa y a la
era colonial. La segunda puso fin al nazismo. La tercera, que tuvo lugar
bajo la forma de la Guerra Fría y la disuasión, puso fin
al comunismo. De una a otra, nos hemos dirigido cada vez más
hacia un orden mundial único, que hoy ha llegado virtualmente
a su consumación. Un orden que se encuentra enfrentado a las
fuerzas antagónicas diseminadas en el corazón mismo de
lo mundial, en todas sus convulsiones actuales. Guerra fractal de todas
las células, de todas las singularidades que se rebelan bajo
la forma de anticuerpos. Enfrentamiento a tal punto inasible que cada
cierto tiempo es necesario salvaguardar la idea de la guerra a través
de puestas en escena espectaculares, como las de la Guerra del Golfo
o la de Afganistán.
Pero la Cuarta Guerra Mundial está en otra parte. Ella es la
que inquieta a todo el orden mundial, a toda dominación hegemónica
–si el Islam dominara al mundo, el terrorismo se levantaría
en su contra–. El mundo mismo se resiste a la globalización"
(12).
El autor de éste párrafo, intelectual maduro, filólogo
y profesor de filosofía de la cultura, no es un especialista
en temas político-estratégicos. Ello se evidencia en su
lenguaje y en sus conceptos errados sobre las guerras mundiales, pues
computa solamente cuatro y le da la calidad de "mundial" a
la que está en acto, porque es la primera de extensión
planetaria. Y no es así.
Gastón Bouthoul, su paisano, sociólogo y profundo tratadista
de la guerra, ha contabilizado doce guerras mundiales en los últimos
cinco siglos y las define como aquellas por las que "se establecen
o se sancionan las supremacías que colocan, durante un tiempo
más o menos largo, un cierto tipo de sociedad a la cabeza de
la humanidad".
Ergo, las guerras mundiales son guerras en las que se disputa el poder
imperial, que determinará una "supremacía" durante
un período más o menos largo, en la esfera de su alcance.
No son "mundiales" por su mera extensión geográfica.
Hacemos esta observación para demostrar cuán desconocido
es el tema de la guerra, aun entre intelectuales de prestigio y contemporáneos,
dentro de un mismo país. Ello nos da una pauta de lo que puede
ocurrir entre aquellos que no lucen como hombres de pensamiento.
En nuestro país, esa confusión conceptual ha traído
graves consecuencias socio-políticas en el pasado reciente y
al enfrentar los cambios cualitativos de esta nueva etapa de la civilización
"del conocimiento", las consecuencias pueden ser terminales,
en varias naciones del amplio subdesarrollo cultural y político
Iberoamericano (13).
Hay todavía, entre nosotros, quienes entienden que la guerra
es un fenómeno "militar". Ya hemos señalado
que G. Bouthoul la define como " el más espectacular de
los fenómenos sociales" y podríamos sintetizar, recordando
la clásica tesis clausewitziana: el más espectacular fenómeno
socio-político (14).
En el sencillo cuadro que agregamos a continuación observamos
cómo el fenómeno sociopolítico se descompone en
varios niveles de la acción. La extrapolación de ideas,
entre niveles, que habitualmente reconocemos en el lenguaje coloquial
del inexperto, puede ser la fuente de la gran confusión existente
en este delicado tema, en el que los errores siempre se pagan con sangre.
Pero, a los fines de nuestro objeto, interesa detenernos particularmente
en las columnas que señalan cuándo cesa cada una de las
etapas y cual es su naturaleza, para alcanzar una mejor comprensión
de éste fenómeno, unívoco y complejo.
La Guerra, Fenómeno Socio-Político
Los argentinos aun transitamos, en el 2007, la etapa final de nuestra
guerra civil revolucionaria, todavía inconclusa. Es la de la
explotación estratégica de la batalla que dio el agresor
y omitió el Estado Nacional, por históricas carencias
institucionales, que se traducen en su extrema y evidente debilidad,
en todos sus niveles.
Sus consecuencias han sido y son: el trastrocamiento de la victoria
táctica de la nación argentina, en derrota estratégica
y la continuidad de la explotación político-estratégica
en el plano político -guerra-, por cuanto no ha cesado en él
la "actitud hostil del agresor terrorista-revolucionario".
Lo evidencia la declaratoria diaria de sus personeros actuales.
Cesaron los combates con la victoria táctica del las tropas legales.
El Estado no dio batalla -la "estratagema" que dirige a los
combates- en el plano estratégico y el terrorismo revolucionario,
que dio batalla bajo dirección internacional, explota hoy su
éxito político estratégico por trastrocamiento,
en la vía judicial (15´). La guerra está latente,
como lo vivimos a diario a través de la actitud hostil –odio
social- de las actuales dirigencias revolucionarias y sus simpatizantes
o adherentes, que a través de la comunicación social y
la educación controlan y desinforman a la opinión pública,
es decir, al electorado.
Esta situación socio-política de arrastre se origina en
la guerra mundial pasada, la Guerra Fría -1947/1991- (15) que
asoló al Hemisferio Sur con agresiones no convencionales, mientras
el Norte vivía la Pax del Terror Nuclear. Su actual explotación
política-judicial se solapa con las preliminares de la batalla
iberoamericana de la presente Guerra Mundial Contraterrorista. Ambas
están fuera de la atención ciudadana y dirigencial. Vale
la pena detenernos en su explicitación.
La explotación del éxito estratégico revolucionario,
por vía judicial, se inició con el decreto alfonsinista
182/84, transitó con altibajos los diez años de posguerra
fría hasta el 2001 e ingresa en el 2002, ya en el ámbito
de la nueva "guerra mundial contraterrorista", con renovadas
energías ideológicas, logrando que el sistema judicial
argentino, en ambos períodos y sucesivamente: acepte la formación
de "comisiones especiales"; nombre jueces "a medida";
aplique leyes "ex-post-facto", saque a los reos de sus jueces
naturales, niegue la existencia misma de nuestra guerra civil revolucionaria
-reconocida inicialmente por la Cámara Federal-; anule leyes
constitucionales; quiebre la jurisprudencia argentina, no identifique
al terrorismo revolucionario doméstico que nos agredió
a lo largo de dos décadas; exhiba figuras penales inexistentes
en nuestros códigos, etc. (15´, 15´´ y 15´´´).
Dicha explotación ideológica en el plano político-estratégico
se va profundizando en la misma medida en que el Estado pierde su calidad
institucional y ambas se aceleran al aproximarse un acto electoral,
retenidos los derechos humanos como banderas, para de retener el poder.
Estamos en presencia de una profunda corrupción estructural del
Estado Institucional y de la Gran Política, como inteligencia
del Estado.
Ingresaremos a un breve análisis teórico de los cambios
cualitativos que la nueva etapa de la civilización a impuesto
en la impronta de las guerras del siglo XXI, mientras nuestra cultura
es vaciada sin prisa y sin pausa por la maniobra residual, iniciada
en el período "guerra fría" y activada masivamente
desde 1984.
Progresivamente la humanidad globalizada ha ingresado a una nueva etapa
del progreso humano: hay una nueva forma de producir y hay una nueva
forma de hacer la guerra (16).
Los argentinos, que aun no asimilamos ni cerramos nuestra guerra civil
revolucionaria, subsidiaria de la Guerra Fría, debemos enfrentar
inexorablemente a las consecuencias "internas", ya presentes
en la región, de la nueva "Guerra Mundial Contraterrorista
Global", absolutamente distinta en su naturaleza y acción
-en todos los niveles- a las anteriores. Ello plantea una situación
compleja y de difícil resolución (17).
Hemos pasado, irresponsable e inconscientemente, desde la estrategia
de la disuasión vigente en el Norte hasta el 2001 y desde las
guerras no convencionales revolucionarias en el Sur, a una nueva etapa
-común ahora a todos los actores internacionales- regresando
a la antigua estrategia de la acción- por cuanto nos enfrentamos
a un enemigo "no-estatal, complejo y extendido en red", sin
límites ético-jurídicos, que no recibe señales
disuasivas.
Nuevamente los argentinos, como ayer, lo hacemos sin previsiones estratégicas,
con instituciones licuadas y, aparentemente, según lo que se
desprende de los trascendidos periodísticos que hemos comentado
en la primera parte de éste trabajo, sin los conceptos más
elementales de actualización situacional en los niveles de decisión
políticoestratégicos.
Como lo expresamos alguna vez, "no hemos aprendido a aprender".
Reemplazamos a la Gran Política y su consecuente visión
de futuro por la ideologización resentida del pasado y profundizamos
así a la inmoralidad pública y privada: la corrupción
estructural, que es la avenida directa hacia la auto-destrucción.
Las Guerras de Cuarta Generación
En el mes de Octubre de 1989, cuando finalizaba la guerra fría,
cuatro Oficiales Superiores Jefes de la Infantería de Marina
de los EE.UU. –Lind, Schmitt y Wilson- publicaban un trabajo en
la "Gazeta Marinera", que haría camino. Lo titularon:
"El Rostro Cambiante de la Guerra: hacia la Cuarta Generación",
conocido universalmente por su abreviatura en inglés: 4GW –Fourth
Generation War- (18).
Los autores, fundados en un análisis teórico prospectivo
y acertado establecían, para luego proyectarlo hacia el futuro,
las siguientes etapas históricas del fenómeno guerra:
1ra. Generación: empleo de grandes masas de hombres en formaciones
"ordenadas", con el empleo central de armas de fuego de corto
alcance. Su paradigma: el Archiduque Carlos.
2da Generación: emergente de la primera revolución industrial.
El movimiento estratégico a través de ferrocarriles previamente
trazados, la primacía del volumen de fuego y la "atrición"
sobre el terreno. Sus paradigmas: Napoleón y Lüdendorff.
3ra Generación: emergente de la segunda y tercera revolución
industrial. La maniobra – "la blitzkieg"- descentralizada,
"desordenada" y la iniciativa en los mandos medios. Sus paradigmas:
v. Manstein, Guderian y Rommel.
4ta Generación: un salto cualitativo -emergente de la revolución
científica-tecnológica- apoyado en la "tecnotrónica".
Se amplían los espacios de maniobra en la concepción de
la batalla y de los nuevos teatros de operaciones: las sociedades globales.
Toman singular importancia:
Las ideas creadoras, la innovación conceptual y las fracciones
menores "autónomas".
El objetivo es abstracto, principalmente la cultura del enemigo.
El flanco a localizar es la retaguardia civil, a través de la
aproximación indirecta: la llave de judo.
La condición ineludible: el apoyo de la población.
Sus características más importantes:
No hay frontera entre la guerra y la paz.
No hay frentes identificables ni distinción entre civiles y militares.
Las grandes instalaciones estratégicas y simbólicas, son
la principal vulnerabilidad.
La "asimetría" de los actores le quita relevancia a
los niveles estratégicos y traslada importancia a los tácticos.
El procedimiento corriente será la insurgencia terrorista.
El arma predominante, la propaganda y la desinformación.
El medio central: la infoesfera: los medios de comunicación.
Así como las tres primeras generaciones surgieron desde la cultura
occidental, la 4ta Generación surge de otras culturas. Quien
tiene actualmente el desafío de encontrar sus claves resolutivas,
es el recientemente nombrado Comandante de la Coalición, en Bagdad,
el Gral. David Petraeus. Para ello cuenta con una nueva Directiva Estratégica,
una corta experiencia acumulada, su talento y dos Divisiones de refuerzo.
En 1991, el Profesor Martin Van Creveld, de la Universidad Hebrea de
Jerusalén, publicó "La Transformación de la
Guerra", en línea con las ideas de los marinos estadounidenses
de la 4GW (19).
Plantea que la tríada clausewitziana "Pueblo-FF.AA.-Gobierno"
queda superada por la evolución de la civilización. El
concepto westfaliano del monopolio de la fuerza por el Estado, estaría
obsoleto por cuanto la guerra, como la habíamos conocido, ya
no es válida como recurso político. La existencia de los
arsenales QBN la ha "transformado" y se desarrolla hoy como
conflicto violento, disperso, de baja intensidad, fuera del marco del
Derecho Humanitario, a través de bandas, guerrillas, mafias,
etc. El proceso ha sido gradual, desigual y espasmódico y el
Estado ha tardado en reconocerlo.
La reflexión es acertada, pero, en nuestro entender, el prusiano
Clausewitz sigue vigente.
Solo hay que reemplazar la calidad de los actores y tener en cuenta
que C. v Clausewitz escribió en abstracto, "para siempre"
(14).
El enemigo que enfrenta hoy al Estado, carece de personería jurídica,
es irresponsable y los pueblos occidentales no han sido preparados para
entenderlo. Gran parte de Occidente –el Occidente tránsfuga
en particular- quiere enfrentarlo con las normas de la 3ra Generación
y desde las pautas de nuestra cultura. Ello impulsa a sus elementos
de fuerza a actuar como "no estatales". He allí el
problema central, que los argentinos bien conocemos (20).
Las "transformaciones" de la civilización presente,
son cualitativas. La Gran Política y la Gran Estrategia están
en su seno y deben evolucionar cualitativamente. Está presente
una guerra de 4ta. Generación y actúan como agresoras
otras culturas. ¿Cómo hacer para enfrentar el desafío
desde la cobardía de las culturas relativizadas, evasivas y débiles?
Es indudable que el Profesor Van Creveld elabora su trabajo teórico
impresionado por las "intifadas" palestinas. Los argentinos
tenemos larga experiencia en la lucha desigual del Estado frente a las
bandas terroristas domésticas, pero no hemos capitalizado las
consecuencias del drama. La Política no ha reaccionado inteligentemente
desde el Estado agredido, en tiempo oportuno. El colapso gubernamental
producido por la guerra limitada en el Atlántico Sur, en 1982,
fue fatal.
Las bases ético-jurídicas que debieron dictarse para enfrentar
al desafío revolucionario interno, en el mismo decreto de movilización,
nunca aparecieron y ese es el boomerang que hoy se somatiza, se ignora
y el enemigo de ayer explota. EE.UU. luego del 11S dictó de inmediato
el "Acta Patriótica", demostrando una capacidad de
reacción política acorde a la naturaleza de la agresión
estratégica. En nuestro caso, la "actualización"
de la legislación de defensa hizo exactamente lo opuesto.
En 1994, Thomas X. Hammes, también en la "Gazeta del Cuerpo
de Infantería de Marina", hizo su aporte en apoyo a la 4GW,
que había tenido gran difusión en los medios académicos
internacionales de Polemología y Estrategia. Desarrolló,
en particular, la descripción de los "nuevos protagonistas"
e interconectó a la nueva teoría con "las guerras
en red" que Arquilla y Rondfelt -"The advent of netwar"-
desarrollaron en las publicaciones de la Fundación Rand.
La 4GW reemplazó rápidamente a la "Revolución
de los Asuntos Militares", que en la posguerra fría había
tomado cierta importancia, centrando sus análisis en cuestiones
técnicas. Estas ideas volvían a orientar a la guerra en
el campo de su natural reflexión socio-política y a impulsar
los estudios estratégicos en lo sustantivo de los conflictos,
tales como los presenta, dramáticamente, el nuevo siglo.
Hasta el momento en que aparezca un competidor estatal e imperial de
los EE.UU., estas ideas continuarán siendo elaboradas, cada vez
con mayor profundidad. Su gran laboratorio experimental es el "bajo
vientre euro-asiático" y nuestra Ibero América, que
debería estar efectuando sus propias doctrinas combinadas-conjuntas,
siguiendo el rumbo señalado en las "Guerras del Tercer Tipo
o de la Tercera Especie”, enunciadas por Kal Holsti para el continente,
en el marco más amplio de la 4GW. Las preliminares de esas nuevas
batallas, están en pleno desarrollo (21).
Los trascendidos periodísticos, que motivaron la primera parte
de este trabajo, parecieran orientados en dirección opuesta a
las doctrinas en elaboración en los grandes centros de pensamiento
estratégico y que brevemente terminamos de enunciar. Ello es
lo que nos ha impulsado a titular a este trabajo del modo en que lo
hicimos. Nuestra Argentina pareciera no reconocer a su circunstancia
inmediata y mediata, no asumir nuestras mejores tradiciones históricas
y no buscar el escenario lejano que nos una en el esfuerzo y en la armonía,
para superar la decadencia, caldo de cultivo de estas nuevas guerras.
La visión estratégica occidental, emergente de las doctrinas
en acto
A modo de conclusiones, enumeraremos a continuación, muy sintéticamente,
cuales son los factores básicos y comunes que inciden en la apreciación
del ambiente estratégico militar que localizamos en los documentos
públicos de los países relevantes de occidente: (23 y
24).
• Los efectos de la última globalización, de alcances
planetarios.
• Las asimetrías impuestas por nuevos actores internacionales.
• Las grandes fluctuaciones demográficas regionales.
• Los cambios en el medio ambiente.
• Las consecuencias emergentes de los "estados fallidos".
• Las ideologías radicales.
• Los fundamentalismos religiosos.
• El choque de las culturas.
• La decadencia moral de un sector social de Occidente.
Si los trascendidos periodísticos se confirmaran en los hechos,
la Argentina "encapsulada", ignorando los factores citados,
sin visión de futuro, sin una sana percepción de su circunstancia
internacional y extremadamente debilitada en sus tradiciones culturales,
se encamina hacia la profundización de su crisis-decadencia y
a una multiplicidad de conflictos que quedan abarcados por las "guerras
de cuarta generación" y de la "tercera especie".
Este sendero lleva al "Estado Fallido", que precede a la disgregación
social y política.
El barómetro iberoamericano, que es la evolución interna
boliviana y la sentencia de Kal Holsti: "…en éste
tiempo, para conocer la situación internacional no hay que observar
a las relaciones interestatales, sino al estado del Estado”, pueden
servirnos en estos días de conveniente orientación y guía
de análisis constante.
Citas:
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Legal". Investigación. Jul 01. www.ieeba.com.ar
(2) H. J. Auel. "La Guerra en la Civilización del Conocimiento".
Investigación. Ene 02. www.ieeba.com.ar
(3) H. J. Auel. "La Guerra en el Siglo XXI". Jul 02. Investigación.
www.ieeba.com.ar
(4) H. J. Auel. "El Nuevo Ordenamiento Internacional Posterior
a la Intervención de EE.UU. y sus Aliados en Irak" –
Conferencia en la AAAI. 21 May 03. www.ieeba.com.ar
(4´) J. Cirino. "Claves del equipamiento bélico de
Chile y Brasil". 15 May 04. http://www.urgente24.info
(5) E. de Vergara. "Los Conflictos en Ibero América".
Investigación. Feb 06. www.ieeba.com.ar
(5´) El Universal. "Perú planea modernizar el Ejército".
04 Mar 07. http://internacional.eluniversal.com
(6) E. de Vergara. "La Naturaleza, la Conducta y el Propósito
de la Guerra". Investigación. Feb 03. www.ieeba.com.ar
(7) H. Dieterich. "Cumbre Sudamericana: nace vanguardia criolla
y crece subversión oligárquica".10 Dic 06. www.rebelion.org/-18k
(8) H. J. Auel. "La Argentina Encapsulada". 28 Mar 03. Investigación.
www.ieeba.com.ar
(9) E. de Vergara. "Los planes estratégicos y la seguritización
militarizante". Investigación. Abr 06. www.ieeba.com.ar
(10) P. A. Anzaldi. "El Fascismo como Revolución".
Investigación. Abr 03. www.ieeba.com.ar
(11) G. Bouthoul. "La Guerra". 1971. oikos-tau, s. a. Barcelona.
(12) J. Baudrillard, "El espíritu del terrorismo".
Fractal n° 24. Ene-Mar 02.Vol VII, pp.
(13) H. J. Auel. "La Argentina en sus Posguerras". Investigación.
Verano de 1988. www.ieeba.com.ar
(14) P. A. Anzaldi. "Vigencia de Clausewitz". Ene 04. Investigación.
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(15) P. A. Anzaldi. "El Concepto de Guerra Fría". Ago
03. Investigación www.ieeba.com.ar
(15´) A. Solari. "Los crímenes de lesa humanidad:
una persecución política en sede judicial". Colaboración.
05 Abr 07. www.ieeba.com.ar
(15´´) A. Solari. "¿Porqué es necesario
una amnistía?". Colaboración. 29 Mar 06. www.ieeba.com.ar
(15´´´) V. Villarruel. "Lesa Humanidad: el delito
que nos es". Colaboración. Feb 07. www.ieeba.com.ar
(16) H. J. Auel. "La Cultura, la Civilización y la Guerra".
Investigación. Abr 03. www.ieeba.com.ar
(17) P. A. Anzaldi. "Hacia Una Nueva Política De Seguridad
y Defensa Nacional". Investigation. Abr 03. www.ieeba.com.ar
(18) Lind S, Schmitt J, Wilson G. "The Changing Face of War. Into
the Fourth Generation" Marine Corps Gazzette, Oct 89.
(19) M. Van Creveld. "The transformation of war". Free Press.
1991.
(20) E. Campmany. "Implicancias Estratégicas de las Restricciones
Éticas y Jurídicas en la Lucha Contra el Terrorismo".
RIE. 13 Ene 06. www.realinstitutoelcano.org
(21) K. Holsti. "The State, War and State of War". Cambridge
University Press. 1999.
(22) P. A. Anzaldi. "El Poder Nacional y el Instrumento Militar
ante las Guerras de la Tercera Especie". Investigación.
Jul 03. www.ieeba.com.ar
(23) J. Corrado. "Las Nuevas Amenazas Estratégicas".
Investigación. Sep 00.
(24) J. Corrado. "Seguridad y Defensa en el espacio del MERCOSUR".
Investigación. Ago 01. www.ieeba.com.ar
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