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Amundsen, la República Argentina y el Polo Sur en 1911 2° Parte | ||||||||||||||||||||||||||
Por Pablo Crocchi / Equipo Hielo Azul El 14 de diciembre de 1911, después de marchar durante 56 días en trineos de perro y esquíes a 45 grados bajo cero, cinco exploradores incrustan en hielo el asta de una bandera de seda roja con una cruz azul y blanca. Son los noruegos comandados por Amundsen, primeros seres en alcanzar el Polo Sur geográfico. Han vencido en una inédita carrera a Japón, Inglaterra y Australia. La célebre Expedición Noruega recibió valioso respaldo de argentinos, cuyos nombres relucen perpetuos en la toponimia antártica, lejos de nuestro Sector. Siguiendo huellas de espectros en la nieve, develaremos cómo fue ‘la conexión antártica’ de criollos y escandinavos, y porqué la silencia nuestra historia académica... Segunda parte La CAP, empresa ballenera de las Georgias Mientras tanto, el capitán Carl Larsen fundaba en febrero de 1904 la Compañía Argentina de Pesca con inversores argentinos, entre los que figuran Pedro Christophersen, Ernesto Tornquist, Heirich Schlieper y Teodoro de Bary, quienes aportaron 200 mil pesos oro. A Larsen, como presidente, se le asignó un sueldo equivalente a 800 coronas mensuales. Él mismo navegando buques con bandera argentina, echó ancla en las Islas Georgias/ San Pedro para edificar instalaciones de su centro operativo al que bautizó Puerto Grytviken, cuyo significado es ‘bahía de las ollas’ puesto que al desembarcar encontraron allí ollas de hierro con sello español, de nuestros antiguos foqueros del virreinato. En 1905 el gobierno levantó allí su 2da estación meteorológica, en la región puesto que la 1ra fue la de Orcadas. Durante ese tiempo Suecia y Noruega –que formaban un solo reino-, se desvincularon pacíficamente: los escandinavos pasarían a ser súbditos suecos o noruegos, a quienes el veloz crecimiento de la CAP atrajo en numerosa inmigración. Haakon VII votado rey de Noruega por un parlamento en 1905, sería el nombre elegido por Amundsen para denominar la meseta del Polo Sur en 1911. En varias oportunidades barcos de esa Compañía realizaron los relevos de dotación en las Orcadas. Su elevada rentabilidad, basada en la industria del aceite de ballena, permitía pagar excelentes salarios a sus trabajadores criollos y nórdicos, que en el remoto Puerto Griytviquen tenían los mejores adelantos. En 1909 llevaron un grupo de teatro y en 1913 nació allí la 1ra niña llamada Solveig. Este puerto factoría funcionó en la Isla San Pedro hasta el año 1965. Sus barcos tenían pintada nuestra bandera en sus chimeneas. La anécdota sobre el origen de los colores de la camiseta de Boca está directamente vinculada a buques contratados de la CAP, que desplegaban doble estandarte argentino-sueco al ingresar a puerto. Si fue casualidad o un homenaje intencional a la inmigración de intrépidos navegantes del sur, siempre será motivo de discusión de sus hinchadas. Integrada con capitales argentinos la CAP pronto generó enormes ganancias cotizando en las Bolsas mundiales, hecho que obligó a Larsen a trasladarse a Londres en 1910 para evitar sabotajes financieros. Es indudable que la Compañía -con Sede en Buenos Aires-, tuvo el respaldo entusiasta del gobierno argentino, que al hacerse cargo en 1904 de la estación Orcadas, impulsaba nuestra presencia en el área. Un hecho destacable es que a partir de la arbitraria Carta Patente inglesa de 1908 [*7], declarando propios ‘todos los territorios a situados al sur del paralelo 50° S’, la CAP fue intimada a pagar impuestos a la gobernación de las ‘Falkland’s Dependencies’. Sus compromisos impositivos los cumplía con el Estado Argentino, pero era tal su rentabilidad que cedió para evitarse problemas, como embargos o presiones a su flota con los buques de guerra británicos que operaban en la zona. Tal vez la expedición noruega de Amundsen al Polo haya encontrado impulso y apoyo financiero en la CAP, motivados por su repudio a esta presión inglesa que afectaba a las naciones Argentina y Noruega, involucrando fuertes intereses económicos particulares y de ciudadanos desplegados en las islas sub-antárticas y puertos patagónicos.
Espejos y Fuerzas de Coriolis La 1ra Expedición Terrestre Argentina al Polo -comandada por Jorge Leal-, se concretó en 1965: diez hombres con vehículos oruga con el instrumental de navegación de la época. Hasta hoy la República Argentina realizó cuatro expediciones al Polo Sur: dos aéreas y dos terrestres. Todas exitosas, sin pérdida de vidas, y se efectuaron transitando siempre nuestro Sector -el propio territorio reclamado-, que presenta mayores dificultades respecto a otras regiones, para acceder a la Meseta Polar en ruta hacia el extremo austral de la patria y del mundo. Algo destacable: las cuatro expediciones, y otras de similar trascendencia, fueron realizadas durante gobiernos constitucionales. Esto lleva a pensar que gobiernos ilegítimos o sin consenso suficiente, resultan débiles para sostener el interés nacional frente a intereses externos que codician estas regiones. Sin embargo, a pesar de las rupturas institucionales y las crisis económicas recurrentes, Argentina mantuvo coherencia en su accionar antártico iniciado en el 1900. Hoy funcionan 6 Bases científicas con dotación permanente, 7 temporarias y 62 Refugios para apoyo de la ciencia universal. Es la mayor infraestructura estratégicamente desplegada en nuestro Sector. Tal vez a priori los datos sobre la conexión criolla con la Expedición Amundsen no parezcan trascendentes, pero si permanecen silenciados o “no difundidos”, por algo será. Pues el accionar argentino, de vanguardia, en el Continente Antártico muestra que no es nuestro destino ser un país ‘dependiente’ ni semi-colonial (como lo cataloga Vladimir Lenin en su “Imperialismo: etapa superior del capitalismo” publicado en 1917), a pesar del esfuerzo que se realiza por concretarlo y demostrarlo con falacias y notables ‘olvidos’. Se dice que en la Rusia estalinista (ex URSS) reescribían constantemente la historia “agiornándola a piaccere”. Aquí en Argentina, ni siquiera se toman ese trabajo: directamente se borran figuras, etapas y sucesos. Quizás sea un recurso elegante de ‘las academias’ para no mentir o distorsionar, instalando ignorancia sobre el pasado y el presente para que no vislumbremos el futuro. Actualmente Gran Bretaña ofrece a la Unión Europea nuestros archipiélagos usurpados y su pretensión antártica, como ‘Territorios Británicos de Ultramar’. Es indudable que así se tensará la conflictiva relación Norte-Sur, con vetustas aspiraciones expansionistas, ya condenadas en la ONU durante los años ’60 del siglo XX. La nostalgia excesiva de viejos países por su ‘Belle Époque’ y su sed de petróleo, nos pueden retrotraer a las cavernas. Hoy se conoce que Lenin en 1917 fue financiado y apoyado como agente de Bismarck, para aliviar a Alemania de su frente del Este. Años antes alguien impulsó, respaldó y financió la Expedición al Polo Sur de Amundsen para frenar la codicia territorial inglesa ya afirmada en la India, África y otras vastas regiones del hemisferio Sur. Algún día saldrán a luz pública documentos fehacientes que lo ratifiquen. Sugerimos a quien desee investigar, que busque la punta del ovillo en la Compañía Argentina de Pesca fundada por el célebre capitán Larsen, explorador antártico de origen escandinavo. Es curioso que Lenin analice tan superficialmente a la CAP en varios pasajes de su libro mencionado, como un ejemplo de ‘empresa imperialista’, puesto que se fundó con capitales íntegramente argentinos. En realidad Lenin la menciona a través de abundantes citas de librecambistas británicos. No debe resultar extraño, ya que Marx -su mentor-, sostuvo que ‘los ferrocarriles ingleses llevan progreso a la India’ en plena expoliación victoriana. En el hemisferio Norte los remolinos giran en un sentido y en el Sur en otro, fenómeno físico generado por las Fuerzas de Coriolis -vinculadas a la rotación del planeta-, que parece aplicarse al análisis político-filosófico humano. Quien crea verse en el espejo de Europa siempre verá su imagen invertida, como en todo espejo: igual pero al revés. Por eso Gandhi y otros de su relieve jamás adhirieron a pensamientos preestablecidos en el Norte, académicos o no.
El trofeo polar argentino Dentro de dos años se cumplirá el centenario del arribo humano al Polo Sur, extremo geográfico de nuestra patria y del mundo. Argentina participó en forma activa en este hecho trascendente para la ciencia universal, que confirma nuestra soberanía y ratifica nuestra voluntad antártica de país bicontinental. Lo hizo respaldando expediciones previas a la de Amundsen que permitieron acopiar experiencia, y a la del mismo Amundsen por ‘iniciativa privada’. Los Montes Christophersen y la Tierra de Carmen fulguran seis meses al año durante el día polar, junto a regiones bautizadas con nombres emblemáticos: mucho más que vulgar vanidad. Permanecen en la región del silencio como un desafiante enigma -con vestigios de su historia-, lanzado al futuro desde aquel presente ido. Un trofeo legado para los argentinos de hoy: nosotros. “Esta expedición le permitió obtener mucho dinero a Roald Amundsen, pero la mayor parte lo donó a la familia de Scott, honrando su heroísmo.” [1*] Ambos fallecieron explorando los extremos de la Tierra: la Antártida y el Ártico. En el Polo Sur una Base permanente de Estados Unidos conmemora ambos nombres, rodeados por banderas de las naciones cuyas expediciones fueron alcanzando hasta hoy el vértice austral del planeta: “Base Amundsen-Scott”. Alguien dijo que esos espíritus de formidable grandeza, se manifestarán siempre en las auroras australes y boreales a quienes sepan contemplar con emoción la naturaleza extrema del mundo. Pablo Crocchi - Equipo Hielo Azul para El Malvinense Buenos Aires, 10 de junio de 2009
Notas, bibliografía y anexos En “Argentina. Los años dorados (1889-1939)”, que publica El Ateneo, Alberto Dodero y Philippe Cros recrean aquel período de opulencia a través de más de mil seiscientas fotografías, cartas, retratos y caricaturas que, en buena parte, yacían desconocidos en archivos privados. <Carmen de Alvear, hija de Diego Alvear - quien había sido designado en 1875 ministro plenipotenciario en Inglaterra y en Italia-, se casó (después de rechazar acaudalados candidatos) con el joven noruego, Pedro Christophersen, dotado de un gran espíritu emprendedor. Pedro montó una importante agencia marítima y representó como diplomático en la Argentina a los reinos escandinavos y a Rusia. Además de sus dotes personales, tenía mucha suerte: ganó un millón de pesos (una fortuna inmensa) en la lotería. El señor Christophersen, con ese dinero, financió la expedición de Roald Amundsen al Polo Sur, quien agradecido, bautizó parte de las tierras descubiertas como Carmenland o Tierra de Carmen.> < Carmen de Alvear y Pedro Christophersen tuvieron una hija, "Carmenza", por quien la emperatriz Eugenia sintió profundo cariño. La ex soberana tenía vocación casamentera y trató de que la joven contrajera matrimonio primero con un sobrino nieto, el duque de Alba; después con otro sobrino nieto, el duque de Feria; y por último, con príncipes italianos, un Orsini y un Colonna. "Carmenza" terminó casándose con un argentino, Alberto Augusto Dodero [iniciador de la empresa naviera Dodero Hnos.]. La boda tuvo la aprobación de Eugenia, que le regaló a la muchacha una esmeralda, con la que aparece fotografiada antes de una recepción. La pareja tuvo como hijo a Alberto Eugenio Dodero (padre del autor del libro comentado) cuya madrina de bautismo fue la emperatriz Eugenia.> Por Hugo Beccacece Algo sobre la Belle Époque [1870-1914] Fuente: Wikipedia Belle Époque
es una expresión nacida tras la Primera Guerra Mundial para designar
el periodo de la historia de Europa comprendido entre la Guerra Franco
Prusiana de 1870-1871 y el estallido de la Gran Guerra de 1914. Esta
designación respondía en parte a una realidad recién
descubierta que imponía nuevos valores a las sociedades europeas
(expansión del imperialismo, fomento del capitalismo, enorme
fe en la ciencia y el progreso como benefactores de la humanidad); también
describe a una época donde las transformaciones económicas
y culturales que generaba la tecnología influían en todas
las capas de la población (desde la aristocracia hasta el proletariado),
y también este nombre responde en parte a una visión nostálgica
que tendía a embellecer el pasado europeo anterior a 1914 como
un paraíso perdido tras el salvaje trauma de la Primera Guerra
Mundial. Después de la Guerra Franco Prusiana (Napoleón III de Francia), Europa vivió un período de paz que favoreció los avances científicos, técnicos, sociales y económicos, particularmente en Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, Rusia, y Austria-Hungría. Cabe indicar que, en esa época, prácticamente todas las naciones con gran influencia política a nivel mundial eran europeas, las rivalidades (políticas o económicas) entre estas potencias obligaban a guardar un equilibrio de poder que, precisamente, impidió durante cuatro décadas que tales rivalidades fueran solucionadas mediante una guerra. Fue en esta época cuando las grandes potencias europeas alcanzaron su máxima influencia y poder a nivel mundial, lo cual se ve reflejado en el hecho que, tras el Reparto de África, prácticamente todos los imperios coloniales europeos estaban sólidamente definidos (y sojuzgados) antes de 1914. Durante la Belle Époque, el imperialismo era considerado una política de Estado aceptable y válida para los políticos europeos y para grandes sectores de la población. El imperialismo era justificado en tanto se le consideraba como generador de valiosas fuentes de materia prima, así como de nuevos mercados para la creciente producción industrial, lo cual era crucial para países europeos carentes de materias primas y con mercados internos ya bastante explotados. La tendencia general en la gente de esta época era optimista y ambiciosa respecto al porvenir, gracias a las innovaciones tecnológicas que se difundieron masivamente. El positivismo (defensor de la fe en la ciencia) y el cientificismo (que proclama que la ciencia lo explica todo) hicieron su aparición y empezaron a ganar abiertamente adeptos entre los intelectuales. La Belle Époque se hizo notar sobre todo en la arquitectura de los boulevards de las capitales europeas, en los cafés y los cabarets, en los talleres y galerías de arte, en las salas de conciertos y en los salones frecuentados por una burguesía y unas clases medias que sacaban provecho del desarrollo económico. La antigua aristocracia europea aún conservó una gran influencia política; no obstante, con el auge del capitalismo a gran escala, la nobleza europea debió compartir por vez primera diversos privilegios junto a una burguesía ambiciosa y mucho más adinerada que en el pasado, la cual exigía (y muchas veces obtenía) una participación importante en las decisiones políticas gracias a su poderío financiero. El progreso científico propició también nuevos oficios especializados para el proletariado urbano (desde electricistas y choferes de tranvía hasta plomeros y obreros metalúrgicos), lo cual influyó para un mayor desarrollo de los movimientos sindicales en todo el mundo. Las exposiciones universales parisinas de 1889 y de 1900 son los símbolos de la Belle Époque, por su insistencia en la promoción del progreso científico y por atraer la atención a nivel realmente mundial. El apogeo de la tecnología implicaba también que las potencias de Europa difundieran sus conocimientos técnicos, su cultura, y sus ideas políticas en casi todo el orbe, ya sea mediante la influencia indirecta (respecto de los países más débiles de Asia o América) o por el simple uso de la fuerza (en su respectivo imperio colonial). Nuevas costumbres ocuparon el interés del hombre común, como los deportes; los ingleses jugaban al fútbol, al cricket, golf, y tenis, exportando estos pasatiempos a todo el mundo. Asimismo en Francia se popularizó el ciclismo. Economía: La economía empezó a "globalizarse" durante este periodo en la medida que, gracias a la expansión europea, cada vez más áreas del planeta se hallaban en mutuo contacto y dependencia económica debido al auge de la industria pesada y la facilitación del comercio internacional. La producción masiva de materias primas quedó a cargo de las colonias o de los estados periféricos (América latina, China, o Estados Unidos), mientras que Europa se especializó en la producción industrial, cuyos mercados se hallaban en todo el mundo. En la práctica todos los sectores económicos se hallaban mutuamente interrelacionados por una mayor facilidad y velocidad en las comunicaciones (la nueva tecnología del buque a vapor, ferrocarriles, telégrafo, teléfono), a una escala planetaria que nunca antes se había conocido. El período de "paz y progreso" llegó a su fin de modo repentino con el estallido de la Primera guerra Mundial en julio de 1914. Los inventos maravillosos del desarrollo tecnológico, como el avión, perdieron su imagen mágica cuando fueron utilizados para matar. Algunos historiadores señalan como el final de la Belle Époque el naufragio del Titanic, en 1912, percibido como el comienzo de la desconfianza en la tecnología. 5] Fragmentos del libro de Amundsen “El Polo Sur”: [editados en: <www.temakel.com> ] “Fue menester dar muchas vueltas para salvar anchas grietas y aberturas. Estas, al parecer, en su mayor parte se habían llenado, pues con toda probabilidad hacía mucho tiempo que los ventisqueros habían cesado de moverse; pero fue preciso tener mucho cuidado, porque no sabíamos con seguridad de qué espesor era la capa que los cubría. Hicimos nuestro campamento aquella noche en un sitio sumamente pintoresco, a una altura de 5.000 pies. Aquí el ventisquero estaba limitado entre dos altas montañas, de 15.000 pies, el Fridtjof Nansen y Pedro Christophersen. Del pie del ventisquero se destacaba la montaña Ole Englstad, inmenso cono de nieve de 13.000 pies de alto.” "En este pasillo, relativamente angosto, el ventisquero estaba algo quebrado. Las tremendas aberturas parecían impedir nuestra marcha, pero en realidad no ofrecían obstáculo muy serio. Nuestros perros, que hasta ese momento habían recorrido una distancia de unos 700 km. y en los últimos días con camino difícil, anduvieron este día 35 Km., siendo la subida de 5.600 pies, cosa casi increíble. Nos costó sólo cuatro días desde la Barrera para llegar hasta la vasta meseta inferior. Aquella noche acampamos a una altura de 10.600 pies. Aquí tuvimos que matar 34 de nuestros intrépidos perros y quedar con 18; seis para cada uno de nuestros tres trineos.” “Acampamos y establecimos nuestra última estación número 10. Desde los 88º 25' empezó el declive, muy gradual y suave desde la meseta hacia el otro lado. El 9 de diciembre alcanzamos los 88º 39'; el 10 los 88º 56'; el 11 los 89º 15'; el 12 los 89º 30'; el 13 los 89º 45'. Hasta ese momento la estima y observación marchaba perfectamente de acuerdo, y calculábamos que deberíamos estar en el Polo Sur el 14 de diciembre por la tarde.” "Aquel fue un día hermoso; una ligera brisa del Sudeste, la temperatura alcanzaba sólo -23º, el terreno perfecto y el viaje agradable. El día se pasó como siempre; y a las tres hicimos parada. Según nuestros cálculos, habíamos llegado a nuestro destino. Nos juntamos todos alrededor de nuestra bandera (hermosa bandera de seda), nos agarramos todos de ella y la clavamos. La extensa meseta en que está situado el Polo Sur recibió el nombre de Meseta del Rey Haakon VII. Es una vasta llanura igual por todas direcciones, milla tras milla. Con hermoso tiempo pasamos el día siguiente tomando una serie de observaciones desde las seis de la mañana hasta la siete de la tarde. El resultado que obtuvimos fue 89º 55'. Con el objeto de observar el Polo Sur tan cuidadosamente como fuera posible, viajamos al Sur, en cuanto pudimos, los últimos 9 Km. Allí acampamos el 16 de diciembre. Fue una oportunidad excelente. El sol resplandecía. Cuatro de nosotros tomábamos observaciones cada hora durante las veinticuatro. El resultado exacto será materia para una relación profesional y privada. Lo que es cierto es que observamos el Polo Sur de tan cerca como un humano podía hacerlo con los instrumentos que teníamos: un sextante y un horizonte artificial. El 17 de diciembre todo estaba en orden en este sitio. Aseguramos al suelo una pequeña carpa que habíamos traído, una bandera noruega y el gallardete de la Fram sobre ella. Este lugar noruego en el Polo Sur se llamó Polheim. La distancia desde nuestro cuartel de invierno hasta el Polo Sur fue de 1.400 Km más o menos. El término medio de nuestras marchas diarias fue de 25 Km." Roald Amundsen / < El Polo Sur: un informe de la expedición antártica noruega en el "Fram", 1910-1912 > 6] Comparación de las expediciones
de Amundsen y Scott La gran diferencia estratégica entre ambas expediciones fue que Amundsen basó su transporte exclusivamente en trineos con perros groenlandeses, mientras que Scott contó con el uso de caballos mongoles. Amundsen decidió sacrificar varios perros antes de llegar al polo y almacenar la carne para el regreso; esta estrategia le permitió aminorar el peso del alimento de los perros y asegurar la alimentación de los animales supervivientes en el viaje de vuelta. Los caballos de Scott tenían que cargar sacos con avena para su alimentación, lo cual aumentaba su peso y sus posibilidades de hundirse en la nieve. Otra desventaja es que a los caballos el sudor se les congelaba en la piel mientras que los perros regulan su temperatura sin sudor. De modo adicional, parece ser que la expedición de Amundsen contaba con un mejor equipamiento y vestido de mayor resistencia al frío. Todos los caballos de Scott murieron y el equipo tuvo que valerse de su propia fuerza. Además, Scott agregó en el último momento un miembro extra en el equipo, lo que motivó un desajuste en las raciones alimenticias. Mientras que Amundsen realizó un viaje eficaz y sin grandes contratiempos, Scott llegó con graves penurias al polo, encontró la tienda de Amundsen, y tanto él como su equipo fallecieron poco después durante el viaje de regreso. Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Roald_Amundsen *7] Carta Patente de 1908 de la corona inglesa <Historia de las RREE argentinas> [nota: la carta patente en GB es un decreto real del tipo de las cédulas reales de la administración virreinal española. Son la máxima expresión jurídica del Estado.] A mediados de 1908, durante la presidencia de José Figueroa Alcorta, se abrió un nuevo ciclo en los intercambios diplomáticos entre ambos países por el archipiélago malvinense. El 21 de julio Su Majestad Británica emitió una Carta Patente Real que formalmente constituyó a las Georgias del Sur, las Orcadas del Sur, las Shetland del Sur, las Islas Sándwich y el territorio de la Tierra de Graham (San Martín) como dependencias de la Colonia de las Islas Falkland (1). Es curioso que este documento incluyera dentro del área delimitada como posesión de la Corona parte de la Patagonia y sur de Chile. Este grueso "error" que nunca fue explicado, señalaría la existencia de un impulso a expandir aún más las fronteras de su dilatado Imperio colonial de principios de siglo. El texto de la Carta de 1908 proclamaba lo siguiente: Westminster, Julio 21 de 1908 Eduardo Séptimo etc. (...) Considerando que los grupos de las islas conocidas bajo el nombre de South Georgia, South Orkneys, South Shetland, Sandwich Islands, y el territorio conocido bajo el nombre de Graham's Land, situados en el Océano Atlántico del Sud, al sur del paralelo 50 de latitud sur, y ubicados entre los grados 20 y 80 de longitud oeste, son parte de nuestros Dominios, y que es conveniente que se declaren a sus respectivos gobiernos como Dependencias de nuestra Colonia de las Islas Falkland. 1°) Declaramos ahora por la presente desde ya, y después de las publicaciones de esta nuestra Carta Patente en la "Gaceta" de nuestra Colonia de las Islas Falkland, que dichos grupos de islas, conocidas como South Georgia, las South Orkneys, las South Shetland, y las Islas Sandwich y el territorio mencionado de Graham's Land, pasarán a ser Dependencias de nuestra citada Colonia de las Islas Falkland. 2°) Y declaramos además por este medio, que desde y después de tal publicación, como queda dicho, el actual Gobernador y Comandante en Jefe de nuestra Colonia de las Islas Falkland (en adelante denominado el "Gobernador"), será el Gobernador de South Georgia, South Shetland, South Orkneys y las Islas Sandwich y el territorio de Graham's Land (todas las cuales más adelante son llamadas Dependencias); y le otorgamos por la presente todas las facultades de Gobierno y Legislación, en y sobre las Dependencias, que de tiempo en tiempo han sido otorgadas a nuestro Gobernador mencionado, en y sobre nuestra Colonia de las Islas Falkland, (...) (2). El trazado de las coordenadas establecidas por la Carta permite
ver que dentro de sus límites se incluían la totalidad
de Tierra del Fuego, parte de Santa Cruz y parte de la provincia chilena
de Magallanes. El 28 de marzo de 1917 una nueva Carta Patente
rectificó los límites de la anterior. Estos fueron establecidos,
ahora, entre las longitudes 20º y 50º Oeste al sur de la latitud
50º Sur, entre las longitudes 50º y 80º al sur de la
latitud 58º Sur. La superficie del área asciende en total
a tres millones de millas cuadradas, equivalente "al uno y medio
por ciento de la superficie total del globo" (3). Primera parte: CLICK AQUÍ Por Pablo Crocchi / Equipo Hielo Azul, Para El Malvinense Galería de imágenes
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