El Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”
era un objetivo militar atacable; no así por su ubicación, finalidad
o utilización, ya que el buque argentino se encontraba ubicado
a 91 millas del continente,
de regreso a su base, con la única finalidad de alejarse de la flota
británica luego de que fuera abortada la estrategia naval argentina de
envolver a la flota enemiga, cuando ésta se replegara en alta mar luego
del ataque de la Fuerza Aérea Argentina del 1° de mayo.
Con un poder de fuego de 20 km., el largo
de su artillería, no entrañaba ningún peligro militar para
la flota británica; el verdadero blanco naval apetecible por parte de
las fuerzas inglesas lo constituía el Portaaviones A.R.A. “25 de
Mayo”, dado que su poder de fuego era mucho mayor que el del Crucero,
medido por el alcance, de sus aviones. El Portaaviones, al momento del hundimiento,
se encontraba en puerto. *
*Aclaración de Sergio M. Oggioni: La realidad era que el
Portaaviones estuvo en el mar hasta el día 10 de mayo siendo acosados
por submarinos ingleses, y en el momento del hundimiento, estábamos retirándonos
de la zona de Malvinas hacia el noroeste porque en la madrugada de ese día
2 de mayo ibamos a concretar un operativo de pinzas sobre la flota inglesa con
el grupo de tareas del Crucero desde el sur y nosotros desde el norte. En dicha
ocasión, tuve el amargo honor de ser el primer argentino fuera de los
directamente afectados en tener la primicia de los impactos sobre el Crucero,
ya que me desempeñaba como radiotelefonista del Comando de la Flota de
Mar en el horario de 16 hs. a 20 hs. embarcado en el Portaaviones.
Realmente es bochornoso que este informe emane de la Federación de Veteranos
de Guerra y/o de la desidia de un solo responsable que pertenece a la misma
en informar semejante barbaridad que no deja de ser una grave mentira que se
podría tildar de desmalvinizadora y puede decirse que humillante para
todos los marinos que estuvimos en el Portaaviones, y que tantas veces se nos
ofendió, al igual que al resto de la flota, acerca de que estuvimos durante
toda la guerra escondidos.
Eso no le hace nada bien a la Gesta ni a los argentinos, que terminan creyendo
de esta manera todas las falacias que siempre estuvieron dando vueltas al leerlo
de un documento oficial de la Federación que alguna vez representó
genuinamente a todos los veteranos de Malvinas.
La orden de hundir al Crucero
A.R.A. “Gral. Belgrano”, emanada directamente de la ex-primer ministro
británica, Margaret Thatcher, supuso la utilización de
métodos
y medios que causaron males superfluos y sufrimientos innecesarios a su
tripulación; no se dio aviso previo al lanzamiento de los
torpedos,
ni ultimátum, no se consideró que el buque no
entrañaba
peligro militar, el Submarino H.M.S “Conqueror” abandonó la zona
sin intentar el rescate de los náufragos, ni avisar a los buques
argentinos que podían asistirlos, ni a organismos humanitarios
como
la Cruz Roja Internacional.
Solamente se alejó de
la zona a toda máquina.
Si bien era un buque militar,
el Crucero A.R.A. “Gral.Belgrano”, por su ubicación, finalidad,
poder de fuego, inferioridad respecto al submarino nuclear que lo
persiguió
durante más de treinta horas, no puede ser considerado en el
momento
de su hundimiento como objetivo militar preciso. Mucho menos
podía
preverse la limitación de sus efectos, que fueron terribles en
pérdidas
humanas, y que aún podrían haber sido mayores, si no
fuera
por la pericia de sus tripulantes.
La zona de exclusión militar declarada unilateralmente por el Reino Unido de Gran Bretaña funcionó como un bloqueo notificado a la república Argentina cuando se iniciaron las hostilidades. En base a él, la conducción política y militar argentina delimitó el Teatro de Operaciones Malvinas (TOM). Dicho bloqueo estaba vigente cuando se ordena el ataque al Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano”, buque que había ingresado a la zona de exclusión, pero que al momento de su hundimiento estaba fuera de ella, como todo el mundo reconoce -salvo fugazmente el canciller Di Tella-. Gran Bretaña no notificó cambios a la República Argentina, ni a los países neutrales, ni a las Naciones Unidas, que modificaran el bloqueo original. El ex- ministro de defensa británico, Sr. Pym, aconsejó a su jefa notificar a la República Argentina sobre la modificación de la zona de exclusión o bloqueo militar, antes de proceder a atacar al “Belgrano”, lo que nunca se produjo.
El Manual de San Remo
Las primeras normas estuvieron
contenidas en el Manual de Oxford sobre las Leyes de la Guerra Naval
que
rigen las Relaciones entre Beligerantes del año 1913, que se
fueron
modernizando hasta la redacción del Manual de San Remo sobre
Derecho
Internacional Aplicable a los conflictos Armados en el Mar, redactado
bajo
los auspicias del Instituto Internacional de Derecho Humanitario.
Los comentarios en los
párrafos
anteriores nos demuestran que Gran Bretaña no respeto dicho
manual.
Razones políticas del hundimiento
El
Parlamentario
británico Tam Dalyell, junto a numerosos colegas de la
Cámara
de los Comunes (similar a nuestra Cámara de Diputados) Thatcher.
Transcribimos
textualmente la acusación concreta formulada por ese sector de
representantes
británicos: “El cargo es que, en
conjunto
con el Secretario de Defensa y el Presidente del Partido Conservador en
ausencia del Secretario de Relaciones Exteriores, el Primer Ministro de
S.M., fría y deliberadamente dio la orden de hundir al
Belgrano,
sabiendo que una paz honorable estaba próxima y con el
propósito
-muy bien justificado- de que los torpedos del Conqueror
hundirían
el plan de paz”.
La
interpelación parlamentaria se produjo, profundizando las
sospechas
del acto criminal.
Conclusiones
El
crucero
A.R.A. “Gral. Belgrano”, al momento de su hundimiento, se encontraba
fuera
de la zona de exclusión militar declarada unilateralmente por
Gran
Bretaña.
Esto, a
pesar de ser lícito para su hundimiento, según las normas
aplicables a los conflictos armados en el mar que componen el Derecho
Internacional
humanitario, puede ser denunciado como un acto de perfidia.
Respecto
a su condición de buque militar, podría constituir un
blanco
para la flota inglesa; sin embargo, al estar alejándose de la
misma,
y encontrarse fuera del alcance de su artillería cualquier buque
británico, u otro objetivo enemigo, no puede ser considerado un
objetivo militar, de cuyo hundimiento pudiera sacarse una ventaja
militar
precisa. La única razón que lo explica es la necesidad
política del Gobierno de Margaret Thatcher
de
proseguir
hasta las últimas consecuencias las operaciones militares,
asegurándose,
como
efectivamente
ocurrió, una victoria que le permitiera ser reelecta por dos
períodos
más en el gobierno. Y, subsidiariamente, asegurarse los negocios
familiares en las islas australes.
Es
importante
destacar, que no nos mueve afán de venganza, ni pretendemos con
el presente informe ni la consecuente denuncia meternos en cuestiones
de
naturaleza política que le corresponde a la soberanía del
pueblo argentino y sus representantes. Lo que sí entendemos que
es necesario informarse para opinar y poder así adoptar
actitudes
respecto a temas tan importantes para los familiares de los
héroes
del Crucero A.R.A. “Gral. Belgrano” y para todos los argentinos.
Nota del autor: Lo que aquí expongo es una síntesis del documento completo.
Está a disposición de todos los ciudadanos argentinos la documentación citada en este breve informe, en la sede de la Federación de Veteranos de Guerra de la República Argentina.
Ver también: Crucero
Gral.
Belgrano.